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Desde el más allá

Elizabeth, una chica sin amigos, envuelta en los problemas con su madre y alejada de todo lo que la rodea. Sus padres sin saber que hacer con ella se mudan, desde ese entonces le empiezan a suceder hechos paranormales, su mente empieza a jugar con ella y descubrirá la verdad del pueblo en el que habita. Además de esto descubrirá su verdadero amor, lo que desatará una serie de problemas con ambas familias debido a la maldición que el chico posee, encontrándose ambos jóvenes con verdades ocultas hace años, ¿Podrán estar juntos? ¿Se librarán de los problemas?

yisel_uribe · Fantasy
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6 Chs

Capítulo 2

Cuando volví a mirar a Rita la mayonesa ya estaba en mi ropa, en ese instante me dieron unas ganas de retarla, pero solo conseguiría formar un escándalo.

Cálmate Beth, no vayas a arruinar las cosas, no es el momento, repetía una y otra vez a ver si podía calmarme. No quería ni ver la mancha, creía que él no se había dado cuenta de lo sucedido pero...

_Elizabeth, te das cuenta de que te manchaste la ropa, ¿Verdad? -dijo mamá de la manera menos discreta del mundo.

_Sí mamá, si me doy cuenta de la mancha, gracias por notarlo también. Voy al baño, permiso. -ironicé.

Mire al chico y para mi desgracia seguía mirándome, un poco antes de levantarme le sonreí pero solo se quedó serio, mirando expectante a lo que sucediese luego, a lo largo escuchaba a mamá decir lo difícil que se le hacía hablar o mantener una conversación conmigo. Pero, lo que mi mamá y papá ignoraban era que yo había renunciado a mi grupito de amigos y que tanto me había costado conseguir. Los deje por ellos y por su mudanza. Acepte todas las consecuencias de este viaje, deje a mis amigos, perdí a mi mascota, etc.

Creo que ni mi mamá ni a mi nos gustaba hablarnos porque cada vez que lo hacíamos terminábamos peleando, no sé, creo que nunca fui la hija que siempre deseo tener. Me dirigía al baño para sacarme la mancha, que por si era gigante. De pronto me di cuenta que no sabía donde se encontraba el baño, busqué a Gladis y me apuntó donde era.

Entre en el baño, la mancha si que era grande, estuve mucho rato tratando de quitarla pero me era imposible hacerlo, recuerdo que hasta mamá llamó por celular para saber dónde estaba, que por qué me demoraba, yo solo le respondí que la condenada mancha no quería salir y estuve en el baño unos diez minutos más. Me disponía a salir cuando...

_ ¿Qué es esto? -dije, pues me habían golpeado.

_Perdón. -dijo una voz ronca.

_T... Tú. -dije, nunca pensaría que era él ni tampoco imaginé que su voz fuera tan ronca. -Perdón, n... no te vi. -tartamudee.

_Okey, no fue tu culpa, ¿Eres nueva por aquí, verdad?

_S... sí, pero eso no es... re... relevante, creo.

_Claro,, ¿Cómo te llamas?

_E... Elizabeth pero, prefiero que me digan Beth o Ela.

_Perfecto. -dijo.

_ ¿Qué...? ¿Qué dijiste?

_Nada, ya me tengo que ir, un gusto conocerte Elizabeth. -cuando escuché mi nombre pronunciado por esos labios y con esa voz mi piel se estremeció.

_Pero ¿Cuál es tu n...? -me vi interrumpida por mi mamá, estaba muy confundida.

_Hija, tu comida se enfriara, ven rápido.

Fui, me senté y comí mis papas de manera rápida, me estaban apurando ya que se estaba haciendo tarde y teníamos que llegar a la casa que sería nuestro nuevo hogar. Comí, mi papá pagó y nos subimos al auto, me sentía de una manera que ni yo podía explicar y como la mayoría de las veces no le di importancia. En el auto estaba mamá, Junior y Rita, me puse los audífonos y puse una canción, sí, desamor nuevamente, en verdad me gustan mucho esas canciones.

Miré por la ventana y ahí estaba ese chico que me había encontrado fuera del baño, nunca pensé que me hablaría y justo eso hizo, no lo sé pero algo en él hace que lo encuentre perfecto, serán sus ojos grises, su cara pálida o llena de seriedad o su voz ronca que me sorprendió. Me quedé hipnotizada por completo en ese momento en que nuestras miradas se juntaron, ni note cuando papá entró en el auto, él chico Rosternat hizo un gesto de despedida con la mano y yo correspondí.

_ ¿Qué haces?-preguntó Junior.

Me volví a mirar a Junior para hacer un gesto de que no sabía a que se refería para luego volver a mirar afuera y darme cuenta de que no había nadie, bueno, le puse chico Rosternat porque no sé su nombre.

_No... no hago nada. -respondí.

Él no volvió a responder, me deje llevar por la música, era algo genial, a medida que la música avanzaba, lo hacía el auto, miraba expectante hacía el exterior, era maravilloso el lugar, algo me llamaba a estar en ese campo, bajo ese cielo negro y esperar, esperar a que las gotas de lluvia cayeran para luego salir corriendo, tal vez me sentía así porque nunca he estado en el campo, prácticamente, desde que tengo memoria, hemos vivido en la ciudad, toda la familia era de allá. Por eso se me hacía raro lo de la herencia, ni siquiera sé como se llamaba la señora, solo sabía eso, que era una mujer.

De pronto vibró el celular, sabía lo que era, se estaba descargando. Solo le quedaba un quince por ciento y no sabía para cuando estaríamos en la casa.

_ ¿Cuánto falta para que lleguemos papá? -dije pero no recibí respuesta alguna. - ¿Mamá?

_No lo sé Elizabeth, por favor sigue escuchando música.

_Okey y quieres que mantengamos una conversación. Déjame decirte que así nunca lo lograrás.

_Ya llegamos. -dijo de pronto papá. -Pueden ir a escoger su habitación.

Salí del auto y vi que la casa era de segundo piso, genial, entré y se notó demasiado que la casa era de un adulto mayor, bueno, había polvo, cosas antiguas, muebles, espejos, santos, cruces en cada puerta y ventana. No sé porque pero subí las escaleras y más de cuatro habitaciones y eso significaba que dejaría de compartir con mis hermanos, como fui la primera en subir, sería la primera en escoger habitación. Me quedé con la más espaciosa y además tenía baño en su interior, creo que todas las habitaciones lo tenían.

La casa me parecía quitando el hecho de que estaba llena de objetos antiguos. Ya era tarde, estaba oscureciendo y ya no podía desempacar mis cosas, pero sí saqué las muñecas viejas del lado de la cama, algo en ellas me incomodaba, tal vez era porque se parecían a la muñeca que salía en la película de Anabelle, es como si hubo niños en la casa porque hubo demasiados juguetes, aunque no era posible porque si no, ellos hubieran heredado la casa, no yo.