Esperanza seguía detrás del Centauro, dejando el granero atrás mientras caminaban bajo la luz de la luna. El sonido de los cascos de Quirón contra la hierba, de alguna manera sosegaba los nervios de la chica.
Ella caminaba un poco detrás, para poder mirarlo sin ser notada, al menos eso era lo que pensaba. Si pudiera tener su teléfono consigo, tomaría una o dos fotos en secreto para su documentación personal.
Después de todo, ¿quién creería esto honestamente? Incluso si se lo mostrara a alguien más en su mundo. Nadie creería que el centauro que caminaba a su lado era auténtico, una criatura viva y respirando de verdad.
Ambos cayeron en un profundo silencio, pero era un silencio cómodo que Esperanza disfrutaba. No hablaba porque Quirón había dicho que le iba a contar una historia sobre las estrellas y, por infantil que sonara, Esperanza lo esperaba con ilusión.
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