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Las ventas de la mañana fueron bastante aceptables, y Greg Jensen pensó que eso era todo por el día, pero no fue hasta la tarde que se dio cuenta de que había subestimado la situación.
Justo después de la hora del almuerzo, los clientes inundaron el supermercado como una marea.
—Vaya, tantos clientes... —Al ver la expresión de sorpresa en la cara de Lois Abbott, Greg no pudo evitar sofocar su ánimo, porque sabía que esto era solo el impulso inicial debido a los días de apertura.
Normalmente, la novedad pasaría para muchos clientes después de unos días, y el número disminuiría significativamente.
Sin embargo, con los clientes en mano, deberían ser capaces de ganar bastante dinero.
Greg esperaba ansioso el final del día para cerrar la tienda, y luego él y Lois se sentaron frente al computador para revisar las cuentas internas.
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