—Mi hermana es mi responsabilidad, así que sugeriré que el doctor Jiang Yang me la deje a mí —dijo Xi Cheng.
Jiang Yang sonrió con sorna. —Parece que no eres lo suficientemente bueno para cuidarla, ya que la señora Xi me la dejó a mí.
—Mi madrastra a veces carece de buen juicio —comentó Xi Cheng.
Jiang Yang estuvo de acuerdo y al momento siguiente siguieron palabras sarcásticas y dolorosas.
—Estoy seguro de que le falta, o no habría estado así todos estos años cuando extraños arruinaron la paz en su hogar.
Esta vez Jiang Yang no fue el educado y no se contuvo al decir cosas que podrían provocar a Xi Cheng. Siempre se contuvo de decir algo inapropiado, pensando en Song Meilin, pero esta vez se trataba de la mujer que amaba y este hombre frente a él estaba intentando mantenerla en una jaula.
—¿Es el poder de tu cuñado lo que te atreves a hablar así? —preguntó Xi Cheng sarcásticamente y a cambio, recibió la misma respuesta.
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