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Tres días pasaron volando, la nieve ya empezaba a derretirse con el fuerte sol de verano, los estragos que causó la extraña nevada eran evidente en todo el Imperio Violet Blood, más el Lord sobrellevó el desastre de manera admirable, Edward había dejado la mansión Frank y la Aldea Fog Spell el mismo día que el Duque Hunt, la Duquesa Hunt y Lady Jessica Hunt, Edward había llegado más rápido que ellos ya que había viajado a caballo, se había marchado para solucionar sus asuntos y le había prometido a Alexandra que volvería en unos días, ella solo asintió ante la petición y se dedicó a concentrarse en sus asuntos.
En cuanto a los demás, llevaron su vida de manera normal, ignorando por completo que se acercaba un problema a ellos, Anthony cumplió su palabra de no decirle a nadie sobre el cambiador, y cómo ambos eran inmunes al ataque psíquico de Zemira y Marc, ese tema se mantuvo en total secreto.
Alexandra había salido muy a menudo en los últimos tres días, iba y venía desde la aldea y lo profundo de la montaña, ponía hechizos extraños en algunos árboles y en la aldea le había advertido a los humanos para que no salieran de sus casas, esto no era un problema, Alexandra se había ganado la confianza de los aldeanos por lo que incluso los semivampiros y vampiros inferiores decidieron quedarse en casa aunque Alexandra no los haya mencionado de manera explícita.
En la cima de la montaña, todavía cubierta parcialmente de nieve, Alexandra se paró contra el viento cálido del verano, su cabello largo bailaba en el aire como queriendo convertirse en aves, su rostro indiferente estaba pintado con una suave sonrisa que no despertaba calidez pero que tampoco intimidaba, sus llamativos iris color dorado estaban cubiertos por una neblina espesa de frialdad impidiendo que cualquier emoción se filtrara de ellos, era una escena cautivadora pero que desprendía cierto aire de peligro, como queriendo decir que no estaba permitido mirar demasiado. Alexandra parpadeó suavemente, sus largas y rizadas pestañas negras se agitaron despertando un encantó casi hipnótico, metió su delicada y delgada mano en la manga de su vestido color blanco frío, sacó de ella una pequeña botella transparente que contenía un líquido color verde grisáceo, lo agitó un par de veces y la descorchó con paciencia, se dio la vuelta para darle la espalda al viento, se inclinó levemente y derramó el espeso líquido color verde grisáceo en el suelo haciendo un extraño símbolo mientras susurraba continuamente:
- Et viribus pura cordis atque animae meae non patitur mea prodidit umbra, [1]
Repitió el conjuro tres veces, el símbolo emitió un brillo negro y poco a poco el líquido verde grisáceo cambio de color y se tornó de un color gris pálido. Alexandra se levantó y guardo la botella nuevamente en su manga, sonrió fríamente y uso una rama para cubrir de nieve el símbolo de encanto, después se dió la vuelta y empezó a caminar montaña abajo sin prisa. A la mitad de su camino encontró a su caballo, subió a él y azotó sus riendas para que el caballo empiece a cabalgar montaña abajo, pero no en dirección a la mansión Frank, rodeó la aldea por un costado y se detuvo en un lugar apartado de la carretera, rodeado de vegetación afectada por la nieve. Repitió el mismo proceso que en la cima de la montaña, luego se giró hacia los árboles que la rodeaban y sacó del bolsillo de su vestido un cuchillo que tenía en su superficie una especie de polvo color morado, uso este cuchillo para recrear el mismo símbolo que había hecho en el suelo pero del revés, hizo esto en cinco árboles. Habiendo terminado esto, subió a su caballo y regreso a la mansión Frank, su cuerpo se sentía pesado y bajo sus ojos se habían formado leves ojeras oscurecidas, se veía débil y parecía que en cualquier momento caería desmayada, dejó su caballo en el establo y tenía la intención de subir silenciosamente a su habitación pero cuando estaba al pie de la escalera...
- ¿Tienes algo que compartir con tu clan, Alex? - Caitlyn se cruzó de brazos cuando se paró a unos pasos de Alexandra, junto a ella estaba Vanessa y Ashley, ambas tenían expresiones serias.
Alexandra miró escaleras arriba para darse cuenta de que Marc estaba bajando las escaleras y la miraba frunciendo los labios.
- ¿Qué ocultas? - Vanessa preguntó mirándola de manera solemne.
[1] En latín: La fuerza de mi alma y mi corazón puro no permiten que mi sombra me traicioné
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NOTA DEL AUTOR
Ya subí el primer capítulo de *Mi nombre, mi maldición*
Pueden buscar la novela y apoyarme con su presencia
Deseo hacerles dos preguntas: ¿Les gustan los viajes en el tiempo? ¿Desearían saber más acerca de Denisse Osborne, la abuela de Alexandra?
Piensen muy bien antes de responderme, no se apresuren, su respuesta puede cambiar el transcurso de estas historias o... crear una nueva ^_^