Raine se sintió inquieta al escuchar lo que Rafael le contó. Había visto la condición de Torak en su visión y aparte de la rabia por la manera en que trataban a Torak, Raine no encontraba una razón para odiarlo, pero ¿por qué Rafael lo hacía sonar como si Torak se hubiera convertido en una criatura totalmente repulsiva?
—No lo haré, ¿por qué lo haría? —Raine pudo sentir un extraño sentido de ira ascendiendo por su garganta.
—Solo digo —cedió Rafael—. Él arrancó el motor y condujo la SUV lejos.
Últimamente, Raine se irritaba más fácilmente por cualquier pequeñez o quizás se debía al hecho de que Rafael la había impedido ver a Torak tantas veces, así que era seguro para Rafael no tomar su lado malo y provocarla aún más.
Tardaron más de una hora y media desde el aeropuerto hasta la ubicación de Torak.
Al principio, Raine pensó que irían a la ciudad del cuervo donde se ubicaba la casa de la manada, sin embargo el camino era diferente de la última vez que visitó a Torak.
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