Capítulo 1 — Ella viene del infierno.

Baek Hyun salió de la cafetería con un batido de frutos rojos en mano, el clima que acechaba a la ciudad era terrible, pues una tormenta se acercaba justo a principios de otoño.

Le dio un sorbo a su batido, luego se cuestionó sobre porque no compro un chocolate caliente o algo... caliente, en si, acomodo sus audífonos y apresuró el paso decidido a llegar a casa y refugiarse de la lluvia torrencial.

Las calles de la Avenida estaban algo más que desoladas a esa hora de la noche, a excepción de un vagabundo y una chica vestida completamente de negro junto al semáforo.

Una helada golpeó el rostro de Baek Hyun cuando sus ojos conectaron con los de la chica, él tuvo que forzarse a seguir caminando ya que algo se lo impedía.

Baek Hyun cruzó la calle mirando por encima del hombro repetidas veces, la mirada de la chica le dio muy mala espina, pero cuando quiso girar completamente ella ya no estaba.

El quedó atónito, era como si la tierra se la hubiera tragado, parecía que hubiese sido producto de su imaginación. Pero eso no era cierto.

—¿Baek Hyun? —una voz femenina dijo su nombre delicadamente.

Este se dio la vuelta y, para su sorpresa era ella.

Por la poca luz, Baek Hyun dedujo varias cosas: era alta, algo delgada, con cabello castaño, facciones delicadas y mirada cruel, tenía los ojos de un color extraño pero, tal vez fueron lentes de contacto. En seguida desecho la idea.

—Soy yo... ¿Quién eres?—le pregunto Baek Hyun temeroso.

Ella sonrió de manera tierna e inocente, pero lo último que guardaba en su interior era inocencia y más que todo problemas.

— Haneul... Hola, Baek Hyun —respondio ella.

—¿Quién eres? — repitió Baek Hyun.

Haneul se lo pensó y contesto:

—Haneul, tú protectora desde la sombras, tú demonio guardián, vengo desde el infierno para protegerte de los peligros que te acechan... Un gusto conocerte por fin.

—¿Ah? —si Baek Hyun estaba confundido antes, ahora estaba peor. —¿Que dices? ¿Estás drogada? ¿Necesitas ayuda para volver a casa?

Haneul soltó un suspiro.

Parecerá y sonará loco, pero lo tomo de la chaqueta y lo atrajo hacia sí, para plantarle un beso en los labios, llevándolo a un lugar lleno de recuerdos.