—Eso es fácil.
En lugar de ser fácil, sería más exacto decir que solo le gusta unas pocas cosas específicas: estofado, carne, arroz, fideos instantáneos y piruletas de chocolate.
Además, cada vez que comiera esos alimentos, toda su cara se iluminaría de felicidad. Recordar eso ponía a cierta persona en un estado de ánimo alegre.
Qin Mo sostenía su teléfono, mirando por las ventanas las sombras de afuera. Su mirada estaba llena de calidez y ternura. —Pásale el teléfono a la Señora Zhang.
Bo Jiu: —Oh.
Su voz era suficiente para que Qin Mo imaginara al joven pasando su teléfono.
Momentos después, alguien más llegó al teléfono.
—¿Hola, Joven Maestro? —¡La Señora Zhang aún dudaba porque no podía creer que esa señora pudiera contactar con su Joven Maestro!
Qin Mo dijo: —Señora Zhang, escuche y aléjese más.
—Está bien. —La Señora Zhang aún estaba confundida, pero siguió sus palabras.
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