Maribor ... o lo que queda de ella

Tarantir había estado progresando poco a poco con sus fórmulas, por lo menos en lo que se refiere al refinamiento de nuevas pociones con capacidades curativas.

Fue durante esos días que Alzur le aviso de su salida de Wyzima, se iba a una de sus torres auxiliares.

Parece que necesitaba algo de espacio, y esa torre estaba equipada con lo que necesitaba.

Simplemente, no se hizo más consultas sobre el motivo, y se volvió a concentrar en sus investigaciones.

No fue necesario mucho tiempo, Bagdur entro casi sacando la puerta de su marco.

Bagdur: "Rápido, tenemos que partir a Maribor"

Se le veía bastante desalineado, como si hubiera tenido que salir rápidamente de alguno de los burdeles de la ciudad.

Tarantir: "¿Qué sucede?"

La preguntaba era instintiva, nadie iría a algún lugar sin saber el ¿Por qué?.

Bagdur: "Maribor, está en llamas, dicen que un monstruo la está destruyendo, Alzur todavía no ha vuelto"

Entonces la mente de Tarantir se concentró, y los recuerdos de algunas líneas que había leído en su anterior vida le vinieron a la mente.

El Viy de Maribor, la tristeza se hizo con él, no había necesidad de ir a Maribor ya conocía cuál era la situación de Alzur, fue la primera víctima del Viy.

Ahora estaría solo, Idarran huiría a algún escondite en los bosques para seguir experimentando.

Cuando se sepan los crímenes de Alzur, sería señalado y culpado por crímenes de su padre ... o tal vez no.

Sabía donde quedaba la torre de Alzur y el monstruo de Viy tardaría varios días en abandonar Maribor.

Tarantir: "Anda por tu armadura y espérame abajo"

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[Tarantir]

La ciudad de Maribor seguía ardiendo y había estado así desde hace ya un día que comenzó todo.

Pero poco importaba eso, por lo menos para mí, mi objetivo era cuidar que la imagen de Alzur no fuera golpeada por la invocación de este terrible monstruo.

La forma más fácil era hacerle la culpa a Bedricaf, era el que tenía la propiedad más cercana a Alzur, pero no nada más lo elegí por eso, sino porque fue atacada por el Viy.

Bedricaf había muerto tratando de proteger su Mansión , aunque durante el enfrentamiento pocas estructuras intactas quedaron de ella.

No estaba seguro de porque había venido a Maribor, pero seguro fue para visitar a Alzur.

Lamentaba hacerle esto a un amigo, pero a diferencia de él, Alzur tenía un hijo que tendría que cargar con la culpa de su padre.

Entre los restos de su laboratorio, deje varías copias de libros de mutaciones, acompañado de una página copiada del libro de Alzur donde estaba el hechizo de la doble cruz de Alzur.

Con las pruebas plantadas ya no había motivo para quedarse más tiempo aquí.

Al fondo se escuchaba lo que seguro eran magos y algún brujo tratando de enfrentar al monstruo.

Tomamos dirección a la torre de Alzur en Maribor, al llegar la escena era tétrica, solo quedaba en pie la mitad de la estructura.

No fue difícil localizar el cuerpo de Alzur, estaba en una de las esquinas de la propiedad, no estaba completo, únicamente era la mitad superior de su cuerpo, la otra mitad no estaba cerca por lo menos.

El otrora gran mago Alzur se encontraba muerto, no pude evitar agacharme y ver sus ojos de cerca, su mirada estaba dirigida al vacío, su piel se había vuelto pálida.

Me encargaría personalmente de enterrarlo.

Bagdur se encargó de cargarlo hasta el carruaje, mientras yo intentaba dar con su parte inferior, pero después de media hora, ya sabia el probable destino.

El monstruo acababa de nacer, así que necesitaba alimentarse, su comida se resistió y seguro tomo un bocado.

No pude evitar mirar al brujo, estaba mirando atentamente la batalla que sucedía a unos 3 kilómetros, los actuales defensores probablemente tendría que esperar un día más a que los brujos y magos cercanos a Wyzima llegaran como refuerzos juntos con las tropas del rey.

Tarantir: "Supongo que quieres intentarlo"

No era difícil leer a un brujo que paso muchos años buscando el peligro y que fue entrenado exclusivamente para eso.

Bagdur: "Pocos monstruos, como esos se han visto en la tierra, son de aquellos que seguro serán recordados por siglos"

Su vista seguía sin apartarse de la batalla, hasta que voltio.

