—¿Te gusta la habitación? —preguntó Marte—. Le ordené a Roshan que trajera cosas del palacio del rey para decorar esta cámara. No teníamos nada para una mujer en este castillo.
Emmelyn movió la cabeza negativamente, y su rostro lucía abatido. —No me gustan las sábanas. El color es demasiado suave, muy ordinario...
Marte frunció el ceño sorprendido. —¿No te gusta? Roshan dijo que los colores y patrones son populares entre las damas de las familias nobles.
Emmelyn puso los ojos en blanco. —Creo que ya sabes que soy diferente a la mayoría de las chicas aristocráticas en Draec. No me gusta lo ordinario como esto...
—¿Ordinario?
—Sí, son ordinarias. Si a muchas personas les gusta y lo tienen, entonces no será nada especial y aburrido —dijo Emmelyn cortante.
—Oh... —Marte miró a su alrededor y asintió—. Está bien. No te gustan las sábanas porque son ordinarias. Entendido. ¿Y qué hay de lo demás?
Emmelyn apretó los labios.
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