Mu Yuchen ya estaba en casa cuando ella llegó. Él frunció el ceño y le dio un sermón antes de preparar el agua del baño para ella.
Los dos se acostaron en la cama después de apagar las luces. Mu Yuchen recordó algo de repente y miró a Xi Xiaye. Luego de algunas dudas, dijo: —Xiaye, tengo algo que decirte.
—¿Hmm? ¿Qué pasa? —Xi Xiaye abrió sus ojos que eran resplandeciente como el brillo de las estrellas.
—Acabo de escuchar que padre ha renunciado —dijo Mu Yuchen.
—¿Quieres decir que renunció a su puesto como alcalde?
Xi Xiaye se incorporó rápidamente en shock y abrió mucho los ojos mientras lo miraba fijamente.
Mu Yuchen asintió. —Esta es la segunda vez. Padre me dijo que lo rechazaron la primera vez, pero esta vez...
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