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Capítulo 1.

Dragon Ball Z: Supremacía Z - Capítulo 1: "Muerte y salvación."

-¡Jutsu: Clones de Sombra!- fue el grito de Naruto, antes de crear docenas de clones de sombra.

De forma, inmediata, Naruto y sus clones, saltaron hacía una criatura serpentina, la cual era gigantesca con un cuerpo muy largo de color púrpura oscuro, y múltiples cabezas parecidas a las de un dragón con ojos rojos brillantes, mientras tenía un aura púrpura a su alrededor.

La criatura era Mōryō, un demonio de otro mundo, el cual quería envolver a la Tierra, en una oscuridad eterna para crear su reinado de miles de años.

Naruto Uzumaki, el cual había sido enviado junto con; Neji Hyūga, Rock Lee, y Sakura Haruno para ayudar a la sacerdotisa, Shion a sellar a Mōryō nuevamente pero una vez que llegaron, ya era demasiado tarde.

En estos momentos, Naruto, se encontraba solo luchando contra el demonio a la vez que protegía a Shion. Mientras tanto; la temperatura del volcán en el que se encontraban continuaba aumentando y aumentando, no dando señales de detenerse.

Desafortunadamente, Mōryō, era muchísimo más fuerte de lo que Naruto, había esperado. El demonio destruyó, todos, y cada uno de los clones de sombra, sin ningún tipo de esfuerzo de su parte. Después de haber acabado con cada uno de los clones, golpeó a Naruto, haciendo que éste se estrelle contra el suelo.

La respiración de Naruto, cada vez era más errática, y más pesada. Mirando al demonio fijamente, tratando de recuperar la compostura, para volver a atacar, un pensamiento cruzó por su mente; la visión de Shion, y su supuesta muerte.

-¡N-no, no pienso morir!- juró, Naruto, negándose rotundamente a creer en la visión de Shion, era imposible, él no podía morir, tenía que mostrarle que no se dejaría vencer por el destino, y que crearía su propio camino.

Corriendo en la dirección del demonio, dio un salto, y cortó dos de las cabezas de dragón, a su vez, una tercera cabeza se dirigía hacía él con la boca abierta, dispuesto a comerlo.

-¡Ja! ¡Demasiado lento!- exclamó, Naruto, esquivando la tercera cabeza del dragón, y clavándole el kunai una vez tuvo la oportunidad.

Una sonrisa pasó por el rostro de Naruto, el simple hecho de estar teniendo ventaja en la batalla contra este demonio. Naruto, cometió el único, y último error que alguien podría cometer en una pelea.

Había apartado la vista de su oponente, y se había confiado por la pequeña ventaja. Naruto, miró hacia el suelo, viendo un ojo morado, el cual estaba brillando fuertemente.

-¿Ah? ¿Un ojo?- se preguntó, Naruto, sorprendido, y confundido, sobre de dónde podría haber salido ese extraño ojo.

Esa pequeña distracción, fue lo que hizo que Naruto, no viera el ataque que se dirigía hacía él, hasta que fue demasiado tarde.

El momento todavía no se había registrado en la mente de Naruto, hasta que fue demasiado tarde, y vio la sangre, su sangre, la cual estaba recorriendo el tentáculo que lo había atravesado. Naruto, trato de soltarse del tentáculo para mantener su promesa a Shion; de que no iba a morir, y menos, aquí.

Para la mala suerte de Naruto, solo tuvo un pequeño momento, antes de que su fuerza vital restante, se desvaneciera, y su cuerpo, cayera al suelo.

Mōryō, grito en señal de victoria, finalmente había logrado matar al humano que tantos problemas le había causado. Shion, estaba aterrada, y miraba todo lo sucedido con horror.

-¡NARUTO!- fue el grito horrorizado de Shion, al ver lo sucedido, era algo que ella sabía que iba a suceder, pero había empezado a creer desesperadamente que esto no iba a ocurrir.

Purgatorio.

-No, no, esto no tenía que terminar así.- fueron las palabras de un anciano, el cual estaba flotando a unos metros del suelo.

