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La maldición El coleccionista se presenta. Saber algo de él.

La maldición El coleccionista se presenta. Saber algo de él.

 

 Una pequeña presentación. Relatos del pasado. -

 

"Aclaran que fui maldecido cuando era solo un iluso adolescente. Desde ese entonces es que camino por dos mundos en una delgada línea. Había un lugar para mí en la tierra de los vivos y un asiento especial en el bajo mundo de los muertos. ¿No recuerdo quién soy? Mi yo anterior murió, y otro yo ocupa su lugar. Muchos años después me convertí en coleccionista de objetos de todo tipo que las personas temen poseer….más bien me convertí en coleccionista de espíritus que no quieren irse"..Mi nombre es William Leandro Parker..y me llaman , bueno eso ya lo saben…

Nací hace tanto tiempo que no recuerdo, pues aquella forma entró en mi cuerpo dibujando en mi corazón unas palabras que eran cuchillas afiladas por cada trazo. A partir de allí, fui maldito. Puedo percibir las presencias. Verlas, y oírlas en su forma corpórea. Y mi memoria se esfumó desapareciendo quien era, dejando en mi cuerpo, un ente desconocido. Un soy, irreconocible.

Soy un coleccionista de objetos prohibidos. Eso quiere decir que guardo tesoros que ni los expertos del ocultismo querrían. Recuerdo como todo empezó. Si, fue hace mucho tiempo.

 

Enero del corriente año, ciudad de Buenos Aires, Argentina. Interior a las afueras de Buenos Aires, poblado fantasma del partido de Rivadavia… cerca de las ruinas de la capilla de San Mauricio. Alrededor de los bosques tupidos que avanzaron todo alrededor.

...….

¡Vamos! ¿No me vas a decir que tenés miedo? Ya estamos acá, aprovechemos el verano. Aparte el pueblo es tranquilo. A horas de la noche, nos hay problema para salir. No es eso, es que ya te he dicho que temo a estas cosas. Vamos a salir en la noche. Y sí, nos van a regañar Ay mi chiquito, se que te aterra, pero son supersticiones y aparte tenés cumplidos tus quince años. Eso es para ti, también solo tienes catorce años. ¿Y mira si ocurre algo en la noche? Puede aparecer un animal salvaje. Un puma ¿Un puma? No seas tonto, lo único que puede suceder es que aparezca alguna comadreja, o vizcacha. Por qué no hacer algo más sano, cómo ¿Ir al cine? Eso es más para una cita ¡Quiero ir al bosque de noche! Si claro! – Respondí . – Déjame pensarlo. – No pienses, muchos. Tenemos pocos días para regresar a la Ciudad de Buenos Aires.

Al cortar la llamada me quedé dormido.

No fue sino de días después que decidimos ir al bosque, cerca de la construcción de la capilla de San Mauricio. Se han dicho que existen algunas leyendas. Una escasa credibilidad del asunto, aunque para dos preadolescentes, era descubrir lo fantástico dentro de lo que llamamos irracionalidad.

Vamos ingresa. Eres lento Parker. ¡¡Claro que no!! Tu eres la desquiciada que le agradan estos juegos. Y llámame por mi nombre. Perdón William Leandrito. Como quieras. Nadie me dice Leandro, solo William. En fin, no hay remedio contigo

Ingresamos en ese pleno bosque perdido en medio de la noche.

¡Oye! R…¿No sería mejor regresar? – en ese momento que pregunté me mordí la lengua - ¡¡Ahh!! ¡Olvídalo! – Dijo ella alumbrando con el celular. - ¿Ese grito? – Se enfada. ¡¡¡Me morrdiií… la lengua!!! – ¡¡Habla bien!!.Le dije - ..Que no te entiendo, ni te veo. -

La observé para arrojarle una batería de insultos en la escasa iluminación, sin embargoresolví reconciliarme con mi odio.

Recorrimos un tramo largo.

