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Tengo un nombre.

-Adriano nunca ha hablado de Eduardo. ¿de qué familia es? -pregunto Rebeca cuidadosamente.

Sin embargo, Álvaro frunció el ceño ligeramente y dijo en voz baja:

-Olvídalo, es mejor que hable con su compañero después de recuperarse. Cuídalo bien. Debido a que nuestra empresa ha sido afectada por el accidente de Catalina, tengo que ir al hospital a cuidarla. -después de decir eso, se levantó y estaba a punto de irse, pero Rebeca lo agarro del brazo.

-Álvaro, hay tanta gente en la compañía que puede cuidarla. Además, Catalina es una mujer. Es muy inconveniente que tú la cuides. Entonces, me quedare allí por ti, ¿de acuerdo? Después de todo, soy una mujer, así que no se sentirá avergonzada, ¿no? -Rebeca lo miro con esperanza.

Sin embargo, él dijo con indiferencia:

-No es necesario. Aunque seas mujer, habéis tenido un conflicto. Además, todas las personas en Ciudad H lo saben. Si la cuidas bien no pasara nada, sino, acabaras con la reputación de Grupo Ayala. Por lo tanto, deberías quedarte en casa y cuidar bien a Adriano.

-Pero…

-Basta, ya está decidido. Adriano es el sucesor de nuestra familia, lo que debes hacer es cuidarlo bien y nada más. -Álvaro la interrumpió y se zafo de su agarre.

Después, Rebeca miro su espalda y se sintió inquieta.

No sabía qué hacer.

Álvaro salió de casa y fue a la compañía. Cuando vio que el departamento de seguridad estaba reparando el agujero de la red, se sintió angustiado.

Pensó, '¿Qué ha pasado exactamente? ¿Por qué hay tantos problemas últimamente? ¿Estarán relacionados con Samara?'

Cuando volvió al hospital, Samara todavía estaba dormida y la enfermera dijo que ella no descansaba muy bien.

Cuando Eduardo fue a la guardería, subconscientemente miro el asiento de Adriano. Al descubrir que él estaba ausente, se preocupó.

-¿Sabes por que no há venido Adriano? -pregunto a un compañero.

-Dicen que su madre le pego ayer y tuvo fiebre por la noche. Hoy alguien de su familia vino a pedir permiso y dijo que aún no se ha despertado. -contesto el compañero. Al oírlo, Eduardo apretó sus manos.

'¿Adriano está enfermo?' pensó, de repente se sitio culpable.

Además, Eduardo estuvo distraído durante todo el día y la imagen de Adriano aparecía en su mente.

En realidad, aparte de ser hijo de Álvaro, no había porque odiarlo, ¿no?

Vacilo hasta que termino la clase. Siguió a Mayra al hospital. En el momento en que vio a Álvaro, él quiso retirarse.

- ¿Qué pasa? -Mayra se quedó desconcertada cuando se dio cuenta de su comportamiento extraño.

-Mayra, cuida de mi madre. Tengo algo que decirle a Álvaro. -ella se quedó atónita por sus palabras.

-Siendo un niño, ¿Qué tienes que decirle? Eduardo, no creas en este hombre. Él es quien ha hecho que tu madre se quede acostada en esta cama.

-Ya veo. -el esquivo su mirada mientras dijo.

Ella sabia que Eduardo era um niño inteligente. Después de entrar, dijo fríamente:

-Señor Álvaro, es la hora de salir del trabajo. Me encargare de cuidarla ahora. -Actualmente, Samara estaba fingiendo dormir porque no sabía cómo enfrentar a Álvaro. Este hombre no era el mismo que había conocido antes. Ahora no solo n se quedaba en el trabajo, sino también iba todos los días a verla, como si viviera allí.

En el momento en el que escucho la voz de Mayra, rápidamente abrió los ojos.

-Mayra, ¿Qué tal? ¿Dónde está Eduardo?

-Esta fuera. Viene pronto. -luego sonrió y camino hacia Samara.

Al ver que a Samara le molestaba tanto, Álvaro no tuvo más remedio que levantarse y salir, pero se encontró con Eduardo en la puerta.

-Oye -Eduardo le saludo.

Al oírlo, Álvaro frunció ligeramente el ceño.

- ¿Me has llamado?

-Si.

-Me llamo Álvaro, tengo un nombre. Puedes llamarme Álvaro o señor. -Álvaro estaba muy descontento con la actitud de Eduardo hacia él, pero no sabía cómo suavizar la relación entre ellos.

Aunque Adriano lo llamaba papa, lo respetaba después de las enseñanzas de Rebeca. Incluso, ocasionalmente lo entretuvo. De hecho, no sabía bien como llevarse bien con el niño.

Eduardo frunció ligeramente el ceño. Su expresión era muy similar a la de Álvaro.

-Dicen que Adriano está enfermo. ¿Es serio? -pregunto Eduardo torpemente. Al verlo ahí, Álvaro de repente se rio.

- ¿Quieres ir a verlo?

