Capítulo 5: El Verdadero Espíritu Marcial de Xue Sha

El jefe de la aldea, junto con los demás aldeanos, esperaba fuera de la Sala del Despertar. La salida de Ma Xiu Nuo causó un murmullo entre la multitud, ansiosa por noticias. Antes de que pudieran abrumarlo con preguntas, el jefe de la aldea levantó la mano para pedir silencio y se dirigió a Ma Xiu Nuo con una pregunta directa.

"¿Cuántos han despertado poder de alma innato?" preguntó con voz firme, mirando a Ma Xiu Nuo con expectación.

Ma Xiu Nuo, todavía recuperándose de la sorpresa anterior, respondió: "Hay unos 8 que han despertado con medio nivel de poder de alma innato, dos con 1 nivel, uno con nivel 2, otro con nivel 3 y, finalmente, otro con nivel 10."

La mención de un poder de alma innato nivel 10 causó un revuelo inmediato entre los aldeanos. "¿Quién es el que ha despertado con poder de alma innato nivel 10?" preguntaron varios al unísono, con una mezcla de asombro y envidia.

Ma Xiu Nuo, que parecía un poco agitado tomó una respiración profunda y se calmó antes de responder. "Es Xue Sha," dijo.

La reacción de los aldeanos fue variada. Todos, excepto el jefe de la aldea, que mostraba una sonrisa satisfecha, y unos pocos más que disimuladamente esbozaban una pequeña sonrisa, parecían tener emociones encontradas. Algunos mostraban rostros infelices, otros enfadados, y algunos incluso parecían asustados.

El jefe de la aldea, observando las reacciones de su gente, decidió tomar control de la situación. "Esto es una bendición para nuestra aldea," proclamó con voz potente, tratando de infundir un sentido de orgullo entre los presentes. "Xue Sha ha despertado un poder de alma innato sin precedentes, y eso es motivo de celebración, no de descontento."

Los murmullos continuaron, pero la firmeza del jefe de la aldea hizo que muchos reconsideraran su postura. Aunque algunos todavía sentían envidia o temor por el futuro incierto que traería un cambio tan grande, la mayoría no pudo evitar sentirse intrigada por las posibilidades que un individuo tan talentoso traería a su comunidad.

Ma Xiu Nuo, viendo que la situación estaba bajo control, hizo una reverencia al jefe de la aldea y se dispuso a dejar el lugar, pensando en sus propios planes y en cómo la aparición de Xue Sha podría influir en sus ambiciones futuras.

La puerta del Salón del Despertar Espiritual se abrió lentamente, y Su Yuntao emergió a la cabeza de un grupo de niños. Los rostros de los jóvenes mostraban una mezcla de emociones: algunos estaban radiantes de alegría, mientras que otros no podían ocultar su decepción. A medida que salían, la mayoría de los niños corrían hacia sus padres, algunos llorando por no haber despertado poder de alma innato. Entre ellos, algunos sonreían a través de sus lágrimas, revelando que habían sido afortunados en despertar su poder.

Los padres acogían a sus hijos, consolando a los afligidos y felicitando con orgullo a los que habían tenido éxito. El aire estaba cargado de una mezcla de consuelo y celebración.

Mientras tanto, Su Yuntao se acercó al jefe de la aldea con una expresión seria. "¿Dónde se ha ido Ma Xiu Nuo?" preguntó, mirando alrededor en busca del maestro.

El jefe de la aldea, aún observando la escena con los niños y sus familias, respondió con un gesto vago. "Por ahí," dijo, señalando con el dedo en la dirección en la que Ma Xiu Nuo había desaparecido.

Su Yuntao asintió, entregó una copia de los papeles que había dado a los niños al jefe de la aldea y, sin perder tiempo, se despidió y fue a buscar a Ma Xiu Nuo.

El jefe de la aldea, con los papeles en la mano, se volvió hacia Xue Sha, que había estado detrás de Su Yuntao todo el tiempo. Con una mezcla de asombro y emoción, casi al borde de las lágrimas, le preguntó: "¿Es verdad que has despertado poder de alma innato de nivel 10?"

Xue Sha, con una calma que contrastaba con la efusividad del jefe, simplemente asintió y dijo: "Sí."

Al escuchar la confirmación, el jefe de la aldea no pudo contener su alegría. Con los brazos extendidos, atrajo a Xue Sha hacia él para darle un abrazo cálido y emocionado. "¡Esto es extraordinario!" exclamó, su voz resonando con orgullo y felicidad.

