Para Oshima Yufu, el dinero era de verdad importante, pero cuando verdaderamente ponía en peligro su fortuna y vida, ¡el dinero no era más que inútil!
Por eso, después de escuchar a Liang Fei pronunciar tales duras palabras, Oshima Yufu estaba tan asustado que todo su cuerpo temblaba, y ya no se atrevía a resistir a Liang Fei. Abatido, solo pudo asentir con la cabeza, la cual colgaba débilmente.
—¡Humph! —Viendo que este absceso finalmente había cedido, Liang Fei soltó un resoplido frío por la nariz y retiró las Nueve Agujas de la Escritura de las Nubes que habían estado presionando contra el cuerpo de Oshima Yufu.
La medicina china, aunque es una técnica para salvar vidas, Liang Fei no dudó en usarla para castigar a los malvados. ¡Incluso... para quitarles la vida!
Oshima Yufu acababa de experimentar un dolor tan tortuoso que no podía soportar la vida misma y ahora no se atrevía a pronunciar ni media palabra de disensión contra Liang Fei.
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