- ¡Vaya! Yo no quiero. Solo estoy curioso. No hace falta visitar a ese tonto. -en seguida, giro la cabeza con orgullo, pero su pequeña mano inconscientemente agarro el dobladillo de su ropa, parecía estar preocupado.

Al verlo, Álvaro vio que Eduardo era realmente un niño. Era tanto torpe como lindo.

-Vale, es que quiero que lo veas, ¿de acuerdo? Dile a tu madre que te llevare a verlo y te enviare de vuelta, ¿vale? -Álvaro sonrió, pero Eduardo estaba aturdido. Sin embargo, dijo con una expresión fría:

-Me ruegas que lo vea.

-Si, te ruego que vengas conmigo. -actualmente Álvaro no sabía porque tenía que aguantar el temperamento de Eduardo. Todo era inexplicable.

Después, Eduardo entro en la sala y fue a la cama con Samara.

-Mama, ¿puedo salir un momento?

- ¿A dónde vas? ¿Quieres volver a casa? -en realidad, Samara no quería que Eduardo viniera al hospital. Este no era un lugar adecuado para él.

Sin embargo, el negó con la cabeza y dijo:

-Un compañero está enfermo. Quiero verlo, puedo ir con Álvaro. Mama, no te preocupes, volveré. -dijo en tono de súplica.

-No te preocupes, lo enviare de vuelta. -Álvaro entro y también dijo.

Samara asintió. Álvaro se sorprendió un poco de que ella estuviera de acuerdo. Ella lo odiaba mucho, ¿Por qué estaba de acuerdo con esto?

Mayra también se hacia la misma pregunta, pero no preguntaría delante de Álvaro. Ella solo pudo verlo salir.

-Samara, ¿Qué haces? ¿no tienes miedo de que Álvaro descubra la identidad de Eduardo? ¿Y si te lo arrebata? -Samara entrecerró los ojos y contesto:

-Debo demasiado a Laura y Eduardo desde que eran bebes. Aunque siempre quiero darles lo mejor, sé que no puedo darles lo que les falta. Es posible que nos vayamos, antes Eduardo nunca tuvo la oportunidad de ver a Álvaro, así que hoy espero que puedan llevarse bien.

-¿Estas loca? ¿o eres incapaz de olvida a Álvaro? ¿As vuelto para perdonarlo? -Mayra la miro con rabia. No obstante, Samara se amargo por lo que había dicho.

- ¿Volver con él? Es imposible a no ser que se enamore de mí. Mira esta cara, es muy diferente a la de antes. Pero no pasa nada. -dijo con una sonrisa siniestra en su cara.

- ¿Qué vas a hacer exactamente? No es suficiente que te haga daño una vez… ¿todavía quieres que te pase otra vez? ¿trajiste a Eduardo solo para que conociera a su padre? -Mayra no estaba entendiendo nada.

Entendió claramente el dolor y el miedo de Samara cuando estaba dormida. Pero no sabía porque perdonaba al hombre que le había hecho tanto daño.

Pensó, '¿Es por el niño? ¿pero el realmente la tratara bien por el?'

-Samara, ¿me puedes decir que estas planeando exactamente?

Samara se sentía cálida al ver la apariencia ansiosa de Mayra. Ella sonrió mientras sujetaba su mano, pero Mayra le puso los ojos en blanco por el enfado.

- ¿Sonríes? No seas tan optimista por favor. ¿De verdad crees que Álvaro no puede encontrar nada? Aunque tu apariencia ha cambiado y tienes una nueva identidad, nuestra relación es incambiable. No es tonto, es fácil reconocerte. ¿Qué te hará si sabe que eres su esposa? Si sabe que Eduardo es su hijo, se lo llevara.

-No te preocupes, se lo que estás haciendo por mí. Pero nunca quise ocultarme totalmente. Sin embargo, antes de que descubra mi identidad, espero que pueda enamorarse de mi a través de esas dudas. Incluso, no me importa si sabe que Eduardo es su hijo. Tengo muchas maneras de esconder a Eduardo. Mayra… ya no soy la misma. Confía en mí, se lo que quiero y cuando lo consiga me iré con Eduardo. -después de eso, Samara se quedó en silencio y en su mirada había demasiadas emociones.

- ¿Todavía quieres a Álvaro? ¿Por qué crees que puedes conseguirlo ahora? -Mayra realmente no la entendía.

No obstante, Samara miro la nube fuera de la ventana y se burló:

-Hace cinco años… era demasiado estúpida. Todo lo que hacía, era para obtener su amor. Además, él tiene demasiadas dudas. Créeme, puedo hacerlo. Mayra, sé que es lo que quiero ahora. Eres mi mejor amiga, espero que puedas apoyarme.

-Tampoco sé que hacer contigo. Acabas de volver y ya estas herida.

A pesar de lo que dijo Mayra, Samara sabía que ella todavía tenía dudas, pero ya había aceptado su decisión. Por lo tanto, esta amistad era preciosa.