༺ Subyugación de Alice - Interludio (3) ༻
Isaac miró escalofriantemente al Emperador Carlos.
La Guardia Real, Jacule Calix, y los Caballeros Imperiales tenían sus manos en la empuñadura de sus espadas.
El Caballero de Hielo, Morcan, también se preparó para sacar su espada de plata blanca en cualquier momento.
El sonido de las espadas moviéndose dentro de sus vainas se produjo casi simultáneamente.
—¡¿Eh, e-espera?! ¡Ahhh…!
En una atmosfera tan sangrienta, definitivamente la más asustada era la Directora Elena.
Mientras tenia ambas manos levantadas al aire estaba pensando.
Era porque se encontraba confundida de acerca de que curso de acción tomar para poder detener a Isaac, quien además de ser un estudiante, era el nuevo Soberano del Hielo
Isaac habló en tono sarcástico.
"Parece que has ignorado que derroté la Isla Flotante y me encargue de todo lo demás, resolví personalmente los problemas de la invasión de los Demonios, pensé que ya tenías claro las cosas mientras esperaba que me dieras un buen trato. Pero parece que me equivoque…"
No desmintió lo que había dicho el Emperador Carlos, sino que consideró que se trataba de una opinión razonable desde el punto de vista del Emperador.
Pero eso fue una mera farsa en comparación con lo que realmente importaba.
Aquí prevaleció la lógica del poder, claramente a favor de Isaac.
En términos de justificación, causa y acciones, Isaac tenía todo el derecho a presentarse con confianza ante el Emperador Carlos.
"Sería problemático si continuaras procediendo de esa manera".
Con [Percepción Psicológica], Isaac leyó la psicología del Emperador.
Viendo la corta edad de Isaac y su audacia, el Emperador intentó usar esta actitud para dirigir el ritmo de la reunión a su favor.
Al mismo tiempo, desconfiaba del creciente poder de Düpfendorf.
Después de extraerle información a Alice, pensó en cómo manipularla preventivamente para beneficiar al Imperio.
Su oferta de compensar cualquier pérdida estaba motivada por esta intención.
Isaac también entendió eso.
Ya sea que el oponente lo subestimara o no, siempre y cuando sus pensamientos no salieran a la luz de manera descaradamente, Isaac podía pasarlos por alto generosamente.
Después de todo, el Emperador era humano, era natural que albergara tales pensamientos.
Sin embargo, a Isaac le resultó difícil aceptar la actitud condescendiente y burlona del Emperador, que sugería que debía ceder.
Además, el Emperador Carlos era alguien que perseguía el bienestar y la paz del Imperio.
Frente a Isaac, a quien nadie podía oponerse usando la fuerza, el Emperador ciertamente no era una persona que haría la guerra sólo porque se sintiera ofendido.
Como ya se ha mencionado, a Isaac le había sido concedido por un Archimago derechos extraterritoriales.
Isaac también tuvo en cuenta este aspecto de su carácter.
Por lo tanto, Isaac decidió que necesitaba afirmarse con fuerza para despertar el sentido de urgencia del Emperador, y por eso arrojó la daga.
"¿Qué crees que estás haciendo?"
"¿Qué pasa con esas palabras escandalosas dirigidas al Emperador?"
Mientras Jacule preguntaba con una voz llena de intenciones asesinas, Isaac lo miró con fiereza.
"¿Quién eres tú para intervenir?"
"Jacule."
El Emperador Carlos levantó ligeramente la mano para evitar que Jacule siguiera hablando.
Jacule, observando al tenso Emperador, arrugó las cejas y dio un paso atrás.
"Pido disculpas."
El Emperador Carlos respiró hondo y cerró los ojos.
"Mis palabras fueron un poco agresivas. Lamento haber provocado tu enojo".
Al abrir nuevamente los ojos, el Emperador Carlos miró a Isaac.
Isaac hizo una pausa y luego suavizó un poco su voz.
"Entiendo tu punto. Después de todo, no sabemos cuándo resucitará la Diosa Maligna".
Mientras el Reino del Corazón se encontraba en otro mundo, Alice y los Paladines son los principales culpables del último incidente.
Por lo tanto, era necesario compartir información sobre la resurrección de la Diosa Maligna para reclutarlos como aliados.
Pero ese no fue el caso del Imperio Zelver.
De todos modos estás condenado si no cooperas.
Al final, el Imperio no tendría otra opción que unirse a la lucha contra la Diosa Maligna, por lo que mantener una relación de cooperación era suficiente.
Una vez que se transmitía información a alguien, no se podía retirar y siempre existía el riesgo de que se usara indebidamente o se generara confusión y nuevas variables.
Además, todavía no se había establecido una confianza profunda.
Isaac no quería correr riesgos tan incontrolables. Aún así, era necesario ser cauteloso con la información.