El ancian era un hombre alto de tez pálida y arrugas profundas debido a su avejentada edad. Su cabello castaño claro, el cual tiene una forma puntiaguda, y largo, el cual le llega hasta los hombros, con un mechón trenzado, el cual le llega hasta la barbilla, frente a su oreja izquierda. Tiene unas protuberancias en ambos lados de su frente, las cuáles tienen forma de cuernos. Cálidos ojos morados, los cuales tienen un patrón negro de ondulaciones, y en el centro de su frente, una marca roja, la cuál es parecida a sus ojos. Luciendo una pequeña barba, la cual está ubicada en su barbilla, la cual se extiende hasta su cintura.

Su atuendo, el cual consiste de un kimono blanco de cuerpo entero con un patrón de seis magatamas negras alrededor de su cuello, debajo del cual, lleva un collar, el cual también está compuesto por seis magatamas negras. Y en la parte de atrás de su kimono, se encuentra una marca negra con forma ondulada con un patrón de nueve magatamas negras, repetidas en tres filas de tres.

Este hombre es Hagoromo Ōtsutsuki, más conocido como el sabio de los Seis Caminos.

Y a un lado de Hagoromo, había una figura de apariencia menos humana, la cual irradiaba un aura de muerte.

La figura, es un espíritu demacrado, y traslúcido con un rostro demoníaco. Siendo mucho más grande que un humano promedio, poseyendo una larga cabellera blanca de la cuál sobresalen dos cuernos rojos, así como su piel de color púrpura.

Estando envuelto con grandes vestiduras blancas, y llevando un conjunto de cuentas de oración, y un tantō. Su boca, en la cual se la puede ver llena de dientes oscuros, y afiliados, además de poseer una lengua muy larga, casi serpentina.

Ese ser era Shinigami el Dios de la Muerte.

En la actualidad, Hagoromo, había estado discutiendo con Shinigami, sobre la muerte prematura de Naruto Uzumaki, la última transmigración de su hijo menor, Asura Ōtsutsuki.

Hagoromo, deseaba que Naruto, resucitará para que pudiera cumplir con su destino, y que pudiera detener de forma permanente el regreso eventual del Clan Ōtsutsuki, a las Naciones Elementales.

Pero, es que había un solo problema a todo esto, y ese era, Shinigami, y su respuesta, la cual siempre era la misma.

No.

Al espectro, no le importaba si el niño moría antes de tiempo, o que sin él, las Naciones Elementales estaban condenadas, ya sea porque Mōryō, consumiría al mundo con su oscuridad, o porque los Ōtsutsuki aparecerán, y absorberán el chakra de todos, solo por su propia codicia.

Después de todo, el deber de Shinigami, era reclamar el alma de todas las personas que habitan en las Naciones Elementales. ¿Por qué debería de importarle si eso sucede en diez días, o en diez mil días?

Al fin, y al cabo, el resultado iba a ser siempre el mismo, todos iban a morir.

Hagoromo, estaba por volver a hablar con Shinigami, para tratar de convencerlo de que Naruto debería volver a la vida. Una a volver a hablar, pero su atención se desvió, al igual que la de Shinigami. Un rayo de luz apareció de la nada, del cual surgieron tres seres.

-Jo, ¿Acaso llegamos en un mal momento?- fue la pregunta repentina de un ser de aspecto bastante singular.

Él Sabio y el Dios, vieron que tres individuos acababan de aparecer, y fue una gran sorpresa que no los hayan podido detectar antes.

El hombre que había hablado previamente, es un ser con forma humanoide, alto, y con una constitución delgada, piel celeste claro, pelo blanco, y largo y tiene características femeninas y elegantes.

Estando vestido con una túnica color granate, una especie de coraza color negro y blanco con detalles amarillos, anaranjados y blancos, zapatos de taco negro y lleva un aro de color azul que rodea su cuello. También lleva un largo cetro, de color azul y amarillo, que tiene una joya negra que flota en la parte superior.

Whis, asistente y maestro del Dios de la Destrucción del Universo Siete, Bills, había hecho su aparición.

