—¿Una cuenta de cinco dígitos? —La chica del servicio, una maestra santa, se asustó tanto que se levantó, pálida.
—La cuenta es correcta. ¿Cuál es el problema? —Braydon Neal asintió.
—Disculpe, ¿la cuenta es suya? ¿Conoce la contraseña? —El tono de la chica del servicio era extremadamente respetuoso.
—Un amigo me la dio. ¿Hay algún problema? —Braydon dijo con calma.
—No, por supuesto que no. Nuestras cuentas bancarias pueden ser entregadas a amigos, descendientes, y demás. Mientras tenga la contraseña, puede acceder a ellas. Sin embargo, el nivel de su cuenta es demasiado alto, por lo que no tengo la autoridad para verificarla por usted.
La chica se disculpó, pero sus ojos estaban llenos de curiosidad.
¡Una cuenta de este nivel representaba una cifra impactante!
¡La razón era simple!
Cosmos Bank había existido durante cientos de millones de años, y el número de cuentas que había abierto era más que el número de estrellas en el universo.
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