—Fangsu, necesitamos revisarte por si te duele y luego necesitamos castigar al culpable. Aunque sea mi hermano, no lo dejaré escapar. Recibirá lo que se merece.
—No quiero —negó Ming Fangsu, con la voz pesada, ahogada y quebrada.
—Fangsu, no tienes que temerle. Estoy contigo. Confía en mí.
Ming Fangsu tomó una respiración profunda y habló —No tengo miedo de él. No quiero que mi padre se entere porque no podrá soportarlo.
—No podemos ocultarlo, Fangsu. No es algo pequeño y más importante, no podemos dejar en libertad al culpable que te hirió así —Zhang Jei intentó convencerla.
Aunque Ming Fangsu estaba herida tanto mental como físicamente, ya había decidido lo que quería hacer. Intentó levantarse y sentarse en la cama. Zhang Jei la ayudó a sentarse mientras la ayudaba a cubrirse, y la niñera Song trajo agua para ella.
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