Dicen que por aquí se encuentra. Íbamos a un lugar totalmente prohibido. Había unos alambres y los sonidos de los búhos de la noche se fundían con el relato del cantar de las chicharras, y los grillos argumentando una orquesta de verano. ¡¡Esto!!, si que, ocasiona espanto – Comencé a temblar con un cierto pánico ¿Tienes miedo?.. si lo tienes. – Su rostro se dibujaba con una sonrisa bastante macabra. Era espeluznante el verla a su rostro. Hasta podría decir que con un cuchillo, generaría el perfecto perfil de la psicópata asesina. De hecho ignoré en un principio sus tretas repletas de bromas. Siempre fue así. Retando a mí persona. No dude al seguir con ello en contestarle como es debido. ¿No sé por qué dejo convencerme por ti? Porqué son bella e inteligente para encatusar. Vamos Le, no seas miedoso. No lo soy..es que…. – Comencé a temblar al movimiento de unas hojas de un arbusto. ¡Mmmm!…Prosigamos. ¡Mejor no! ¡Ahh!.. Vamos.. es so una leyenda le.

Dude de sus palabras. Pero era cierto solo era una leyenda. Continuamos en un vallado de alambre. Ella, tomo una rama e hizo una abertura con cuidado, debido que adentrarse en aquel bosque privado y en la noche, podía producir un inconveniente grabe.

Es por aquí, según dicen. ¿Tú crees?– miraba a todos los sitios que pudiesen existir. Todos eran idénticos. Tenebrosos. Caminamos por un sendero. Un ruido extraño me caló los huesos y al darme vuelta no pude presentir nada. ¡Qué rayos fue eso? – Me pregunté –¿Tu lo oíste? – Volví a Preguntar, y ella no contestaba. Al voltearme en la dirección que íbamos, ella no estaba. - ¡No me juegues bromas!. - Admití que estaba temeroso. ¡¡…..!!.. No dude un segundo y ante la transpiración de mi frente por el penetrante miedo que sacudía mi mente con inventos maquiavélicos me confundía más el terror a que la noche me devorara y sobre todo la leyenda fuese cierta.

Resolví continuar con el trayecto, ¿Pero dónde? Seguí por todo el sendero. Tenía esa opción o regresar. Sin embargo, no podía, debía encontrarla Y proseguí hasta que aquel terminó, entonces en el descuido adentré mi ser allí entre la arboleda. Y un tropiezo en una piedra me hizo resbalar hasta caer entre un charco de agua estancada. La luz se veía desde el cielo con una luma menguante. ¡Maldición! ¡Maldición! Dije una, y otra vez. Fui sorteando la selva de vetustos arboles que tenían formas grotescas. Parecían imágenes que me tanteaban. Era como si me miraran al caminar. Tenían formas. Y volvía a caer, rodando por otro precipicio.

¡¡RAYOS!! – Maldecí la situación anómala. Mi cuerpo atontado en el suelo. Había lodo en mis manos. – ¡¡Ahh!! - Di un grito – Al observar bien. Era un objeto cuya forma parecía observarme detenidamente. Recapacite, ya que era como una chapa doblada, cuya forma tenía un rostro - ¡¡¡Dios!!! - ¡¡¡Qué Alivio!!! – suspiré. Fije el perímetro con poca luz. Había caído en un terreno pantanoso. Eso significaba que podría también ante un descuido ser presa fácil de algún depredador. Todo aquí podría consumirte. Incluso la vieja. Intente incorporarme pero fue inútil. Me pesaba el cuerpo como si llevase mancuernas de quilos que sobrepasan a un campeón. Al levantar la vista, mi rostro se entumeció. Un chirrido de una cuerda colgada que movía un objeto en forma pendular. Todo a partir de allí, cambio para mí.

Poco a poco se acercaba con una lentitud extremadamente cautelosa. En vivo y directo se presentaba ante mí y grité del miedo, sin embargo nadie me oía.

Estoy aquí…aquí…. ¡¡¡Ahhhhh!!!!...¡¡¡¡Auxilio!!!!... Estoy aquí… - mis ojos se nublaban y algo en mi interior se iba transformando. El corazón se aceleró y una hinchazón fuerte en el pecho me invitaba a desmayarme

Mis pálpitos se fueron acrecentando, se acercaba a mí. Era tan espantoso. Abrí mi boca intentando gritar, pero algo me paralizaba, y mis músculos faciales dolían tanto. La voz se había acallado, y un fluido ingresó desde el interior de mis papilas gustativas, que palpaban con la lengua, el amargo gusto de unas telas como cabellos que se iban metiendo como gusanos. Mis ojos solo podían ver esa figura como se extendía lanzando desde su cuerpo aquella magnitud, y me ahogaba lentamente, hasta que me fui desvaneciendo, me fui para siempre.

