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CAPITULO 32

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Los días para la boda de Ellis y Vittorio prácticamente pasaban volando, haciendo incluso a Antonietta preguntarse si conseguiría organizar el evento a tiempo. Sobre todo porque su hijo decidió que invitaría a todas las familias, sin excepción. Él también fue quien determinó que la boda sería en la mansión de la familia, pues era el lugar más reservado, ya que los medios de comunicación estaban en polvorosa queriendo cubrir cada detalle de la boda.

Además, ese acoso por parte de los paparazzi dificultaba a Ellis participar en algunas decisiones en el matrimonio, lo que para ella fue hasta un alivio, pues así no necesitaba toparse con Vittorio. Lo único que quedó de responsabilidad de la joven fue su vestido, ramo, zapato, maquillaje y los votos. Y faltando poco tiempo para la boda, ella aún no había logrado realizar dos de ellos: el vestido y los votos. Esto se debe a que Antonietta le dejó una lista separada con los establecimientos a los que podría asistir y agilizar esto. Ellis ya había estado en prácticamente todas las tiendas de novia, pero cada vez que se ponía un vestido blanco, un vacío cuidaba de su interior. No era así como imaginaba casarse, como una obligación... un negocio.

Y era ese sentimiento que estaba allí una vez más cuando ella surgió en la sala privada, donde Jason la esperaba tirado en el sofá marfil con papel y pluma en la mano. También se aburría de ir a esos lugares con su hermana y trataba de ayudarla a escribir sus votos.

— ¿Qué encontraste? - preguntó Ellis mientras giraba con el vestido blanco todo con encaje Chantilly con cristales Swarovski por toda la falda. Era un bonito vestido, pero ella no podía sentir una conexión con él.

- Creo que ya sabes la respuesta. - Dijo Jason mirando a su hermana. - Te ves hermosa.

- Pero...

— El pero viene de ti , mi hermana. - Dijo Jason. Él miró el papel y continuó: - Déjame leer los votos... Hoy te recibo como mi marido y prometo amarte, respetarte y cuidarte con todo amor y cariño hasta el fin de nuestras vidas.

- En el caso, hasta el pago de la deuda. - Corrigió a Ellis haciendo reír a su hermano.

- Así que...

- Sí, está bien. - Dijo Ellis.

- Lo odiaste. - Liberaste a Jason mientras resonabas.

-No, quiero decir, es medio... no sé, patrón.

- ¿Patrón? Esto es una obra maestra. - Refutó a Jason. - Sabes qué, ese vestido es horrible.

- Lo sabía! - exclamó señalando a su hermano. Entonces ella se volvió hacia la vendedora y dijo: - Ese no es mi vestido.

- Ok... - Dijo la vendedora para el vigésimo vestido de la novia.

- Discúlpame, pero es que no me sentí bien en ninguno de ellos. - Explicó Ellis, sin gracia.

- Tal vez el problema sea el color. - Habló la vendedora atrayendo la atención de Ellis.

- ¿El color? - ¿Cuestionaste a Ellis levantando la ceja.

— Sí, hay novias que no logran conectarse con el vestido por cuenta del blanco. Sabes, aquella cosa de pureza, virginidad. Tal vez sea tu caso. - Sugirió la vendedora levantando la mano para ayudar a Ellis a bajar. - Venga, te llevaré al sector especial de nuestra tienda.

Las dos salieron de la sala privada y caminaron hacia el sector, donde la vendedora mostró diversos corredores con una variedad de vestidos de todos los colores posibles.

Ellis ha estado admirada por esos hermosos vestidos. Era uno más magnífico que el otro, pero tenía uno , en el fondo del cuarto pasillo que atrajo y mucho su atención. Ella tocó el vestido, encantada siendo observada por la vendedora que la incentivó:

-Cógelo. Este es hermoso y exclusivo. Ninguna novia lo ha usado antes.

- Es muy lindo, pero el color... - empezó con Ellis.

- Con los accesorios, el color será lo de menos. - ¿Afirmó la vendedora. - Vamos a probar?

- Claro. - Dijo Ellis.

En pocos minutos, he aquí que la joven Barker surgió en la sala privada mucho más confiada. Ella se detuvo delante del hermano que la miró impactado con la elección:

-Wow! ese vestido es hermoso, de verdad!

- Sí, yo también lo encontré. - Aceptó Ellis mirándose en el espejo.

- Pero, ¿se ha parado a pensar en lo que Don Vittorio va a pensar del color?

- No me importa lo que piense. Me casaré con Don Vittorio Amorielle con este vestido.

