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El Renacimiento de Omega

``` —¿Qué podía ser peor que la muerte misma? —Pues morir sabiendo que nadie te echaría de menos, sabiendo que tu muerte era un favor para todos los que alguna vez conociste. —Así fue exactamente como me sentí el día que morí. —Era el hijo amoroso del Rey Alfa de Eclipse, en una época donde el vínculo de pareja se consideraba sagrado, un hijo nacido fuera del matrimonio no era nada menos que sacrílego... —Fue su culpa, él amó a alguien más que a su compañera... —Fue su culpa, tuvo conocimiento carnal de una mujer humana. —Todo fue su culpa, mi único crimen fue nacer de su lujuria. —Pero, ¿por qué ese Rey Alfa que era mi padre estaba perfectamente seguro, mientras que yo era odiado, despreciado y culpado por todo en su lugar? —¿Por qué tenía que ser la ficha de cambio de mi padre, utilizada para lograr sus objetivos? —¿Por qué no pude obtener un rechazo como todos los demás, sino que en cambio fui asesinado por mi propio compañero? —¿Por qué fui asesinado antes de tener siquiera la oportunidad de vivir? —Tenía mil preguntas y sin embargo no había nadie para responder y así fue exactamente como morí... —Entonces, ¿por qué mis ojos se abrieron de repente a ese día, un mes antes de mi muerte? —¿Fue a causa de mi pequeño secreto? —Un secreto que no le contaré a nadie más que a ti... —Por el título de mi relato, debes pensar que soy un lobo Omega... —No, te equivocas... No soy un lobo Omega, soy un lobo Alfa y mi nombre es Omega. —Segundo libro en la serie Renacimiento de los Hombres Lobo. —No es una precuela o secuela de 'El Némesis del Rey Alfa', ambos libros no están relacionados salvo por el escenario del mundo y el concepto de Renacimiento de los Hombres Lobo. —El arte de la portada obtenido de internet, todos los créditos al artista original. ```

JHeart · Fantasy
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Amanecer (Ch.466)

—Veah, los dragones de las dunas están listos para volar cuando tú lo estés —estas fueron las palabras que sacaron a Neveah de los profundos pensamientos que asediaban su mente y devolvieron su atención a la realidad.

—Sí, padre... en un momento —respondió rápidamente Neveah,

pero aún así, su respuesta llegó con un latido de retraso y Kaideon ya tenía esa expresión en su rostro, la mirada de entendimiento que Neveah había llegado a reconocer que siempre adornaría su rostro cuando él sabía que algo no iba bien.

—¿Estás bien? —preguntó Kaideon en voz baja, cerrando la puerta de Neveah detrás de él—. Porque si sientes incluso la más mínima incomodidad, siempre podemos extender nuestro regreso... asegurarnos de que estés bien de salud.

—Has tenido solo un día de descanso, Everon insiste en que el vuelo hacia las dunas será demasiado exigente para tu salud —recordó Kaideon, aún preocupado.