¡¡¡Ring!!!....¡¡¡Ringg!!!!! - Suena el reloj de la mañana en un invierno de Agosto en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina – ¡Dios!.. mi cabeza da vueltas. Debo levantarme. Me incorporo de la cama. ¡Diablos! ¿Qué es eso?...!Ahh! es el reloj..Lo confundí con una lúdica forma que se burlaba de éste ser. Siempre me asusto con ello. Esta enfermedad que padezco desde menor me contamina mi cabeza. Sufro alucinaciones, y eso que llaman pareidolia y también por causa del accidente temo a los arboles, dendrofobia.. Para ser más especifico, poseo dos enfermedades, o mejor dicho tres. Veo rostros en los objetos, como mi reloj, y rostros en los arboles. Los médicos me han dicho que solo debo calmarme, pero decidí que lo mejor de ello son unas pastillas que me han recetado un viejo amigo de mi padre que conoce bien mi profesión. Anticuario de nacimiento. También veo otras figuras, pero eso es otra historia, es la tercera enfermedad. 

¡¡Maldito reloj.!!. Deja de cambiar mi mente… a pesar de ello..es a lo único que le tengo miedo, ya que mi profesión me demanda un cierto valor a los prohibido hacia otras amenazas sean psicológicas o físicas. Lo que conozco de mí, es solo un parte, pues mi memoria es escasa. Dicen que se perdió hace muchos años, y ahora soy un hombre de treinta años, con una profesión, y estoy en mi último año de universidad en la carrera de literatura. A mi alrededor todo parece decirme algo. Una vez me han manifestado que las cosas tienen alma. Para evitar la pareidolia, modifico el ambiente, en cambio la dendrofobia, solo es evitar ir a lugares selváticos, como bosques, o mejor dicho parques de ciudad, en los cuales se pueden presentar aquellos, a pesar de todo al salir a las calles, los veo multiplicarse constantantemente, me alejo, mientras otros se acercan sin problema. Como recompensa de ello, también los veo a los que llamo otros, y a esos no les tengo miedo, a diferencia de la población que sí, sean creyentes o escépticos. Todos al final les tienen miedo. 

Voy al baño a cepillarme los dientes. Mi rostro pálido, denota que he bebido de más. Cada vez que termino un trabajo, escribo un informe sobre ello. Como una historia a narrar. Pero es tal, el terror de lo vivido y plasmado en el ordenador que decido, beber vino espeso, licor, o lo que fuere para mantenerme cuerdo en la ebriedad. 

El rostro de mí en el baño se ve pálido. Detrás de mí algo se mueve. ¡Ah!..la toalla que un acto reflejo ha caído al suelo. Me agachó a levantar la misma, y desde el suelo se oyen todo tipo de lamentos. Salgo de allí, y me voy a la cocina a preparar el desayuno. Aron, aún no ha llegado. Los gatos y sus salidas nocturnas. Tiene una vida satisfactoria, muy diferente a la mía, que solo se guarda para el trabajo, y la universidad. 

Voy al living con unas tostadas y un café con leche. Tomo mi móvil celular. Claro que no debe haber mensajes, más que pedido de trabajo, y alguna que otra solicitud esporádica para resguardo. Mientras bebo, el humeante dibujo de formas siempre se presenta en mi vetusto hogar. Una casa heredada de mis abuelos con un sótano. Un living con un reloj de péndulo, con muebles de los años 30, y un cuadro de la figura de un antepasado. Luego dos cuartos que mantienen el mismo sentido, un baño, y una cocina con el lavatorio. Eso es todo. Ciento ruidos. Cierto es la campanilla.

Y una y otra vez suena la ella. Si no fuera por el oficio me habría retirado lejos. Esa campanilla ha generado sonidos desde aquel hecho. La encontré muy lejos de un suceso extraño. Fue mi primer cliente. Han pasado muchos años entonces, de que perdí la memoria por completo. De que dejé de ser aquel que fui, para ser esto. Un recipiente sensorial. No es el único artefacto que habla por sí mismo. Algunas muñecas y muñecos. Una silla, o una lámpara. Especies deformes en formol que desde añares se mantienen en un letargo. Hechizos y brujerías. Objetos inanimados que creen poseerlo todo. Hace tiempo que me he dedicado a ello. Algunas veces me transformo en un ser humano con una vida normal, pero otras veces me dedico al cuarto del sótano donde cada pieza que llega a mí debe ser encerrada. Por el bienestar de la humanidad.

