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El Reencuentro

Ishtar está sola en la ventana, sentada en una mesita de un café en el centro de la capital. Coqueta y radiante con uno de sus labiales en tonos rojos oscuros y vinos, siempre con tacones altos; vistiendo siempre un look formal que puede convertir en casual, pero siempre lista para matar. Rara vez se le ve usando los colores en sus versiones pálidas o suaves, siempre los más llamativos, sólidos y radiantes colores. Demostrando su fortaleza, grandiosidad y seguridad.

Perdida en sus pensamientos, después de una jornada de arduo trabajo, mientras esperaba la respuesta de alguno de sus amigos para que le dieran alojo por esa noche, para no tener que ir hasta su casa en la ciudad vecina y regresar a la CDMX a concluir la reunión pendiente al día siguiente temprano; y todo por haber olvidado su cartera en casa, solo llevaba el dinero justo para pasajes y alimentos.

Esa mañana había discutido con su novio, por lo que no quería llamarle para pedir ayuda, para solucionar el problema. Su orgullo es lo suficientemente grande para arreglárselas sola; por lo menos para evitar molestarlo o permitir que la vea nuevamente como damisela en peligro; algo que atenta a su independencia y autosuficiencia, hiriendo su ego. Además que ha sido complicado adaptarse a la relación.

Mientras está esperando la respuesta de sus amigos, bebe un té de frutos rojos, después de haber saciado su hambre. Por la acera pasa Jarrett, un atractivo y apiñonado tipo, deportista, alto, y su viejo amor platónico de la secundaria; que estuvo siempre enamorado de ella pero por los clichés de la época nunca salieron juntos; Jarrett al verla sola ahí sentada, piensa en la posible oportunidad acercarse y de concluir lo que nunca hablaron en aquel tiempo; trece años han pasado desde que salieron de la secundaria, y es la primera vez que se encuentran solos, en la calle y con la oportunidad aparentemente óptima de que haya un acercamiento.

Jarrett entra al café, acercándose a Ishtar, quien se sorprende al verlo ahí de pie frente a ella, después de tanto tiempo de no verlo.

Jarrett – Hola, Ishtar.

Ishtar – ¡Jarrett! Hola –levantándose para saludarlo de beso en la mejilla y un corto abrazo que él acepta de muy buena gana, con una sonrisa cálida. – tanto tiempo sin verte ¿Cómo has estado?

Jarrett – Sí bastante tiempo, bien y ¿tu?

Ishtar – Muy bien

Jarrett – ¿Esperas a alguien?

Ishtar – No.

Jarrett hace un gesto con la mano pidiendo sentarse ella le indica que sí. – Gracias –sentándose frente a ella- ¿Qué haces aquí?

Ishtar – Vengo saliendo de una reunión de trabajo, y espero un mensaje para irme.

Jarrett – ¡Oh! ¿De tu novio? –pregunta dubitativo.-

Ishtar –No. De algún amigo o amiga en esta ciudad que se apiade de mí, dándome alojo esta noche.

Jarrett –Y eso ¿Por qué?

Ishtar –No quiero regresar a mi ciudad hoy para volver muy temprano aquí mañana –dice mientras se encoge de hombros– y tú ¿qué haces por aquí?

Jarrett – Bueno estoy trabajando en una obra aquí cerca, pase y no creí posible encontrarte, justo hoy estaba recordando los tiempos de secundaria, los compañeros y… a ti –diciendo esto último con una sonrisa tímida.-

Ishtar – ¿Oh si? –él asiente con la cabeza, mientras el mesero se acerca y pide un café– y ¿Qué recordabas?

Jarrett – Pues la convivencia, los juegos pesados, ese comportamiento tan infantil y juvenil, los partidos de vóleibol, lo mucho que te molestaba… -dice encogiéndose de hombros y con tono apenado– la verdad lamento mucho aquello –mientras ella solo lo observa con una media sonrisa– nunca entendí cómo es que llegaste hace tres años, a esa reunión de ex alumnos saludando a todos como si nada.