***

Vittorio observaba a sus invitados ser conducidos por el ceremonial en el jardín de su casa para su boda. En unos momentos, sería un hombre casado. Claro que no era de esa forma que había imaginado, pero al menos sería una obligación menos en su vida. Al menos así es como él intentaba pensar, pero cada vez terminaba pensando en la última vez que se encontró con Ellis y el sentimiento de arrepentimiento surgía. Él se imaginaba actuando totalmente diferente, primero que nunca dejaría que Ellis se fuera y mucho menos con aquella imagen de él. Por más que ella dijera que no le importaba, algo en sus ojos indicaron lo contrario. De hecho, él podría haber jurado que había visto una lágrima en el rabillo de sus ojos. Sin embargo, nada podría hacerle volver atrás y cambiar eso.

— Hijo, estoy entrando... - Avisaste a Antonietta entrando al cuarto de tu hijo. Se detuvo en el medio de la habitación para admirar a su hijo que llevaba un frac negro, chaleco blanco, pantalones ricos en tiza y corbata en el color de la chaqueta. - Te ves muy bien.

— Usted también está maravillosa. - Elogió a Vittorio la matriarca que eligió un vestido marino ligeramente girado hasta la canela y un collar de perlas heredado de su suegra. - Ella ya está aquí.

— No, ni señal. - Informó Antonietta notando el semblante de su hijo ponerse triste. - Pero eso es una tradición. La novia necesita llegar tarde, para causar conmoción. Ahora nosotros, no podemos llegar tarde de ninguna manera.

- Está bien. - Acordó Vittorio concediendo su brazo para madre. - Permítame conducir a la mujer más bonita de la ciudad.

***

El cuarteto de cuerdas comenzó a tocar In Case You Didn't Know para anunciar la entrada de Vittorio y Antonietta en el jardín de la mansión. Los dos caminaron tranquilamente hasta llegar al arco en forma de corazón de ramas de árboles, con arreglos de flores bien robustas y un tejido blanco revoloteante para traer ligereza al escenario. En el centro del arco, el sacerdote ya los esperaba, así como los capos seleccionados como padrinos para ceremonia, incluso Rocco que estaba parado en su posición. Ellis no había indicado a nadie para formar parte del lado de las madrinas, entonces Antonietta se encargó de colocar a sus compañeras en tal función. La única solicitud es que el hermano entrara con él.

Vittorio besó la frente de su madre y luego se posicionó cerca de Rocco:

- ¿Sabes si ya llegó? - preguntó el mafioso, nervioso.

- Aún no, pero he encargado al Cetraro que la traiga. - Explicó Rocco. - Y puede estar seguro de que no llegará aquí sin ella.

- Así que espero. - Dijo Vittorio, tratando de controlar lo que su intuición insistía en decir: Había posibilidad de que Ellis ni siquiera apareciera.

***

La tarde fue dando espacio para la noche y todos comenzaron a preguntarse cuándo llegaría la novia. El sacerdote mismo salió de su lugar y vino a hablar con Vittorio:

- Mira, es común que la novia se retrase, lo sabemos. pero la tuya está dos horas atrasada!

- Rocco. - Llamó a Vittorio su capo que se acercó rápidamente. - Póngase en contacto con Cetraro, vea lo que está pasando.

- Ya lo intenté...

- ¿Así que tú...?

- No contesta, señor. Ni él, ni Jason ni la señorita Barker. - Respondió Rocco, preocupado. - Algo está pasando...

- Será que... No puede ser... - Rechazó Vittorio.

- ¿Qué pasa señor?

— Sólo tenemos dos opciones: o Ellis huyó... o bien, Tommaso Grecco decidió actuar. - Respondió Vittorio, en serio. Él miró para sus hombres y saludó: - Al trabajo, descubran lo que está sucediendo.

Los hombres comenzaron a salir de sus lugares cuando la ceremonia entró gritando:

- Todos en sus lugares, la novia llegó!

***

La marcha nupcial comenzó a tocar, haciendo que Vittorio soltara su respiración, nervioso. Ellis estaba llegando. El mafioso puso una sonrisa en su rostro, pero cuando las madrinas comenzaron a aparecer con cara de shock, él pronto desapareció. Algo no estaba bien, y eso no se confirmó hasta que David y Paje entraron con cara de llanto.

- ¿Qué diablos pasa? - preguntó Vittorio a las mujeres.

- Oh Dios mío, la novia está vestida de negro! - gritó una de las invitadas al ver a Ellis apareciendo en la entrada.