—Don Denzel, soy yo, Aurora —una voz emocionada resonó desde el final de la línea. Alfa Denzel se sorprendió pero recordó haberle dado su número.
—Aurora, ¿has terminado tu entrenamiento? —Su voz no era ni fría ni cálida, pero la que estaba al final de la línea todavía estaba llena de una emoción interminable.
—Sí, Don. Acabo de informar en la oficina, pero no estabas allí.
Alfa Denzel no tenía intención de volver a Las Vegas hasta que terminara con asuntos importantes en la manada. Alessia podría encargarse del resto. —Todavía tengo cosas muy importantes que hacer. Godic te guiará por el trabajo hasta que yo regrese.
Aurora parecía descontenta. Quería saber exactamente cuándo Don Denzel volvería ya que Cordelia le había informado que Don Denzel mantenía privados los detalles de sus viajes.
Eran ajenos a los negocios, así que no se lo contó a nadie, aunque tenía la sensación de que Godic siempre estaba al tanto. —Pero, Don, tengo un regalo para ti. ¿Cuándo vuelves?
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