Bagdur: "Que dices Tarantir, hijo de Alzur, te gustaría vengar a tu padre ... a quien quise como uno"

Nunca juzgue que clase de vida había tenido Bagdur antes de caer en manos de Alzur, debe haber sido muy mala para encariñarte con alguien que experimento con él, y hasta pudo matarlo.

Pero tenía razón, Alzur me dio todas esas características por un motivo en especial y tal vez era hora de probarlo fuera de simulación.

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Los magos no eran los más valientes que existan, pero había varios enfrentando a Viy, la solución para entenderlo es que eran jóvenes, se creían realmente invencibles con la magia.

Pero durante estas horas habían encontrado grietas en sus pensamientos de supremacía, habían perdido ya a decenas de sus compañeros.

Al mismo tiempo, los experimentados Brujos que se encontraban cerca a Maribor y corrieron en socorro, cayeron hace no mucho por fatales heridas.

La magia no funcionaba eficientemente y los encargados de mantener a la criatura entretenida y lejos de ellos habían muerto.

Entonces un gigantesco rayo atravesó las nubes negras que cubrían la ciudad.

Fue tan poderoso que algunos perdieron la visión por varios segundo.

Al devolver la vista vieron a la criatura monstruosa chillar había perdido una sección de su , hasta ahora, inexpugnable caparazón.

Una figura que tenía una ligera aura azul alrededor emergió desde un lado y ataco las patas del Viy, sorprendentemente aguantaba los ataques de la criatura.

Al tercer intercambio fue alcanzado por una pata y salió volando chocando contra un muro, los magos empezaron a conjurar hechizos para detener su ataque, pero ninguno parecía hacer el suficiente daño para que ignorara a su presa.

Otro gigantesco rayo cayó impactando nuevamente en el cuerpo del monstruo, esta vez seguro que se distrajo.

Otro ser con un aura azul apareció y se lanzó contra el herido Viy, pero esa espeluznante criatura parecía no conocer el dolor o el cansancio.

Ahora, juntos y bajo el soporte de los magos, los espadachines empezaron un asedio sostenido, uno bloqueaba, otro defendía.

El Ciempiés los intentaba rodear con su cuerpo, quería cercarlos, fue entonces que uno de los espadachines se paró casi quieto y unos segundos después un rayo salió de sus manos, el hechizo dio de llena en la mitad del Viy.

El intento de cerco fue abortado por el ciempiés gigante, el enfrentamiento siguió, ninguna de las partes bajo el ritmo, los magos empezaron a turnarse, tenían que cuidar bien sus reservas de magia.

Al pasar las horas algunos magos más empezaron a llegar para unirse a la batalla, otros solo fueron espectadores lejanos, el ver como se utilizaban grandes hechizos y lo violenta de la batalla, les hicieron dudar sobre sus capacidades.

Durante la batalla el ciempiés ya había perdido algunas patas, y su coraza tenía varios huecos, aun así no había que equivocarse, la batalla no estaba ni cerca de ser ganada.

Como era obvio, los dos guerreros que mantenían a la bestia ocupada eran Tarantir y Bagdur, no era exactamente compañeros de batalla, pero habían practicado durante durante años juntos y sabían cuando es que un ataque del otro lo dejaría expuesto a un ataque.

Algunos brujos más llegaron, pero no están al nivel del par, su velocidad de reacción era superior.

El Viy estuvo varias veces a punto de asestarle un golpe a Tarantir, únicamente fue necesario usar unas de sus habilidades más poderosas para evitarlo , volverse incorpóreo, en su lugar aparecía una niebla negra y con aura sangrienta.

Bagdur se encargaba de los ataques fuertes, fue el responsable de cortar cerca de 5 patas, pero no hubiera podido hacerlo si es que Tarantir no lo defendía.

El rumbo de la batalla continuo hasta que el sol salió por el horizonte, se había cumplido ya el día y medio desde que el Viy fue invocado por Alzur.

Entonces el monstruo hizo algo diferente, se enterró bajo tierra y desapareció de la vista en un minuto.

Pero antes de que pudiera desaparecer de la vista por completo, Tarantir se encargó de que se llevara un recuerdo, un rayo salió disparado impactando en las últimas secciones de su alargado cuerpo.

Justo donde la protección de su caparazón había dejado de existir, sin nada que lo parara, el rayo voló toda la extremidad, y acto seguido desapareció

El Viy de Maribor había escapado de la batalla, dejando como evidencia una ciudad casi desolada y una sección de su cuerpo, para que nadie negara su existencia