Sin darme cuenta empecé a rozarme contra su cuerpo, Daniel me cogió de la cintura y me dijo deteniéndome:
-¡Emi! Esto esta avanzando muy rápido, tenemos que controlarnos y si haces eso no podré contenerme. ¡Hazme caso aun no estas preparada!- Nos relajamos un poco y después volvimos a la carga esta vez me besaba con gran pasión. Después de varios besos, me sentía acalorada y un tanto nerviosa y ansiosa. No entendía por qué pero Daniel dijo:
-¡Vamos a tu cuarto, será mejor! Solo voy a tocarte para que veas como puede ponerse la cosa cuando se va más lejos. No vamos a hacerlo, solo voy a tocarte. ¿Me entiendes?- Asentí, mientras él se ponía la camiseta y la camisa, me temblaban las manos cuando le dije:
-¡Vale! Ven conmigo.- Cuando llegamos nos tumbamos en la cama, mientras me besaba profundamente y pasaba las manos por mi cuerpo. Cuando su mano se puso sobre mis vaqueros, tocándome íntimamente sentí algo muy intenso. Hubo un momento que no podía ni pensar, eso me asustó y dije:
-¡Dani! ¡Espera! Dame un segundo, ¡Por favor!- Daniel se detuvo, me miraba muy seriamente y con mucho deseo. Sin querer había bloqueado su mano entre mis piernas y no podía sacarla. Me cogió del muslo y lo separo para poder sacar la mano. Casi me atraganto al decirle bajito:
-Me estas dando miedo ¿Podemos ir más despacio? ¡Por favor!- Él se acostó cerrando los ojos y relajándose, después de suspirar me dijo:
-¡Perdona, no quería asustarte! No te preocupes iremos más despacio no te asustes. ¡Ven! Déjame abrazarte, me conformo con que estemos así.- Cuando me recosté, él beso mi frente y se dispuso a acariciarme suavemente la espalda. Mientras me decía que me quería bajito, besaba mi cuello y mis labios. Fue tan dulce que casi me eché a llorar, pero no quería romper el momento.
A las once menos cuarto Daniel dijo:
-¿Tus padres te dejan salir?- Le dije que si que como siempre tenia que volver a las 2. Daniel me dijo que quería salir, tomar algo y que nos diera el aire. También me dijo que no era buena idea seguir en un lugar donde no estuviera nadie vigilándole, me reí de esa escusa pero no dije nada. Estaba segura de que lo hacia por mi para quitarme ese miedo que le había cogido esa noche. Me daba miedo su mirada seria y llena de deseo no se la había visto nunca de esa forma tan intensa.
Mientras Daniel localizaba a sus amigos me cambie de ropa, me puse un top ajustado de color negro, una minifalda de color azul, también unas botas de media caña negras y un collar con un corazón negro. Me maquille los ojos, las mejillas un poco e iba a ponerme brillo cuando Daniel me dijo con cara de asco:
-¡Dios, eso no! ¡Emi, por favor! ¡Lo odio! Si quisiera besarte se me quedaría en mis labios, eso no me gusta es tan pringoso.- Convencida deje el brillo en el estuche, me planche las puntas ya que mi pelo es liso, dejándolo suelto me llegaba a la cintura. Pasando su mano por mi pelo Daniel concretó:
-Me encanta tu pelo, no quiero que te lo cortes, ¡es precioso!- Riéndome le dije que los enredos que tendría después también lo serian, Daniel dijo que al acompañarme a casa, que le diera un cepillo y que me ayudaría a quitarlos.