Ando a veces corrompido por estas criaturas que parecen quererlo todo. Se necesita mucha paciencia y fuerza para no ser absorbido. Así supongo que es la vida de un coleccionista.

Ahora suena la caja. Golpe, trás golpe ¡Puf! ¡Puf!. Espero cese con sus alaridos. Desea de hecho salir, pero no lo dejaré.

Debería aclarar algo al respecto. Aunque comenzaré diciendo que aquí en la casa en vivo, en la cual vivieron mis antepasados, siempre descansaron las almas.

Es mejor que vaya a la habitación. Mi gato Aron desapareció como siempre. Pues ya a esta hora debería estar aquí. Primero voy a la cocina a lavar los trastos. Aron para ser sincero, no le agrada mi profesión. Le teme como muchos. Y no es de extrañar. Un día esto puede salirse de mis manos. Y en efecto ha ocurrido. Ustedes creen que soy solo un anticuario universitario, pero también soy un entusiasta de lo oculto que por ciertas razones trabaja de ello. Aquí en el sótano de mi hogar guardo elementos que vienen del bajo mundo, del inframundo por así mencionarlo. Son elementos que fueron traídos por quienes han vivido la pena, y el miedo. La destrucción y el horror.

¡Puf! ¡Puf!...Esa maldita caja. Creí haberla sellado por siempre. Aún continúa haciendo de las suyas aquella macabra imagen. Termino de lavar la taza, y me dirijo al mueble del living del cuadro de la pared. Allí esta mi libreta.

Abriré mi libro de anotaciones. Aquí suelo realizar un inventario de todos los objetos que han llegado a mí en diferentes historias. ¡Puf!. Dios, esos golpes, debó ir al sótano, a ver que todo esté bien. Luego ellos pasan a ser historias que guardo en el ordenador. Abrí la compuerta. Desde la oscura escalera, se sienten los vestigios del lamento. Enciendo una luz pobre de un foco que cuelga de un cable. Aquí solo yo puedo hacer las reparaciones de ser preciso. 

Al descender de las escaleras un terror me contuvo. ¿Qué ocurre?.. a es ella…la muñeca…

Ella poseía todo a su alrededor. La encerré en el baúl para evitar tragedias. De noche se escuchan golpes. Quiere salir de allí, pero. No debo dejar que suceda. El exorcismo debe calmarla. No debe salir de allí.

Cuando la encontraron en aquel bosque, parecía solo un objeto extraño. Una muñeca hecha de madera pútrida y desgastada con el tiempo. Tenía una bolsa de tela en su cabeza atada con un cordel como si quisieran asfixiarla. Al quitárselo.Sus ojos estaban dos clavos colocados de punta finamente con una mirada atroz en el tallado de la madera. Ese trabajo lo recibió mi abuelo, y por siempre estuvo allí. Él narró que al quitarle la envoltura la devolvió de inmediato. Si, la bolsa a su lugar por el espanto y ató el cordel que parecía de una piel de animal.El cuerpo estaba en condiciones deplorables. Sus manos juntas como amarradas a un grillete que se fusionaba entre sus piernas. Parte del cordel que escondía su cabeza con el saco colgaba de un árbol. Quisieron ahorcarla supuso. Y yacía en el suelo aquella abominación.

La vieja es manipuladora, llena de resentimientos. Odios oscuros. El solo ver su figura estremece las miradas, dijo. Cuando la hallaron, aquel recinto del bosque a metros de ella podía percibirse una energía negativa. Había en los alrededores cadáveres en descomposición. Es por ello que detectaron a la criatura. El hedor nauseabundo era más intenso como si aquellas muertes tuvieran días eternos en el proceso de formar parte de una tierra árida sin pastizales de la cual no brotaban señales de plantas, sino todo lo contrario. Era el lúgubre sentimiento de la parca lo que merodeaba los alrededores. De manera extraña se toparon al avistar una sombra muy parecida a ella con la muñeca. Aquella parte del bosque era muy diferente la subsiguiente topografía.

Quise escapar se dijeron, e intentaron retomar el camino de regreso por donde llegaron, pero no era posible. Nada es posible una vez que ingresas en los dominios de aquel sitio de oscuridad plena. Y ello es aterrador.

