Si alguien le hubiera dicho que reencarnaría después de morir tras la imprudencia de un conductor borracho él simplemente hubiera tachado de loco a la personas en cuestión, pero aquí estaba.
Mirando a sus padres expectantes y el cómo la separación era inevitable. La pequeña figura de su hermana a su lado durmiendo ajena a toda la discusión y el solo puede mirar.
Sus extremidades son demasiado pequeñas para poder moverse correctamente, intenta hablar pero de sus labios solo surgen ruidos que no forman ninguna palabra en sí.
— ¡Si quieres irte, puedes hacerlo! Pero si piensas que voy a dejar que alejas a mis hijos de mi estas equivocada. — Su padre habló firme y claro, como si de una orden se tratara, su madre por su parte parecía enojada.
— Son mis hijos también. No necesito de ti solo a ellos. — Ivan quien no comprendía el contexto de la discusión en sí, miró a ambos padres, podría estar preocupado de reencarnar pero sinceramente con los recuerdos de su vida pasada rápidamente entendió lo que sucedería.
Sus aparentes padres en esta vida se están separando, esa es una buena manera de empezar.
Mirando todo podía decir que era una familia acomodada, además su aspecto se le hacía familiar pero no sabía de dónde.
En cualquier caso era un bebé y su opinión no era particularmente importante.
Cuando su madre se acercó a la cuna tomó a su hermana en brazos, su padre se acercó y fue él quien lo tomó en brazos, no hacía falta ser un genio para saber cuál había sido el final de la discusión mientras su madre se iba sin. dar una mirada atrás.
— Parece que solo somos tú y yo. — Su padre lo miró con una sonrisa, Ivan lo miró con cuidado, bueno esperaba que no fuera un mal padre, él podría acostumbrarse a todo esto.
°
°
°
Ivan miró con curiosidad al niño frente a él, lucía temeroso y hasta dudoso, se preguntó la razón del por qué había un niño frente a él y por eso miró a su padre.
Este acarició la cabeza y sonrió, miró al niño una vez más.
— Este es el príncipe Stolas, miembro de la familia Goetia. Y también tu nuevo compañero de juegos. — Ivan miró a su padre sorprendido, ¿Desde cuándo tener amigos era importante?
Como si su padre viera a través de su duda lo levantó.
—Quizás haya sido muy duro contigo Ivan. Estudias y asistes a clases pero… quizás no estés relacionándote adecuadamente. — Ivan miró a su padre, no es que se hubiera quejado, hubiera sido más raro si hubiera tratado de actuar como un niño de su edad.
Además el verdaderamente adoro aprender sobre este mundo, se sintió un poco idiota al no reconocer el mundo de Hazbin Hotel al principio pero ya se había acostumbrado.
— Es un placer conocer al príncipe Stolas. — Ivan saludó formalmente y Stolas hizo lo mismo, mirándolo con más curiosidad ahora.
— M-me da mucha alegría conocer al príncipe del infierno.
— Bueno, diviértete hijo. — Lucifer se rió y los dejo ahí.
Ivan dudo un rato y luego suspiro esperando tener algo en común, para su sorpresa, o quizás el horror de su padre, Stolas amaba leer al igual que Ivan.
Se quedaron en la biblioteca real compartiendo lo aprendido. Lucifer solo podía suspirar, amaba mucho a su hijo pero el hecho de que no socializaba lo preocupaba. Sin embargo aún así hizo un amigo y eso ya era algo, incluso si dicho amigo era igual de raro.
Para Ivan, su nuevo compañero de juegos era más útil de lo que pensó originalmente lo cual era bueno para él. Sobre todo cuando empezó a aprender esgrima y otras cosas de la alta sociedad.
Ivan atacó con firmeza solo para que Stolas usará su magia para apartarlo, girando en el aire Ivan aterrizó suavemente y volvió a atacar. Ambos habían mejorado en la lucha atacando pero sin llegar a lastimarse.
Ambos jadearon por aire antes de reír suavemente.
— Esa fue una buena lucha Stolas. — Ivan elogió a su amigo y este se acercó más a él, parecía cansado.
— Sí pero aún no logro darte un golpe firme. — Ivan palmeó su hombro amablemente.
— Descuida, nadie ha podido, no lo pienses mucho, hay que cambiarnos de ropa, dijiste que tenías una reunión con tu prometida o lo que sea. — Ante la mención de eso su amigo hizo una mueca.
— No me recuerdas a Stella.
— Vaya, enserio la odias…
— ¿Odiarla? Odiarla se queda corto. Ella e-es ¡Una perra! — Ivan palmeo la espalda de su amigo para que se desahogue. — No puedo creer que tenga que casarme con ella.
Ivan irritando, Stolas a mejorado mucho y ya no es el niño tonto que hace todo lo que le piden, además ya se a enfrentado a Stella lo cual es bastante bueno.
— Bueno, es solo un matrimonio por conveniencia, podrá ser tu esposa pero como tal ella debe apegarse al papel de ser solo tu esposa, ser bonita y nada más, sé que no te gusta eso pero si vas a estar atado a esa mujer es Mejor que empieces a planear un plan por que esa mujer no será fácil de alguna vez. — Stolas lucía agraviado por eso.