"Sin embargo, tengo mis propias intenciones inquebrantables".
"¿Qué podrían ser esos?"
"Para proteger a la gente. Como ya he dicho, Alice será utilizada para ese fin".
"...Realmente aprecio tus nobles intenciones."
El Emperador Carlos miró a Isaac a los ojos, admitiendo que había sido imprudente, y decidió dar un paso atrás.
Se enfrentaba a un ser capaz de destruir el mundo en cualquier momento y comandaba un ejército que incluía grandes bestias mágicas.
Un ser así había protegido los valiosos talentos del Imperio y estaba declarando explícitamente su intención de seguir protegiendo a la gente.
Mirando hacia atrás, casi parecía absurdo.
Ya era una gracia que un Archimago así negociara con ellos.
El mero acto de arrojar una daga debía pasarse por alto.
Sin embargo, el Emperador Carlos no tenía intención de renunciar a aquello que beneficiaría al Imperio.
"...Pero, sea como sea, nuestro Imperio es…"
"Tengo algo que quiero mostrarte."
El Emperador Carlos dejó de hablar.
Isaac sacó un reloj de bolsillo y se lo entregó al Caballero de Hielo, Morcan.
"Pasa esto."
Morcan le entregó el reloj de bolsillo al Guardia Real, Jacule, luego regresó a su posición.
Jacule examinó el reloj para asegurarse de que estuviera seguro antes de acercarse al Emperador Carlos y entregárselo.
"¡…!"
Los ojos del Emperador Carlos vacilaron.
Aunque una parte del reloj se volvió negra, era sin lugar a dudas el preciado reloj de bolsillo de Blancanieves.
El Emperador se levantó abruptamente, con el rostro lleno de conmoción.
"¿Por qué tienes este reloj…?"
"Me alegro de que lo hayas reconocido inmediatamente".
"¿Cómo no iba a hacerlo? ¡Es de mi hija, Blancanieves…!"
Isaac señaló el techo.
"El Demonio del Cielo Nocturno surgió de este reloj".
Todos en la sala quedaron sorprendidos por la impactante declaración de Isaac.
Los ojos del Emperador Carlos se abrieron y rápidamente compuso su expresión, mirando a Isaac con cara cautelosa.
"¿Qué estás insinuando?"
"Si tienes alguna duda, estoy seguro de que hay muchas pruebas para investigar. Adelante, no hay nada que te lo impida, ¿verdad?"
"…"
El Emperador hizo un gesto a un Mago Imperial que esperaba en la entrada para que examinara el reloj de bolsillo.
"Inspecciónelo."
El Mago Imperial se acercó nervioso y examinó de cerca el reloj con una herramienta mágica equipada con una lupa.
Un círculo mágico apareció frente a los ojos del mago mientras miraba a través de la lupa.
Pronto quedó claro que el reloj no era un objeto común.
"Es definitivamente el reloj de la Princesa Blancanieves. Además… la capacidad de contener maná es inconmensurable. También hay rastros de maná oscuro y denso. Ahora ha perdido toda funcionalidad y solo se puede usar como un reloj normal, pero… esto es extraordinario…"
"Vaya al grano."
"Parece que contenía al Demonio del Cielo Nocturno que observamos en la Torre Imperial. No hay duda al respecto".
Ocultar algo con magia de inhibición de la percepción era totalmente posible, y engañar a alguien era algo que Isaac podía hacer.
Sin embargo, las mediciones del maná del Demonio del Cielo Nocturno que ya había realizado la Torre Imperial eran innegables y no podían ser falsificadas ni embellecidas.
Esta era la prueba de que Isaac no había manipulado el reloj de bolsillo.
El Emperador Carlos cerró fuertemente los ojos.
Era el reloj de bolsillo que Blancanieves había recibido de la Emperatriz.
Nunca dudó del reloj.
De hecho, cuando se descubrió que la Emperatriz había estado planeando el asesinato de Blancanieves, ordenó una investigación exhaustiva del reloj.
Resultandos ser un reloj relativamente normal y corriente, que fue el único regalo de la Emperatriz a Blancanieves el día de su cumpleaños
Por eso le había devuelto el reloj a Blanca, sabiendo lo mucho que ella lo apreciaba y el gran significado que tenía en su corazón.
Pero… parecía que el verdadero propósito del reloj estaba inteligentemente oculto desde el principio.
Quizás había una magia de inhibición de la percepción de un nivel más allá de las capacidades de la Torre Imperial, o tal vez un mecanismo similar.
… Tenía sentido.
Un demonio formidable como el demonio del "Cielo Estrellado" había estado dentro de él.
Cualquier milagro que se hubiera realizado en el reloj no sorprendería a nadie.
De repente, recordó el cuerpo de la Emperatriz.
