Ella no continuó, pero Mu Yuchen naturalmente entendió lo que quería decir.
Luego, Xi Xiaye dijo con determinación: —Entonces, debemos investigar éste asunto correctamente. No importa lo difícil que sea, no puedo dejarlo pasar. —ella no podía seguir aceptando esta acusación. Ahora, ella tenía miedo que al volver a la compañía esto fuera peor.
No contestó, pero su mirada se atenuó. Al cabo de un rato, bebió su agua y sus largos dedos acariciaron el vaso.
De repente, él levantó la vista y preguntó: —¿Qué tal si te quedas en casa mañana?
Xi Xiaye se quedó en silencio por un momento, luego sacudió la cabeza. Su expresión era tranquila cuando respondió: —Si no voy, ¿no significaría que confirmo las acusaciones? De hecho, no puedo seguir escondiéndome. Creo que un día, la verdad saldrá a la luz.
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