— Lo sé, simplemente no me quiero casar con ella.
— ¿Y por qué no simplemente intentamos que rompas el compromiso? — Con la atención de Stolas continua. — Es claro que tu no puedes romperlo, pero si ella comete un error tan grave que el compromiso deba ser roto podría darte la libertad que quieres.
— ¿Pero cómo? — Ivan escribió el hecho de que no se negó, quería probar algo nuevo que aprendió de su padre.
— Dejalo en mis manos, prometo que no te casarás con ella. ¿Hacemos un trato? — Ivan alzó su mano hacia su amigo, está brillo en dorado.
Stolas quien sabe de los tratos de los demonios sabía lo que su amigo estaba intentando, su padre le advirtió de no hacer tratos con nadie de la familia real y sin embargo era su mejor amigo Ivan del que estaban hablando.
Su padre le dijo que hacer tratos era perverso y oscuro pero mirando a su amigo que tenía una sonrisa calmada y sobre todo ese brillo dorado que lo hacía sentir cálido y confiando era diferente a todo lo que sabía.
— ¿Qué quieres un cambio? — La expresión de Ivan no cambió como si hubiera esperado la pregunta.
— Qué sigues siendo mi leal amigo siempre. — Un trato simple al parecer y Stolas no tenía planos de dejar de ser su amigo de todos modos.
Así que tomó la mano de Ivan y la luz tomó la forma de una cadena dorada que se entrelaza en sus manos como muestra del trato sellado. Luego simplemente se desvaneció.
Sin que se dieran cuenta que habían creado un legado que se contaría por generaciones.
Pero ahora ambos sonrieron al lidiar con la prometida de Stolas.
°
Ivan odia los exterminios, los mira desde su ventana y los odia. El caos y muerte, una forma del cielo para someterlos.
Un suave toque lo distrae y es su padre entrando a la habitación, hay una sonrisa suave que solo le da cuando están solos los dos.
— ¿No puedes dormir? — La voz de su padre es amable y se acerca para tomarlo en brazos.
— No, no con tantos gritos. — Lucifer suelta un suspiro suave. — ¿Realmente es necesario que nos maten? — Iván miró a su padre.
— Para ellos es necesario matarnos. Somos la parte vergonzosa que quieren ocultar. Mientras más pecadores entren aquí, nos hacemos más fuertes, temen que llegue el día en el que nos levantemos en su contra. Temen que destruyamos su paz. — Iván miró a su padre con cuidado.
— Padre… ¿Fue malo darle libre albedrío a los humanos? — Lucifer guardó silencio un momento, sabia que hijo le preguntaría ese algún día.
— Creo que todos deben tener la decisión de elegir su camino, me castigaron por mi atrevimiento sin dejar que vea la bondad de la humanidad, pero sinceramente nuestra gente… la real y no los pecadores, si no las que han brotado del mismo infierno, Hay bondad en ellos también. Hemos sido descartados solo por estar aquí. Intenté que les dieran una segunda oportunidad pero se negaron a escuchar. — Ivan escuchó y había dolor en su voz, su padre cuidaba a su pueblo y se preocupaba por ellos.
— ¿Los pecadores pueden ser redimidos?
— Sé que hay gente mala real en el mundo… pero hay humanos que merecen ser perdonados. Todos ellos fueron separados por mí. — Escuchar eso sorprendió a Ivan. — Si… él creó un pequeño cielo para nuestro infierno. Ivan debes entender que en el mundo no todo es blanco y no todo es negro, el cielo está equivocado… pero son ciegos y no quieren escuchar. Es mi deber protegerlos de la crueldad del cielo, así mismo brindar alivio a aquellos pecadores que no quieren redención, a aquellos que disfrutan todo esto. Algún día serás capaz de percibir la bondad en los corazones. — Lucifer beso la frente de su hijo antes de sonreir. — Me parece que has hecho un trato con tu amigo.
— Oh si, lo hice… Stolas dijo que odia a Stella y no quiere casarse con ella. — Lucifer soltó una risa.
— ¿Le dijiste que ibas a romper su compromiso? Pequeño viajero. — Iván se rió un poco.
—Sí, más o menos. Un cambio de lealtad. — Dicho eso Lucifer se rió mucho golpeando suavemente su cabeza.
— Bien bien pero no has tenido en cuenta algo mi pequeño príncipe. Stolas no puede casarse ahora. — Iván lo miró confundido. — Hacer un trato de lealtad hace que Stolas dedique su vida a ti, aún mantendrá su estatus y deberes pero está ligado políticamente a ti como un hermano juramento. Abandona sus deberes de príncipe pero nos los políticos ya que eso le daría mucho poder a Goetia.
Ivan se quedó sorprendido.
— Oh… — Lucifer se volvió a reír ante la respuesta de su hijo.
— Si pequeño, me imagino que la próxima vez que veas a tu amigo posiblemente el té lo dirá también ya que Goetia se dará cuenta.
— Uhmm ¿No le pasará nada a Stolas?
— No te preocupes, prácticamente Stolas estará protegida por el trato que hiciste. — Su padre se levantó para llevarlo a la cama, se acomodó suavemente con él en brazos y le cantó suaves canciones.