No podían encontrar la salida. La bruma de unas gotas de lluvia y la vegetación de ramas secas confundían aún más los sentidos que se esfumaban. Percibieron los pasos a su alrededor. Algo como una especie que vigilaba, aunque no se daba a conocer. El temor absorbió las mentes y comenzaron a correr. La cosa, o lo que fuera se acercaba sigilosamente y el olor penetraba sus cuerpos, sus venas, perjudicando la aceleración de los corazones acobardados. Con la prisa se resbalaron, y cayeron al suelo golpeándose sus cabezas contra la tierra húmeda. Al recobrar sentido, levantaron la mirada absorta y ladeando en movimiento para aclarar la visión, allí la encontraron. Allí desde lo alto colgaba la vieja, cuyos movimientos eran como los de un péndulo que viajaba desde una dirección a otra. Y luego regresaba y retomaba su camino. Los miraba a pesar de tener su rostro escondido en un saco de tela manchado con sangre coagulada. En el suelo unas velas apagadas, cuya cera se había carcomido. Cuando la vieja tambaleaba hacía el Este, su bolsa interna hacia denotar los clavos en sus ojos .Intentaba pensar ¿Qué quién podría haber creado tal efecto? Debía ser alguien realmente demoniaco para darle la apariencia atroz a aquella inverosímil forma. Y luego sacrificarla. Era una maldición en efecto. Realmente lo era. Y estaba allí, en el momento y lugar equivocados confrontándola.

He soñado varias veces de ello…como si fuera un protagonista. Los que la hallaron, desaparecieron. Mi abuelo confiesa que eran extraños. Una mujer y un hombre. Ambos con cicatrices en sus rostros. Pero al contarme de aquel suceso, fue la primera vez que un escalofrió me invadió el corazón. Era el primer registro de memoria que obtuve luego de perderla. Pues al recuperarme de un desmayo atroz que sufrí, desperté, con los rostros de ellos, de mis padres, y hermanos. Y nunca supe quienes eran, pero mi abuelo estaba allí, y no sé porque me contó sobre ello.

Y sentí en mi carne propia que estaba con esos sujetos en el bosque. Y la observarla detenidamente. Mis ojos hicieron en un abrir y cerrar de mili segundos una pausa impertérrita en la cual parecía que el sitió se cubrió de rojo sangre y criaturas de las profundidades rascaban la tierra abriéndose como agujeros. El parpadeo del pánico. Me contuvo a continuar y mi cuerpo comenzó a temblar. Todo mi sistema nervioso estaba alterado. Sentí las vibraciones que viajaban desde mi interior como veloces carros a punto de chocar contra alguna pared. Respiré hondo y salí de allí inmediatamente. Di uno, luego dos, y tres pasos hacia atrás sin perder de vista a la vieja. Luego voltee y escape con toda la rapidez que el ser humano posee. Era como si el bosque me tuviese atrapado. No podía reconocer de donde había venido y hacía dónde me dirigía. Estaba perdido y las voces del bosque entre insectos, aves, reptiles, y zorros y lobos se fundía con la carcajada de la vieja que parecía tenerme entre sus garras. En el intento de huir descubrí un camino que parecía interminable en su ingreso. Era como seguir sin retornar. En un infinito bucle. Al final de ello la sombra me aguardaba. Algo así como una suerte de parca sin su guadaña. Me mantuve paralizado al ver semejante atrocidad, y di la vuelta en la dirección opuesta, del otro lado un barranco inexplicable si había venido desde un camino de arboles llano. Tropecé y descendí rodando mi cuerpo, golpeado entre piedras y cactus hasta concluir en un montón de polvo y lodo de un pantano repleto de hedor. Las heridas de mi cuerpo estaban a la vista de ojos externos de un tinte amarillo y rojo. Eran depredadores en búsqueda de la carne. Estaba inconsciente entre el lodo y aquel charco estancado. Las voces del anochecer que se presentaba son en ese instante tan amplias y espantosas. Mis oídos explotan ante el cric de los grillos y el aullido de los zorros, y lo último que pude visualizar era la falaz imagen de la sombra que estiraba su mano y la risa incontenible de algo que no podría comprender.

Esa es la historia…como si fuera yo mismo un protagonista. Mis padres nunca me han hablado de ello, pero si mi abuelo, el primer anticuario, y el primer coleccionista. Aún recuerdo…

¡Hola! ¿Se encuentra bien? – Dijo el médico y los rostros en circulo de todos mis familiares. -

Es día. Si es de día ¿O eso creo? Es toda una pesadilla, estimo.

