—Ahora sí, ¿no te sientes mucho mejor todo arropadito y alimentado? —murmuró Veah al niño mientras le pasaba su biberón a un Everon que parecía exasperado.
Everon tomó el biberón y lo colocó en un bol de agua caliente antes de volverse hacia Neveah, cruzándose de brazos sobre su pecho.
—Este es mi estudio, ya sabes. No una guardería —señaló Everon.
—Estoy muy consciente de eso. El olor a hierbas por sí solo hace bastante difícil olvidarlo —respondió Neveah a las palabras de Everon, su mirada aún fija en el bebé dormido en sus brazos.
—No sé cuándo cuidar niños se convirtió en parte de mis deberes —se lamentó Everon.
—Sucedió cuando decidiste ignorar las súplicas de Kirgan e Imagor para regresar a Guardián del Dragón y en cambio elegiste quedarte aquí conmigo.
—Estás aquí para ayudarme a mantener un estado mental tranquilo y estable, todo esto logrará justo eso. Estás haciendo un trabajo maravilloso, Ron —elogió Neveah.
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