Daniel y sus amigos habían quedado en una discoteca que estaba cerca de mi casa. Al entrar fuimos donde estaban todos y saludamos, una chica se nos acercó y le dijo a Daniel:
-¡Oye! Que cara tienes, ¿no? ¿Quién es esta?- Me gire y haciendo que se agache con la otra mano le tapé la boca a Daniel con un beso, después me giré y le dije a la chica sin molestarme:
-¡Su novia, para quien quiera saberlo!- La chica se puso furiosa y grito:
-¡Imposible! Es el novio de Tamara y ¡tú una buscona!- Me estaba enfadando, Daniel iba a decirle algo pero yo hable antes:
-¡Ah! Así que se llama Tamara, la zorra esa, ¿no?- Mire a Daniel y el asintió. Entonces seguí diciendo:- La ladrona es ella, que va por ahí besando al novio de otra chica.- La chica se fue echando humo porque veía que no conseguiría nada. Riéndome le dije a Daniel:
-¡Nunca te metas en una riña de chicas! Si no puedo defender lo que es mio no me respetaran e intentaran quitármelo. Así que si se pone feo, ¡tu, calladito! Que si necesito ayuda se pedirla.- Él suspiro y asintió, nos acercamos donde estaban a sus amigos bailando. Daniel me dijo que detrás de nosotros estaba la tal Tamara con sus amigas pero no me importaba. Pero él me dijo señalando:
-Vámonos arriba, estaremos más tranquilos.-Un par de sus amigos se apuntaron y subieron con sus novias, había asientos y sofás. Como la chavala nos había seguido me puse encima de Daniel como en esa tarde. Daniel no pareció darse cuenta de la presencia de la chica por que me dijo:
-¿Quieres más de lo de esta tarde? ¿Estas segura?- Asentí acercándome a él, Daniel sin pensárselo mucho me abrazó y empezamos a besarnos. Como en esa tarde las cosas subieron de tono, Daniel me presionaba hacia su cuerpo y besaba apasionadamente mí cuello y mi boca. Estábamos en pleno morreo cuando alguien me toco el hombro.
Empuje un poco a Daniel con suavidad y me giré para ver quien había sido, para mi sorpresa vi a la tal Tamara. Le dije un simpático:
-¿Qué necesitas? ¿Quieres algo?- Ella se enfadó y me soltó:
-¡Eres una golfa! Te dedicas a robar novios, ¿verdad?- En ese momento me levante ante la mirada de los amigos de Daniel que estaban con sus novias. Daniel enfadado también se levantó pero le dije:
-¡Déjamelo a mi!- Le bese y cuando se sentó me gire con una sonrisa, enfadada. Le dije riéndome en su cara:
-¿Perdona? Según tengo entendido aquí la única golfa eres tú, porque si se trata de robar tú has robado antes que yo. Puesto que llevamos juntos unos seis meses y tú solo lo conoces de un mes. Entonces según tu razonamiento la zorra, golfa y perra eres tú.-Se le acoplaron unas amigas pero a mi lado se vinieron las novias de los amigos de Daniel con aire amenazante.
Las amigas de la chica llamada Tamara eran unas crías pero yo tenía que enseñarles que no debían tocar lo que pertenecía a otras. Una de ellas se adelantó insultando, como no hacia nada más mire a las otras y dije:
-¿Cuál de vosotras ladra menos?- Eso sirvió para que la que estaba insultándonos se pusiera a gritar. Una de las amigas de Daniel dijo riéndose:
-¡Cuidado que el caniche muerde!- Todas nos reímos, mientras las niñas chillaban tacos y tonterías. Al ver que pasábamos de ellas la tal Tamara se me acerco e intento pegarme pero le pare la mano antes de que me diera y la empujé al suelo. Cayó de culo, las demás me miraron y me amenazaron. Después ayudaron a levantarse a Tamara que ahora estaba más enfadada, gritando dijo:
-¡Me has hecho daño guarra!- Lo volvió a intentar y volvió a pasar lo mismo. A la tercera vez me canse y le dije:
-Si no quieres que te rompa esa carita de mona, más vale que te vayas a casa a jugar con tu Barbie.-Ella se volvió a levantar, esta vez ataco con las dos manos pero le fue inútil la cogí de las manos y volví a empujarla. Me gire a las chicas que estaban conmigo y les dije:
-¿Si le doy una tunda se estará quietecita?- Las demás se rieron y una de ellas llamada Cloe me dijo:
-¡Dale! Que se vaya a casa calentita, tienes que demostrarle que no vas con juegos. Si fuera tú ya la tendría bien escaldada, pero chica tienes paciencia.- Le dije que si, pero esa vez cuando me atacó Tamara le di un bofetón y la empuje, ella gritando y llorando me dijo:
-¡Ahora veras! Se lo diré a mi primo y te enteraras de lo que es bueno, payasa.-Le dije sonriendo:
-Como quieras, mientras estaré esperándoos mientras beso a Daniel para que sepa quién es su chica.-nos fuimos donde estaban los chicos y nos sentamos con ellos. Daniel me abrazaba y me acariciaba mimoso mientras charlábamos con los demás.