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Prólogo: El sendero

cerré mis ojos tratando de ahuyentar en silencio los recuerdos que se querían hacer presente. Al abrir los ojos y ver de nuevo el cielo note como este era invadido por unas nubes grises que se expandían como si fueran una plaga, poco a poco solo quedaba el sol tapado y un panorama lúgubre.

–Noah –Escuche levemente, sabía que era Lorena por lo que saque mi celular del bolsillo y apague mi música.

–¿Que querés? –pregunte con seriedad ya ni hablaba como antes, mis palabras se volvieron duras y a veces llenas de amargura por eso otras veces solo guardo silencio y desvió la mirada ya que dañaría a aquel que respondo...pero con Lorena es diferente, es mi obligación responderme ya que es su obligación cuidarme.

–Ya casi llegamos. escucha... ¿Seguro que querés vivir solo? –Se notaba lapreocupación de Lorena en su voz mientras sus ojos me veían por el espejo retrovisor,aquellos ojos marrones que por tanto tiempo me han vigilado

–Si me enmancipe es por qué quiero estar solo. –Mi respuesta fue dura, pero poco me importaba, Lorena solo era una tutora a la cual no le tengo sentimiento ni aprecio, solo está aquí para hacer su trabajo.

–Ah...Entiendo, de todas formas, estaré cerca y te visitaré todas las semanas para revisar si todo está en orden. –Lorena cambió su tono, trataba de ser dulce conmigo, tener compasión, pero yo no quería compasión.

–Como vos quieras. –Mientras el auto seguía en movimiento veía como la imagen de aquel campo verde y fértil era lentamente era transformado por los edificios de aquella ciudad tan desbordada. Mi nuevo destino ya no era una simple mal sueño, ahora está acá y tengo que aprender a sobrevivir en él.

Lorena ante aquel silencio solo traía incomodidad prendió la radio tratando de salir de aquella atmósfera. Poca atención prestaba a lo que decía la radio, pasaban algunas canciones del momento, aquella música tan industrializada que siempre sonaba en alguna casa de mi barrio y como no, a todo volumen, cosa de no ser egoísta para que los otros vecinos también escuchen. Pero al terminar de una canción comenzó a hablar un locutor.

"Terminamos de escuchar el nuevo hit del verano que poco a poco le va dando lugarcito al otoño, entre otras cosas se han dado noticias sobre los acusados del crímen Gutiérrez, esta verdadera tragedia que ha a dejado a toda la Argentina sin aliento. Los acusados se han encontrado sin vida en el pabellón de la estación 44, ellos estaban a un día de declarar en el juicio que cerraría al completo este caso, este par era el único que podía declarar ya que el tercer supuesto homicida no fue encontrado a pesar del inmenso esfuerzo de la PDI"

Tras aquella pequeña intersección del locutor siguió la música mientras sentía como mí cuerpo se quedó paralizado por momentos, ¿por qué será? ¿Odio, miedo? Ambas, el odio y el miedo se hacían presente desde aquel día aquellas dos eran las emociones más fuertes que sentía en mí. Lorena por el retrovisor me logro mirar y noto el malestar que estaba teniendo sumado mi perdida mirada por lo que tratando de sacarme de ese transe apagó la radio y dijo–

–Disculpa, yo me enteré hoy, no te pude avisar. –Ella busco un lugar donde aparcar para así poder mirarme de forma detenida.

–Antes de que pudiera acabar de hablar la interrumpí de forma repentina– Esto es una mierda. –Miré por momentos a los ojos de Lorena para luego desviar mi mirada, en el fondo comprendía su preocupación por evitar aquella escena que tanto me afectó, ellos hijos de puta se murieron y ni siquiera pude saber por qué hicieron eso contra mí familia– Sigue conduciendo, quiero llegar lo antes posible. –Dije antes de volver a perderme en mis pensamientos, Lorena acató lo que dije por lo que el auto siguió su marcha poco faltaba para aquel nuevo mundo desconocido para mí.