Iris se despertó al sentir que alguien entraba en la habitación y descubrió que era Hanna. Ella les trajo a ella y a Caña su desayuno y, como vio que los dos seguían durmiendo, no se quedó mucho tiempo y se fue enseguida después de poner la bandeja en la mesa junto a la cama.
Hanna también revisó la chimenea y añadió más leña para mantener la habitación caliente, ya que comenzó a hacer frío en estos días.
Pero, como no volvió a revisar a Iris, no supo que ella se había despertado. Simplemente la miró todo el tiempo, pero no hizo ningún ruido porque no quería despertar a Caña.
En este momento, el Alfa todavía estaba en la misma posición, abrazando sus caderas con el rostro enterrado en el hueco de su hombro, respiraba con regularidad.
Por lo general, Caña se despertaba con un poco de ruido y estaría muy alerta si alguien se acercaba a él, ya que sus días de esclavitud le enseñaron que no podía descansar bien.
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