Si, ¡creo que sí!

La luz tenue de la sala de estar en el hospital, parecía un reflejo maldito que me encandilaba la visión.

¿Qué hago aquí? – Dije cuando mi memoria se desvaneció para siempre Lo hayamos perdido en medio de un camino. Preguntamos por usted. Nos miró y luego se desmayó. – ¡¡¡Hijo!!! – dijo mi madre. ¿Me desmallé? …¿Ehh? – ¿Quién es usted? ¿Qué hago aquí? ¿Cómo?....confeso con lagunas lagrimas - No se preocupen. Todo está bien.. necesito hablar con todos ustedes

Todos a asintieron. 

¿Un camino? ¿Perdido?...¿Qué ocurre? .un camino..Le…un camino que linda, cerca de la carretera de la ciudad. No te preocupes pronto estará bien y podrás irte – Dijo el hombre que era mi abuelo. ¿Qué? ¡Gracias! – Dijo el doctor. ¿Quiere quedarse? Si por favor. Hasta luego. Ustedes vengan conmigo. -

El enfermero de turno se estaba retirando. Un hombre de unos treinta años tez morena y barba prominente. Con una sonrisa inusual. Bien, posiblemente todo fue una pesadilla. Pero no recuerdo ¿Qué rayos hacía en la carretera a las afueras de la ciudad? Es como si mi memoria estuviese en blanco total. En fin todo está bien. Es extraña esta habitación. Una mesa, y el suero conectado a mí brazo derecho. Las paredes húmedas denotando un desgaste de la fachada. Al observar el techo puedo avistar un pequeño insecto que camina en dirección a la lámpara colgante que alumbra de forma escasa la habitación. Es solo un insecto espero no intente llegar a mí esa criatura cadavérica.El reloj a mi lado marca las 3:00 PM. No recuerdo el día, ¿Miércoles? – Un susto me penetró por la pareidolia..

 - ¡No temas! Es solo un reloj – Dijo mi abuelo sentado allí. Observando una ventana, como el viento se mecía sobre las cortinas moviendo ellas. Al oírlo me recosté con mis manos tranquilas en mi vientre. -

El aire parece denso. Una leve toz me invade los pulmones. Respiro hondo y nuevamente empieza a faltar el aire, y ahora siento nauseas. El estomago se está revolviendo ¿Qué me ocurre? Quito la sabana y mi estomago sigue esos ruidos. Dios siento un dolor abdominal. Tengo que ir con el enfermero. Al querer incorporarme no pude moverme. Estoy como paralizado. ¿Qué está pasando?

Los movimientos del estomago se hicieron más propensos, pronto algo se estaba entrometiendo en mi interior. Intente vomitar pero fue imposible. No podía mover las partes de mi cuerpo. El dolor se intensificó al grado que no podía resistir más. Y desde mi posición acostado veía como la parte inferior de mi estomago se abría, y de allí una viscosa forma se asomaba. Veía con asombro cómo se resquebrajaba la piel como cascaras de un huevo y el dolor era penetrante. Sentí el shock del desmayo. Allí se presentaba el insecto que estaba en el techo. Sus pinzas lo cortaban todo y no podía moverme. Pronto se acercó a mí. Estaba cara a cara con él. Palpo con sus antenas como con un cierto cariñó. Luego sus trompas absorbentes de su boca salían del interior con sus jugos ácidos que caían en mi cuerpo quemándolo. Auxilio gritaba con la mirada. En el vidrio de la puerta de la habitación pasaban personas. Una sombra. La del enfermero se detuvo. Pensó en entrar y se retiro riendo. Y ese insecto en forma de escarabajo continuaba su rumbo. Sus labios se fueron engrandeciendo en una sopapa absorbente. El terror en mi mente y cuerpo se expandía. Y no podía lanzar alarido alguno. ¡No! ¡¡¡No!!!. La boca absorbió mi cabeza y el acido desprendía la piel de mi rostro.¡¡¡Nooo!!!.

Tranquilo Le, tranquilo William..¡¡todo está bien!!…. ¿Sabes?… - Y fue allí que mi abuelo me iba narrando la historia.

Salí de aquel sótano con una jaqueca terrible, por el recuerdo. Al ver el anotador, recibí un mensaje de texto. ¿?...¡¡¡Rayos!!!..lo había olvidado por completo..un cliente…

. La pareja estaba a punto de llegar. -