631 631 Seducirlo para llevarlo a la cama

Li Sicheng por fin desató la cuerda restante, miró sus muñecas con marcas rojas y se estiró.

Tang Mengying miró su mirada contenta, tomó un sorbo de vino tinto y sonrió.

Él vio una impresión de labios rojos en la copa de vino tinto. La reacción de Tang Mengying era mucho más ligera de lo que él había imaginado.

—¿No tienes miedo de que corra ahora? —preguntó él.

—No puedes correr —contestó Tang Mengying con calma—. Hay demasiada gente afuera. A menos que tengas la habilidad de saltar por la ventana, no puedes escapar.

Entonces, ella lo miró, se echó a reír y agregó:

—Pero si quieres bajar, puedo derribarte con facilidad. Es decir, siempre y cuando me hables de tus cómplices, o... elijas tener sexo conmigo una vez, te dejaré ir. Después de cuatro años, por fin podrás regresar. ¿No quieres?

—¿Tantas ganas tienes de hacerlo conmigo? —con media sonrisa en sus ojos, Li Sicheng habló y la miró con desdén y frialdad.