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Los primeros pasos

Hiroshi Nakamura se encontraba de pie ante la puerta de la agencia de detectives Shinichi Sato, sintiendo una mezcla de emoción y ansiedad. Había llegado temprano, lleno de entusiasmo por su nuevo comienzo como asistente del enigmático detective.

La puerta se abrió con un chirrido suave, revelando a Shinichi Sato, quien le dio la bienvenida con una ligera sonrisa. El detective vestía su traje característico, una gabardina que parecía haber visto más que su cuota justa de misterios. Su mirada aguda y penetrante estaba en marcado contraste con su sonrisa amable.

Sato hizo un gesto a Hiroshi para que entrara, y el joven mangaka no perdió tiempo. Se sintió abrumado por la presencia del detective y la atmósfera de misterio que impregnaba la oficina. Había investigado sobre los casos resueltos por Sato y sabía que se encontraba ante una leyenda en el mundo de la deducción.

Una vez dentro, Hiroshi observó el espacio de trabajo de Sato. La oficina estaba repleta de archivos, carpetas y libros sobre misterios no resueltos. Había algo fascinante en el desorden organizado de la oficina, como si cada documento y libro representara un enigma por resolver.

Sato lo condujo a una mesa en el rincón de la oficina. Sobre la mesa, había un montón de documentos y fotografías. Sato le entregó una lupa. "Antes de adentrarte en la resolución de misterios, debes aprender a observar, Hiroshi. La observación detallada es la base de cualquier buena deducción."

Hiroshi asintió con entusiasmo y comenzó a examinar los documentos bajo la lupa, siguiendo las indicaciones de Sato. Aprendió a notar detalles que antes habría pasado por alto: huellas diminutas, manchas de tinta apenas visibles y arrugas en el papel. Fue una lección de paciencia y minuciosidad, y Hiroshi estaba dispuesto a aprender.

Después de horas de práctica, Hiroshi finalmente levantó la vista y miró a Sato. "¿Qué sigue, detective?"

Sato sonrió, satisfecho con el progreso de su nuevo aprendiz. "La deducción es un arte que se construye sobre la observación. Ahora que has entrenado tus ojos, es hora de que desarrolles tu mente. Los misterios se resuelven al conectar los puntos y encontrar patrones. Te enseñaré a hacerlo."

El detective Sato comenzó a explicar los conceptos detrás de la deducción, hablándole a Hiroshi sobre la importancia de la lógica, el razonamiento y la intuición. Le presentó casos de la vida real y lo desafió a identificar pistas ocultas y a crear teorías. Hiroshi se dio cuenta de que estaba en presencia de un maestro apasionado y experto en su campo. La combinación de la lógica y la creatividad en la resolución de misterios lo fascinaba.

A medida que avanzaba el día, Hiroshi comenzó a comprender la profundidad de la mente de Sato y su habilidad para ver más allá de lo evidente. Aprendió a cuestionar suposiciones y a no dar nada por sentado. Era como si el detective lo guiara a través de un laberinto de enigmas, desafiándolo a encontrar soluciones creativas.

Al final del día, cuando el sol se ocultaba en el horizonte, Hiroshi miró a Sato con gratitud. "Gracias, detective. Ha sido un día increíble. No puedo esperar para seguir aprendiendo."

Sato asintió con satisfacción. "Estás progresando rápido, Hiroshi. La pasión y la dedicación son tus mejores aliados en este camino. Mañana continuaremos tu entrenamiento, pero por ahora, te has ganado un descanso."

Hiroshi salió de la agencia de detectives con una sensación de realización y anticipación. Su nueva vida como asistente del detective Sato se había inaugurado con éxito, y el mundo de los misterios y las deducciones se extendía ante él como un vasto lienzo en blanco, listo para ser llenado con trazos de intriga y resolución.

El siguiente día, Hiroshi se presentó temprano en la oficina del detective Sato, lleno de entusiasmo por continuar su aprendizaje. Esta vez, Sato lo condujo a la biblioteca personal de la agencia, donde se alineaban estanterías repletas de libros de misterio, novelas policíacas y tomos de deducción.

Sato tomó un libro de la estantería y se lo entregó a Hiroshi. "La deducción no es solo una cuestión de observación y lógica, Hiroshi. También se trata de comprender la psicología humana y los motivos detrás de las acciones. Los grandes detectives son psicólogos expertos. Empieza por aquí."

Hiroshi pasó horas inmerso en la lectura de casos famosos y las teorías detrás de ellos. Aprendió sobre la importancia de comprender las motivaciones de los sospechosos y cómo estas podían ser clave para resolver un caso.

Sato lo desafió con preguntas y escenarios hipotéticos, fomentando su capacidad para pensar de manera crítica y analítica. Hiroshi se sentía como si estuviera en una especie de escuela de detectives, absorbiendo el conocimiento y la sabiduría del legendario Shinichi Sato.

Después de días de aprendizaje intensivo, Sato finalmente le anunció a Hiroshi que estaban listos para enfrentar su primer caso juntos. Un caso real, no un ejercicio. El detective había recibido un informe de un misterioso robo en una mansión adinerada en las afueras de la ciudad.

"Es hora de poner en práctica lo que has aprendido, Hiroshi," le dijo Sato con seriedad. "Este será tu primer caso como mi asistente. Estaré a tu lado, pero debes participar activamente en la investigación."

Hiroshi asintió, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Juntos, se dirigieron a la mansión donde se había producido el robo. La escena del crimen estaba custodiada por la policía, y los reporteros se agolpaban en las cercanías.

El detective Sato comenzó a examinar la escena, observando cada detalle con agudeza. Hiroshi tomó notas y trató de emular la observación meticulosa de su mentor. La mansión estaba llena de valiosas obras de arte, y el robo se había llevado a cabo sin dejar rastro.

Sato habló con los agentes de policía y entrevistó a los testigos, mientras Hiroshi intentaba identificar posibles pistas. Poco a poco, comenzaron a conectar los puntos y a formular teorías sobre cómo se había perpetrado el robo.

A medida que avanzaba la investigación, Hiroshi se dio cuenta de que estaba empezando a pensar como un detective. La emoción de resolver un misterio real, de contribuir a la búsqueda de respuestas, lo embargaba.

Finalmente, después de días de investigación exhaustiva, Hiroshi y Sato reunieron suficientes pruebas para identificar al ladrón y recuperar las valiosas obras de arte robadas. Fue una victoria emocionante para el joven asistente y una prueba del aprendizaje que había adquirido.