Ishtar, suspira, viéndolo fijamente con tono tranquilo explica– Jarrett, han pasado muchos años, hemos vivido tantas cosas, hemos vivido más tiempo separados que el tiempo que pasamos juntos en la escuela, 9 años contra ahora 13. –con una sonrisa superficial- Nunca les guarde resentimiento a ninguno de ustedes, y pues tu –suspira y baja la mirada a su taza de té.– tu alguna vez me dijiste que solo lo hacías por hacerme reír… para integrarme, qué porque siempre estaba distante, o para llamar mi atención –se encoge de hombros, y vuelve a mirarlo de frente; él no ha dejado de observarla, nervioso por el rumbo que tomó la conversación; juega con su taza de café– también te molestaste cuando me negué a responder… -él le hace un gesto de interrogación y duda, no parece recordar.– cuando me preguntaste si quería ser tu novia; luego dejaste de molestarme cuando me negué. –él abre los ojos sorprendido, entre el intento de recordar esos detalles y el sonrojo que aparece en su rostro al pensar en cómo ella puede recordar todo aquello con esa precisión.-

Jarrett – ¿Por qué dijiste que no? –Dice en un susurro, con un gesto melancólico, mientras se acerca a ella, posando sus codos en la mesa para acortar la distancia.-

Ishtar con un poco más de seguridad y una ligera sonrisa melancólica – Porque a pesar de tu justificación por molestarme tanto, lo cual me hizo sentir bien y no hundirme en la tristeza o depresión; no podía confiar en ti. Mi autoestima estaba por los suelos y no podía creer que lo que decías fuera de verdad, esa era la duda, si estabas jugando, mofándose de mí, el pensar en que si te daba un "si" tú me tomarías el pelo y todos se reirían de mí, -negando ella con la cabeza- al final siempre era el centro de burlas. –Ante estas palabras él quedó perplejo y ella que lo había imitado en acercarse para contar esto, al terminar se derrumbó en el respaldo de la silla, cerrando los ojos mientras niega con la cabeza, como recordando aquellos momentos. – No, no podía. –Abre los ojos para mirarlo con una media sonrisa, él tiene un gesto de dolor y tristeza.-

Jarrett – Eso fue mi culpa, entonces –dice con un gesto de derrota, mientras desvía la mirada. – Nunca quise…

Ishtar – Ya no importa. -lo interrumpe, con un tono de voz despiadado.-

Jarrett – Lo arruine. –levantando las cejas, con un tono desesperado; ella solo levanta los hombros con una sonrisa amarga, mientras bebe de su taza.-

Ishtar – Jarrett, ya todo eso está en el pasado. Ya no importa, somos personas diferentes ahora.

Jarrett –No sé cómo pude dañarte tanto, ¿de verdad?

Ishtar – Si.

Jarrett – ¿Baja autoestima? Siempre parecías tan… -piensa con cuidado la palabra que usara, mientras ella le resta importancia, bebiendo de su taza.- arrogante

Ishtar – Apariencias, lo único que me mantenía con la frente en alto.

Jarrett –Y sigues viéndote altiva

Ishtar – Solo que ahora me valoro realmente como soy, y me amo antes que a todo y que nadie. Y si soy arrogante –con una amplia sonrisa. – Porque me ha costado ser la persona que hoy en día soy; y definitivamente eso no está ligado a la opinión y crítica de ninguna otra persona que no sea yo. –Con una sonrisa de suficiencia ella le dice esto– Y a pesar de todo como lo has visto soy una buena persona y amable.

Jarrett – Entonces… superaste todo aquello, así, nada más. –sorprendido y aliviado-

Ishtar – ¿Así nada más? –con una sonrisa torcida– Nada se repara de la nada; pero con ayuda todo es posible –mientras evoca en su memoria la imagen de su ex, con quien tras una larga y difícil historia decidieron no dañarse más y mejor alejarse a pesar de su amor, defendiéndose con que el amor no es suficiente para vencer todos los obstáculos; pero fue suficiente para ayudar a ambos a superar fantasmas del pasado.– No fue fácil, me ha costado mucho trabajo el convertirme en quien soy, hoy en día; pero estoy feliz conmigo misma.

Jarrett – Seguro que sí, y se ve reflejado. Cambiaste bastante, quiero decir que te ves increíblemente bien.

Ishtar – Gracias. –le sonríe seductora y coquetamente como ella sabe, para luego desviar la mirada a su celular, que ha notificado mensajes sin leer, los cuales le dan la mala noticia de que los que le han contestado no pueden darle asilo, y aún hay quienes ni siquiera han leído su mensaje. Lo que le causa un gesto de desilusión, cansancio y preocupación-