—Yuhan, ¿Q-qué es eso...? —Xia Youtian estaba aturdido por cada cosa que sucedía ante él.
—Esta es la cabeza del Demonio Ancestral. Incluso después de haber estado guardada durante diez mil años, no hay signos de putrefacción en absoluto —He Yuhan no mostró signos de sorpresa. Estaba tranquila como si hubiera visto todo aquello antes.
De pie detrás de ella, aquellos discípulos que ya habían obtenidos sus tesoros se quedaron petrificados por completo.
A pesar de que la mitad de la cabeza todavía estaba enterrada en el suelo, la mitad revelada era más que escalofriante. El ojo morado de la cabeza del demonio que estaba sobre el suelo era hasta más siniestro.
—Yuhan, vámonos, ¿eh? No me siento muy cómodo con esto —Xia Youtian bajó la cabeza suavemente, sin atreverse a realizar contacto visual directo con el ojo morado. Un simple vistazo fue suficiente para tener escalofríos.
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