Ella, que nunca mostraba su cuello ni siquiera en la cama debido a una cicatriz antiestética, había revelado una marca no identificada en su cuello solo después de su muerte.
Emperatriz… ¿Cómo pudiste regalar un reloj como este con un demonio tan peligroso?
"Ya veo… Puedes quedártelo."
El mago imperial inclinó la cabeza y regresó a su posición.
El Emperador Carlos organizó sus pensamientos y parpadeó lentamente.
Este reloj fue una vergüenza para la Familia Imperial.
Más importante aún, se dio cuenta de que Isaac había resuelto un elemento potencialmente peligroso que podría haber dañado a la Familia Imperial y a innumerables ciudadanos, y que él mismo no había podido detectar.
Isaac había actuado más rápido que los Caballeros Imperiales en varios incidentes demoníacos, esforzándose por evitar cualquier muerte.
Finalmente, incluso frustró el último intento de asesinato de la Emperatriz, salvando a un miembro de la Familia Imperial.
El Imperio tenía una deuda enorme con Isaac.
Al recordar esto, el Emperador Carlos bajó la mirada.
"He oído que Blancanieves está a salvo… todo fue gracias a ti. ¿Habías previsto que el reloj fuera algo fuera de lo común?"
Isaac asintió.
El Emperador Carlos calmó su corazón tormentoso.
Bastaba un momento de silencio para lograrlo.
"Te pido disculpas una vez más. Te debo demasiado. Gracias… por proteger a la Princesa Blancanieves… No, gracias por proteger a mi hija".
Isaac volvió a sentarse.
"No diré nada sobre el reloj".
"...Gracias."
Después de todo, ahora que El Abismo había desaparecido, el reloj ya no podía realizar sus funciones originales y era simplemente un reloj normal.
Si alguien aquí habló en secreto sobre el reloj y expuso la desgracia de la Familia Imperial, no era asunto de Isaac.
Sólo necesitaba mostrar una actitud considerada.
Isaac expresó firmemente su posición con voz tranquila.
"Su Majestad, Emperador Carlos, como mencioné antes, nosotros también deseamos tener una relación amistosa con el Imperio. Además, quiero proteger a los ciudadanos de esta Academia y al Imperio".
"…"
"Compartiré cualquier información que el Imperio necesite de Düpfendorf tanto como pueda, y también prometo que Alice Carroll será utilizada para proteger a la Academia y a su gente, por eso quería mantenerla en la Academia, así que… pido su cooperación".
Isaac inclinó levemente la cabeza.
El Emperador Carlos cerró los ojos, suspiró profundamente y se desplomó en su asiento.
***
El Emperador Carlos se había retractado de sus declaraciones anteriores y había manifestado su intención de cooperar conmigo.
En consecuencia, la seguridad personal de Alice Carroll estaba completamente en mis manos.
Además, el Emperador Carlos expresó su intención de "cooperar para limpiar el nombre de Alice Carroll tanto como sea posible, pero podría cambiar su posición dependiendo de los acontecimientos futuros".
Acepté sus intenciones.
El Emperador Carlos decidió doblegar su voluntad después de sopesar lo que era mejor para el Imperio.
Yo, ahora conocido como Archimago, me he comprometido a proteger el Imperio, por lo que no querría oponerse abiertamente a mí.
Cabe señalar que la voluntad del Emperador está por encima de las leyes del Imperio.
Si el Emperador toma una decisión firme, no hay necesidad de discutir cuestiones legales.
Después de todo, lo que hacemos es proteger al Imperio.
A medida que avanzaba el escenario, Alice me ayudaría y, como resultado, salvaríamos a muchas personas.
Dado que el escenario principal estaba dentro del territorio del Imperio, nuestras acciones inevitablemente implicaban proteger al Imperio.
Además, hablé de varios asuntos con el Emperador Carlos.
También le mencioné que continuaría estudiando en la Academia Märchen con Alice, compartiría información útil con la Familia Imperial y protegería la Academia como lo había estado haciendo hasta ahora.
Tenía varias razones para quedarme en la Academia.
La razón más importante fue que la clave para despejar el escenario estaba concentrada en la Academia, que era el punto focal del ❰Caballero Mágico de Märchen❱.
Ahora aparecerían enemigos que no podrían ser derrotados por la fuerza bruta.
Incluso si quisiera abandonar la Academia, no podría.
Finalmente, el Emperador Carlos y yo concluimos nuestra reunión y acordamos una relación de cooperación.
"¡Su Alteza!"
"¿Blancanieves?"
En la puerta de la Academia.
Cuando el Emperador Carlos estaba a punto de partir en el carruaje imperial escoltado por guardias, Blancanieves y su Caballero Escolta, Merlín Astrean, se apresuraron a llegar.
