Pero...
Las pitones de fuego que acababan de aparecer no se limitaban a unas pocas docenas. Había varios cientos de ellas amontonándose en todas las direcciones alrededor de esas dos.
Era muy aterrador.
Pero, en ese momento, dos siluetas plateadas entraron en el Río de los Lamentos. Una de ellas estalló con un Rugido de Dragón cuando entró en el Río de los Lamentos y se convirtió en un enorme Dragón de Hielo cubierto de escamas brillantes.
—Estruendo...
Las enormes garras del Dragón de Hielo tenían un poder indescriptiblemente aterrador, emitiendo un sonido asqueroso al aplastar la cabeza de una pitón de fuego.
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