—¿Eh? —abrió los ojos para mirar a la persona que la sostenía.
—¡Madre! ¿Estás bien? —escuchó la voz nuevamente.
—¿Archi? —intentó levantarse pero estaba muy débil, así que cayó de nuevo envuelta en esos fuertes brazos.
—No le importaba realmente quién la había sostenido, pensó que había escuchado la voz de Archi.
—¿Archi, eres tú? —preguntó débilmente, la emoción aún evidente en su voz.
—¿Nyx? ¿Estás bien?
—¿Eh? ¿Archi? —de repente, se sintió incómoda.
—Era obvio que lo único que le importaba en ese minuto era Archi. Archi se acercó y sostuvo sus manos.
—Estoy aquí madre, justo a tu lado —apretó su mano suavemente.
—¿De verdad? —levantó la cabeza para mirarlo—. ¿Dónde estás?
—Justo aquí —dijo nuevamente.
—Abrió los ojos, buscándolo ansiosamente, sus ojos se posaron en él a su lado, dándole los ojos más adorables.
—¡Archi! —se desenganchó de quienquiera que la estuviera sosteniendo y abrazó a su hijo.
—¡Archi! —lloró.
—Lo abrazó tan fuerte —¡Mi hijo, estás bien!
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