Se rumoreaba que el poder de un Dragón Dorado de tres cabezas no tenía nada que envidiarle al de los dioses antiguos.
Solo habían existido tres dragones dorados de tres cabezas en la historia de Noscent y estos habían sido las existencias supremas entre los dragones cromáticos. Su poder estaba muy por encima de lo que cualquier humano podría imaginar. Un aliento suyo podía destruir una ciudad y exterminar a una raza.
Ni siquiera al final de la Dinastía Nesser había caído un dragón dorado de tres cabezas. Al enfrentar al inigualable Emperador Carlos y sus poderosos subordinados, los tres dragones dorados de tres cabezas lograron desgarrar el vacío y huir con los dragones cromáticos restantes hacia un plano desconocido.
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