La señora Bo nunca había probado la manzana pelada de su nieto antes

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Shen Fanxing se sorprendió por este trato.

Observó la manzana durante mucho tiempo, su mano nunca se extendió para aceptarla.

La mano blanca y hermosa de Bo Jinchuan tembló dos veces mientras decía en voz baja.

—¿No tienes sed después de la larga charla?

La Señora Bo levantó las cejas antes de coger una taza del juego de té. Tomó unos sorbos y no hizo comentarios con respecto a la escena que se desarrollaba ante ella.

Shen Fanxing aceptó la manzana, tocando accidentalmente el dedo de Bo Jinchuan en el proceso, que se sentía un poco frío.

—Gracias.

Bajó la cabeza y dio un mordisco, el sonido crujiente de su masticación sonando como música para sus oídos.

Después de verla morder, Bo Jinchuan colocó el cuchillo para frutas en el juego de té y agarró algunas servilletas antes de limpiar meticulosamente su mano.

Dada su meticulosidad, era evidente que este acto no era una ocurrencia diaria.

La Señora Bo sonrió al ver a Shen Fanxing saboreando la manzana.