—Olvida que estuvimos aquí —había dicho Jian, dando consejos no solicitados.
Las palabras habían sido fáciles de decir, fue la acción la que ahora resultaba no tan fácil como Jian había imaginado originalmente.
¿Cuánto tiempo había pasado ya? Podrían haber sido una hora o muchas más horas, durante las cuales Jian simplemente yacía en su cama, mirando fijamente el techo.
Era tarde en la noche y toda la fortaleza dormía, pero el sueño eludía a Jian mientras su mente se mantenía ocupada con más pensamientos de los que era capaz de descifrar.
—Esto no era un hecho raro en absoluto —Jian había pasado más noches en esta cama completamente despierto durante las últimas décadas de las que había pasado durmiendo, Jian siempre había tenido dificultades para dormir, era una aflicción milenaria con la que había llegado a términos hace mucho tiempo, solo que a medida que pasaba el tiempo y sus preocupaciones crecían, había llegado a ser incluso más y más difícil.
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