—¡Basta ya! —Raine no estaba de ánimo para escuchar la riña entre Calleb y Serefina—. ¿Si no estás de acuerdo con la decisión de Torak, por qué no me dices dónde está él?
Raine lanzó una mirada asesina a Calleb.
Desde el otro lado del asiento, Calleb levantó ambas manos en señal de derrota—. Estoy obligado a obedecer la orden de mi Alfa. Aunque no esté de acuerdo, aún así no puedo decirte sobre esto ya que va en contra de la voluntad del Alfa.
Como Gamma, estaba ligado a seguir cada orden de su Alfa, especialmente las directas.
—Serefina, ¿por qué no me lo dices tú? —Raine dirigió su demanda a la bruja. Si los licántropos tenían que seguir la orden de Torak, Serefina no tenía por qué hacerlo—. Después de todo, ella no era una licántropa ni parte de la manada.
—¿Por qué debería hacerlo? —Serefina miró a Raine con incredulidad—. Incluso si no sufriré consecuencias por revelar el paradero de Torak, aún así mantendré mi palabra y no se lo diré a nadie.
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