El segundo individuo, era un ser humanoide de piel rosa intenso, el cual poseía una larga cabellera blanca, con una frente amplia y una cara ancha y marcada, aparentando tener una edad madura. Llevando un atuendo nucleico granate y cian.

Dicho individuo era Kibito, el ayudante y guardaespaldas del Kaio-shin del Universo 7.

Y el último individuo que había aparecido, erq un ser de baja estatura, de piel lila-violeta con una cresta blanca, y vestido con un traje elegante de Kaio-shin, y porta un par de Pendientes Pothala amarillos.

Shin, el Kaio-shin del Universo 7, se encontraba junto a ellos.

Reconociendo a los seres que habían llegado, Shinigami, gruñó levemente, sin gustarle el hecho de que esos tres, estuvieran fuera de su universo, y dentro del suyo.

-Whis, Shin, Kibito. ¿Por qué están aquí?- pregunto, Shinigami, a lo que Shin, dio un paso adelante, el cuál estuvo acompañado con una pequeña reverencia.

-Por favor, perdone nuestra intromisión, Shinigami-dono. Pero, recientemente, se nos informó sobre la muerte prematura del niño de la profecía de uno de sus universos, fuimos informados por un individuo anónimo.- le dijo, Shin, a Shinigami, mientras, Whis, y Kibito, asentía con la cabeza.

Era bastante extraño, ya que ni siquiera habían escuchado, ni visto a la supuesta persona que les informó de la muerte de Naruto.

Mientras tanto, cierto mago vampiro que salta en dimensiones, se estaba riendo a carcajadas en alguna parte del universo.

-Si están aquí para convencerme de que lo reviva, entonces la respuesta es no.- dijo, Shinigami, negándose otra vez a ese tipo de propuesta, y sin importarle mucho que en frente suyo se encontrará una de las máximas autoridades del universo.

Shinigami, ya conocía que los dioses del universo siete, eran bastante indulgentes, cuando se trataba de que las personas resucitarán, dado a la gran cantidad que poseen de esferas del dragón. Esto era algo que Shinigami, no era, y cuando alguien moría, se quedaba por siempre de esa forma, muerto.

-¡Jo, jo, jo, jo! No, no, nada de eso Shinigami-sama. Solo tenemos una oferta para hacerle.- le dijo, Whis, a Shinigami, mientras esté entrecerró sus ojos de forma sospechosa hacía el ángel.

-¿Qué oferta?- fue la pregunta de Shinigami, sin saber qué esperar de estos seres.

-Despertaré a Bills-sama, para que lidie con los miembros restantes del clan Ōtsutsuki, pero a cambio, nos dará el alma del joven Naruto. ¿Qué dice?- fueron las serenas palabras de Whis, mientras su expresión se tornaba un poco más seria.

Shinigami, arqueó una ceja ante eso, ya que realmente la propuesta lo estaría beneficiando. No solo se iba a ocupar del clan Ōtsutsuki de forma permanente, sino que también haría que Hagoromo deje de molestarlo, y lo único que tenía que hacer era darles el allá de Naruto. Claro, también estaba el hecho de que era el transmigrante de Asura Ōtsutsuki, pero su alma seguía siendo una normal.

El único problema sería que Hagoromo, se podría enojar por el hecho de perder al transmigrante de su hijo menor. Mirando al sabio, Shinigami, le dio una fuerte mirada, mientras que el poder del Hagoromo, podría evitar que el dios posea su alma, él podría rechazar el trato con demasiada facilidad, y obligar a Hagoromo, a ver cómo su amado mundo es destruido.

Al ver la mirada que le estaba dando Shinigami, Hagoromo, suspiró, y asintió con la cabeza en forma de resignación, no queriendo ver cómo el transmigrante de su hijo era llevado a otro universo.

-Muy bien.- dijo Shinigami, antes de invocar el alma de Naruto, y dársela a Shin.

-Maravilloso, iré a despertar a Bills-sama, para que pueda eliminar al clan Ōtsutsuki.- dijo, Whis, antes de chocar su bastón contra el suelo, regresando con Shin, y Kibito, al universo siete, ya teniendo una idea de dónde reencarnaría Naruto, y en qué familia lo haría.

BlackLuciano.