La expresión de Neveah era de aburrimiento mientras el grupo de jinetes reía ante las palabras del jinete de cabello rojo.
Jinx... la mala suerte, estas palabras pesaban mucho y eran difíciles de escuchar, pero Neveah las tomó con calma a pesar de todo.
Toda la vida de Neveah, si había algo a lo que estaba más acostumbrada... era a ser objeto de desprecio, odiada y despreciada por todos, todo ello ya le había cansado.
Era lo mismo atrás en el Dominio de Eclipse, así que las palabras que pretendían ser afiladas y dolorosas apenas dejaban impacto.
—¿No sientes culpa alguna? ¿Que el Señor de las Escamas de Rubí haya sufrido daño justo en el momento en que se asoció contigo? —continuó el jinete de cabello rojo, su tono helador.
Las cejas de Neveah se movieron ligeramente, había palabras que eran fácilmente ignoradas... y había otras que aún dejaban una punzada.
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