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El Encanto de la Noche

``` —El cuerpo de una sirena es una caja de tesoros. Sus lágrimas formaron las perlas más espléndidas, su exquisita sangre un estimulante eufórico para los vampiros, su lujoso cabello tejido en la más fina de las sedas, y su tierna carne buscada por los hombres lobo más que el ambrosía del Cielo. Las criaturas de la noche se mezclaban dentro de la sociedad humana, vestidos con la lana de la aristocracia, velados en su inocencia y nobleza retratadas, su salvajismo continuaba depredando a los débiles e indefensos. Genevieve Barlow, Eve para abreviar, era una joven excepcionalmente extraña. Poseía una naturaleza seductora y cautivadora, donde apenas había cambiado de apariencia desde su decimoctavo cumpleaños a sus veinticuatro años. Había engañado a la administración y había obtenido un título para poder tener una vida mejor. Más extraño aún era que Eve tenía un secreto que no compartía con nadie. Entra en la casa de Moriarty, no solo para ganar dinero sino también para encontrar respuestas sobre lo que le sucedió a su madre hace casi dos décadas. Lamentablemente, las cosas no siempre salen como uno planea. A pesar de su naturaleza cautelosa y su deseo de permanecer inadvertida, una pareja de ojos fríos cae sobre ella, que pronto se niega a dejarla fuera de su vista. ```

ash_knight17 · Fantasy
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De regreso a Pradera

Cuando Eva y Vincent finalmente llegaron a Pradera, el carruaje fue conducido a la residencia de los Dawson. Sumida en pensamientos, Eva miraba por la ventana del carruaje mientras recordaba lo que había sucedido entre ella y los habitantes del pueblo. Sintió que Vincent colocaba su mano sobre la suya y se volvió para mirarlo.

—Mantén la cabeza alta, no hay nada de qué avergonzarte ni temer. No tienes que agacharte y caminar porque no fuiste tú quien cometió un error, sino los demás. No te importe lo que piensen otros, dolerá menos —Vincent le aseguró, y Eva devolvió sus palabras con una sonrisa.

No era que Eva temiera ser menospreciada, sino que las cosas no podían volver a ser como antes. Como el clima, el calor de la gente ahora se sentía vacío y frío. Si no fuera por Eugenio, a quien sabía que estaba en la casa, habría sentido el pueblo como ajeno.

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