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CAPITULO 16: LA CULMINACIÓN DEL PECADO

Ella sentía como la llevaban de un lugar a otro.

Pero prefirió no abrir sus ojos, para no llorar.

Ante esto RYU se queda sin habla por un momento.

RYU se disculpa con PANDORA.

El en verdad no quiso hacerla recordar un momento tan doloroso.

PANDORA casi mordiéndose los labios, aguantando las lágrimas, sonriendo le dice que tal vez no fue tan malo.

RYU, la observa extrañado.

PANDORA explica derramando lágrimas y tratando de mostrar una sonrisa, que, si no hubiera pasado eso, ella no habría llegado hasta ahí.

RYU le dice que, si ella lo llegara a tocar, el no morirá.

PANDORA se aleja un poco de el, le dice que no lo tocará.

RYU le sonríe.

Hace que PANDORA se relaje un poco.

Ella le dice que todo lo malo llega cuando su cabello y sus ojos se hacen oscuros, no sabe por qué pasa.

Aún así, no desea tocar a nadie.

Le habla de sus hermanos pequeños... ella lo escucha fascinada, le encanta ver la sonrisa de RYU al hablar de su familia y las travesuras de sus hermanos y los niños de otras especies que viven ahí.

Nace en ella el deseo de ver el reino del consejo... conocer aquellos niños que provocan esa sonrisa en él.

Hay tanto por conocer.

Es un mundo nuevo para ella.

Ya es tarde, así que, se despiden por esa noche, ella le pide que prometa volver, el un poco sorprendido, se ruboriza sin darse cuenta, le dedica una sonrisa y promete volver a la noche siguiente.

Son cerca de las 3 de la mañana.

Todo mundo duerme en el castillo.

Excepto en el otro lado del castillo, en la sala de juegos.

Justo en esa noche, hay alguien merodeando por el castillo, a juzgar por su sombra, parece traer una mochila de cuero en su espalda.

Este se cuela por diversos pasadizos entre las paredes del castillo, se dirige hacia las cámaras mas protegidas y aisladas del castillo, no muy lejos del área de juegos.

Esta persona es una sombra de aspecto humano, demasiado ágil y silencioso.

Sin mucho esfuerzo, logra llegar hasta la cámara donde guardan EL CORAZÓN DE LA MAGIA.

La cuál irradia mucha luz en la oscuridad, como una bruma especial, hace ya tiempo que no ha sido usada y se ha acumulado mucha energía en la piedra.

Conforme aquella silueta humana se va acercando, se ve que es un hombre fuerte, alto y delgado cubierto de pies a cabeza, al estar frente al corazón de la piedra, este destapa su rostro.

Se trata del consejal DWYER con mirada penetrante al ver a la piedra.

El se quita su mochila de la espalda e introduce la piedra dentro de la misma y pone una tela por encima, tapando todo rastro de luz.

Tan discretamente como llegó, se va de la cámara.

Mas no regresa a su habitación, DWYER se pone por sobre aquella ropa oscura un abrigo mas casual.

Con mochila en mano, se dirige hacia la entrada del castillo.

DWYER, como todos los demás concejales, tienen libre acceso y salida del castillo, mas no del reino, así que, no es raro que DWYER salga a altas horas de la noche, ya que el acostumbra a irse de juerga algunas veces.

Los soldados lo ven irse de forma natural, aunque algo apresurado, uno de los soldados le pregunta en broma si tiene prisa.

A lo que DWYER contesta que si... hay piernas en las que quiere naufragar... los que oyeron rien, despidiéndose de DWYER, es bien conocida su fama de mujeriego. DWYER se mostró de lo mas tranquilo, al estar alejado, se muestra en su estado real, está profundamente agitado, el peligro ha pasado y está lleno de adrenalina que corre por sus venas.

El hombre emboza una sonrisa demasiado profusa.

La adrenalina que lo invade no es por el hurto, es mas allá, es como si cobraran vida sus años de aventura, el no siempre fue un hombre bueno, el en su juventud fue un ladrón, mujeriego y no tenía los valores morales que fue desarrollando cuando su territorio fue tomado por el reino del consejo.

No le quedó mas remedio que unirse a la defensa, la otra opción era quedar en la oposición y eso sería eventualmente la muerte.

DWYER, está invadido por el deseo de la vida eterna que desea conseguir al usar la piedra.

Solo que, debe alejarse mas, no debe permitir que nadie se interponga.

Sigue su camino hacia los bosques, a tratar de alcanzar uno de los límites del reino del consejo, mas allá de la zona cuantiosa, en las montañas.

A pesar de su edad, se encuentra en muy buena forma físicamente, en menos de una hora, ha alcanzado la zona boscosa, lejos de los demás humanos y de los miembros de la defensa.

Sabe que, al atravesar la zona cuantiosa, será libre de escapar.

Es el camino mas corto.

Comienza su travesía a través de las cavernas que se encuentran entre algunas montañas.

Algunas de ellas eran usadas por las personas del territorio donde vivió cuando fue ladrón, para hurtar a las demás zonas.

Las conocía bien, aunque, ya han pasado mas de 30 años desde que puso un pie ahí.

No lo recuerda a la perfección.

DWYER hizo buenos cálculos en cuestión del tiempo que le tomó llegar hasta el sitio donde se encuentra, sin embargo, nunca le pasó por la mente que, EL CORAZÓN DE LA MAGIA, reaccionaría dentro de la zona cuantiosa a la resonancia de la misma.

Pronto, se inicia un sismo desde el lugar donde se encuentra el consejal.

DWYER está muy preocupado, sin duda se darán cuenta, además, debe escapar con vida de las cavernas, el se limita a tratar de correr en medio del sismo, algunos trozos del techo de la caverna se están desprendiendo y caen a su alrededor, DWYER se limita a tratar de avanzar mientras los esquiva con dificultad.

Es muy poco su avance, DWYER se siente impotente, por más que se esfuerza por avanzar, está muy lejos de la salida.

Tanta suerte nunca está del mismo lado, DWYER se esforzó mucho, pero, inevitablemente, una de las rocas que caen del techo, más una de las paredes que se desprendió, le cierran el paso, quedando encerrado con solo un pequeño orificio para ver hacia afuera de su prisión.

El terror invade al consejal, el cuál da gritos de desesperación.

Golpeando aquella roca cerca del orificio, otras veces empujándola.

El sismo continúa extendiéndose, de tal forma que, en el lugar de origen, el temblor se ha detenido.

DWYER respira un poco para bajar su tensión.

El se dice así mismo que debe pensar con la cabeza fría.

Debe salir de ahí.

Quita la mochila de su espalda, toca la piedra por sobre el cuero, la suelta y sigue tratando de escarbar empujando hacia afuera las rocas mas pequeñas que rodean al orificio.

FIN DE CAPITULO 16