Estuve allí despidiendo al Emperador con la facultad y los Caballeros Imperiales, por lo que mis ojos se encontraron con los de Blanca.
Blanca se sorprendió al verme y luego pareció confundida.
Parecía no saber cómo tratarme.
Blanca y el Emperador Carlos se enfrentaron.
"¡Lamento no haberte podido saludar antes! ¡No sabía que vendrías…!"
"Esa era mi intención, no te preocupes".
El Emperador se acercó a la desconcertada Blanca.
Era un padre cariñoso.
Le preocupaba que encontrarse con Blanca en un evento para conocer al nuevo Rey Elemental pudiera comprometer la solemnidad de la ocasión.
Por eso no le informó a Blanca sobre su agenda.
"¿Su Alteza?"
El Emperador Carlos abrazó a Blanca.
Blanca parecía desconcertada, sin entender lo que estaba pasando.
"Gracias por estar viva, mi querida hija."
"¿…?"
Después de decir eso, el Emperador Carlos miró fijamente a Blanca por un momento antes de subir al carruaje.
Una escolta cerró la puerta del carruaje.
El carruaje imperial salió de la Academia, acompañado de escoltas, y tanto el profesorado como los Caballeros Imperiales inclinaron la cabeza en señal de respeto.
"¿…?"
Consideré hablar con Blanca, pero luego me di la vuelta y me alejé.
Parecía que Blanca aún no había decidido cómo tratarme, así que quería ser considerado con ella.
Sin mencionar que había algo más que necesitaba hacer primero.
"Ah."
La voz de Blanca.
Podía sentir los ojos de Blanco y Merlín sobre mí, pero los ignoré y continué hacia el centro de detención de la Academia para ver a Alice y los Paladines.
Fue entonces.
"¡¡Mayor Isaac!!"
Me detuve. No esperaba que Blanca me llamara tan abiertamente.
Blanco corrió hacia mí, seguido de cerca por Merlín.
Me di la vuelta y vi que Blanca estaba arrodillado frente a mí, jadeando.
Ah, esta situación. Parece que necesito decir algo, especialmente para aliviar la carga de Blanca.
Dados los acontecimientos ocurridos, decidí comenzar con algo formal…
"Blanca, me alegro de que estés a salvo…"
"¿Mayor, te vas…?"
"¿Mmm?"
¿De qué está hablando?
La voz de Blanca estaba empapada de lágrimas.
Recuperó el aliento y se enderezó. Las lágrimas estaban a punto de brotar de sus ojos.
"¿Por qué te alejas después de verme…? ¿Por qué me estás evitando…?"
"No, eso no es..."
"Hic, no lo ocultes… De repente, hablas menos conmigo, ¿fue por eso…?"
"¿De qué estás hablando?"
Confundido por lo que significaba "eso", leí la psicología de Blanca.
La razón por la que había estado más callado últimamente se debía a que había pasado todo mi tiempo aprendiendo magia de 7 estrellas.
No era porque me estuviera preparando para dejarla después de revelar mi identidad.
Creí haberla tranquilizado, pero Blanca, que albergaba un nuevo malentendido, sollozó.
Su voz tembló.
"Mayor Isaac, realmente eres una persona increíble… Ahora que tu identidad ha sido revelada, no hay razón para que te quedes en la Academia, ¿verdad…? Lo sabía… Te estabas preparando para dejarme…"
"Eso no es…"
"¡No mientas…! ¡Waaaah…! ¡No te dejaré ir!"
"¡Oye espera, Blanca?"
De repente, Blanca estalló en lágrimas y me abrazó fuerte, enterrando su cabeza en mi pecho.
¿Qué hago con una niña tan cariñosa?
Al parecer, había hecho que Blanca dependiera demasiado de mí mientras vivía en la Academia.
Necesitaba mantener una distancia adecuada.
Merlín y los Caballeros Imperiales, junto con el profesorado, se quedaron atónitos.
Sería problemático que me vieran tocando a la Princesa delante de ellos, así que levanté las manos con cautela.
Esta era una situación complicada. Necesitaba solucionarla rápidamente.
"No, de verdad, no me voy. No voy a ir a ningún lado… Aún tengo cosas que enseñarte."
"¡Waaaah…! ¡Estás mintiendo…!"
"No estoy mintiendo…"
¿Por qué mentiría?
¡Chirria!
De repente, el carruaje imperial se desvió bruscamente.
El carruaje regresó a la puerta de la Academia a una velocidad increíble.
El Emperador Carlos abrió frenéticamente la puerta del carruaje.
"¡¿Q-qué diablos está pasando?!"
"¡Princesa Blanca, por favor, retroceda! ¡Mantenga su dignidad…!"
"¡Hicc, Mayor Isaac…!"
… ¿Por qué demonios se volvió así?