¡Lu Jingli quería correr con alegría!
¡Oh! ¡Estoy tan celoso! ¡Qué bueno fue tener un hijo! ¡Fue como si Dios mismo hubiera enviado ayuda!
Lu Tingxiao tardó en reaccionar a la invitación inesperada de Ning Xi.
Aunque Tesorito siempre había sido su baza, esa fue la primera vez que el panecillo había tomado la iniciativa para ayudarlo.
¿Fue por lo que pasó esa noche? ¡Entonces, ese fue un caso raro de sacar la suerte de una desgracia!
Finalmente, Lu Tingxiao se quedó mientras que Lu Jingli, el soltero, se fue a casa con lágrimas en los ojos.
En el dormitorio.
Ning Xi acompañó a Tesorito a tumbarse en la cama y le cantó hasta que se durmió. Lu Tingxiao se sentó al otro lado de la cama, con la manga todavía sujeta con fuerza por el pequeño.
Después de que a Tesorito le hubieran convencido de que se durmiera, Ning Xi preguntó: —¿Por qué no duermes con Tesorito esta noche? Dormiré en el cuarto de huéspedes.
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