Después de un momento, el jefe de la aldea se separó de Xue Sha y, con una mano en su hombro, dijo: "Vamos a casa." Se despidió de los demás aldeanos con un gesto amistoso y caminó hacia su hogar, con Xue Sha a su lado, dejando atrás una comunidad que murmuraba con asombro y especulación sobre el futuro que aguardaba a su aldea con un talento tan prodigioso entre ellos.

Una vez dentro de la casa, el jefe de la aldea cerró la puerta detrás de ellos, asegurándose de que la privacidad los envolvía. Se volvió hacia Xue Sha, su mirada intensa y penetrante. "Estamos solos ahora, Xiao Xue. Dime, ¿qué espíritu marcial has despertado? Dudo que sea algo tan simple como una niebla."

Xue Sha, con una serenidad que parecía emanar de su ser, respondió con voz firme, "Parece que es el Corazón. Puedo sentir las emociones de los demás y, hasta cierto punto, manipularlas."

El jefe de la aldea asintió lentamente, su expresión inescrutable. "Bien, no está mal," dijo con un tono que carecía de la emoción que Xue Sha esperaba.

Sorprendido por la falta de entusiasmo, pero sin querer indagar más, Xue Sha cambió de tema. "Viejo, sentí la intención asesina de Ma Xiu Nuo por un momento."

El jefe de la aldea frunció el ceño, una ceja levantada en señal de duda. "Mmm, ¿por qué? ¿Qué has hecho para que tenga ganas de matarte?"

"No hice nada en particular," explicó Xue Sha. "Cuando desperté mi espíritu marcial y se confirmó que tenía poder de alma innato nivel 10, Ma Xiu Nuo, con los ojos rojos, se acercó y me preguntó si estaría interesado en unirme al Salón de los Espíritus. Le dije que no."

El jefe de la aldea asintió con comprensión, dejando de lado el tema de Ma Xiu Nuo. "Bueno, dejemos eso por ahora. Ve a cambiarte de ropa mientras preparo algo para comer," dijo con un tono que indicaba que el asunto estaba cerrado por el momento.

Xue Sha asintió y se dirigió hacia las escaleras. Subió con pasos ligeros, su mente aún revoloteando con los eventos del día. Al llegar a su habitación, abrió la puerta y se quitó la ropa ceremonial que había llevado para el Despertar. Se acercó al armario y seleccionó algo más casual, una mezcla entre estilos chinos y occidentales. Escogió una camisa de algodón de color claro, suave al tacto y con sutiles bordados que le daban un toque tradicional. La combinó con unos pantalones de lino oscuro, cómodos y holgados, perfectos para el clima cálido y la sencillez del día a día. Para completar el conjunto, se puso un par de zapatos de tela, fáciles de calzar y prácticos para cualquier tarea.

Una vez vestido, bajó las escaleras y se dirigió hacia la cocina, donde los sonidos de la preparación de la comida llenaban el aire. El chasquido del aceite caliente y el ritmo constante del cuchillo contra la tabla de cortar eran una melodía familiar que le traía una sensación de hogar.

"¿Cuánto falta?" preguntó Xue Sha, su voz interrumpiendo brevemente la sinfonía de sonidos culinarios.

El jefe de la aldea, sin dejar de moverse entre los fogones y la encimera, respondió sin mirar: "Ahora, 5 minutos."

Xue Sha se sentó en una silla junto a la mesa de la cocina, esperando pacientemente mientras el aroma de la comida se hacía cada vez más tentador. Observó cómo el jefe de la aldea se movía con destreza, un baile de eficiencia y amor por la cocina.

Cinco minutos después, como había prometido, el jefe de la aldea comenzó a llevar la comida a la mesa. En varios viajes, trajo platos, palillos y vasos, seguidos de los platos principales y acompañamientos. Había un plato de verduras salteadas que crujían con cada movimiento, un cuenco de arroz blanco y esponjoso, y una sartén con trozos de tofu dorado y crujiente. También había una sopa clara con hierbas flotando en la superficie, liberando un vapor fragante que llenaba la habitación.

Con cada viaje de la cocina a la mesa, la presentación se hacía más completa, hasta que finalmente, todo estuvo listo. El jefe de la aldea se sentó frente a Xue Sha, le sonrió y dijo: "Comamos." Y así, en la sencillez de su hogar, compartieron una comida que era mucho más que el sustento; era un momento de calma y conexión después de un día lleno de revelaciones y cambios.