- ¡Eres reacia igual que tu madre! Qué chica más desvergonzada al traer a un hombre desconocido aquí. ¡Por lo visto ya no tienes moral!. - exclamó el Señor Franco con aspereza.
Las fuertes palabras fueron la gota que derramó el vaso; Mey no soporto cómo su padre se atrevió hablar de tal manera áspera.
Se giro y a zancadas se postró delante de su padre quien sonreía irritado.
- Ajá. Dices que soy igual que mi madre. ¡No me hagas reír! Ya entiendo porque mi madre no ha regresado del extranjero. No tolera tu actitud pesimista y machista. ¿No es así, Señor Franco?. - inquirió Mey con un tono seco así mismo que expresaba sarcasmo y molestia.
Al ver que su padre sólo hizo una mueca, ella sonrió de forma irritante al saber que dio en el blanco. Mey ardía de coraje al oír que su padre se expresó de mal manera de su madre Mariel.
<<Padre...en verdad qué te pasa. Eres totalmente otro. Lo más seguro que tu hija Wendy te ha dicho muchas mentiras.>>, pensó Mey sin apartar la vista de su padre.
- ¿Desde cuando te volviste tan contestona? No será...¿Qué es a causa de este hombre que te has vuelto más rebelde? Qué vulgar. - pronunció el Señor Franco de manera despectiva lo cual provocó que Mey empuñara sus manos.
El coraje que emanaba se incrementó. No se quedaría en silencio ante el insulto tal remarcado de su padre y menos ser humillada delante de Lou. Si su padre dijo que era más rebelde que otra veces, entonces lo sería justo ahora.
- En serio...¿Me llamas "vulgar"? ¿Acaso sabes el significado de esa palabra? Oooh es cierto, lo de clase alta utilizan esta palabra para hacer menos a otros. Pero yo tengo la certeza que esa palabra va perfecto para Wendy, que se acostó con mi prometido y sobre todo que tú lo sabías. El único vulgar aquí, eres tú. No olvides que tú eres peor que el---
*¡PAF!*
Una bofetada aterrizó en el rostro de Mey.
De inmediato en su piel quedó marcada la mano de su padre al mismo tiempo que un ardor la cubrió en su cara. Se quedó atónita ante el golpe con ímpetu.
- E-Eso te enseñará a no faltarme el respeto. - espetó el Señor Franco empuñando su mano derecha el cual golpeó a su hija.
Era la primera vez que le ponía una mano encima.
Mey: - T-Te odio...te odio... Ojalá madre te dejé y encuentre un hombre...mejor que tú. - pronunció con desdicha y enfurecida.
Se aguantó las ganas de llorar. No le iba a dar el gusto a su padre de derramar una sola lagrima ante su contundente golpe.
El Señor Franco no dejó pasar que su hija fuera necia y ahora escuchar lo que su hija le dijo. Pensó que una sola bofetada no era suficiente, así que listo para darle otra, levantó su mano al mismo tiempo que Mey lo miraba con resentimiento pero al siguiente segundo, antes que el Señor Franco pusiera su mano sobre su hija, alguien detuvo su mano instantáneamente, apretando su muñeca con suma fuerza.
<<¡¿Qué...?!>>, el Señor Franco con su brazo derecho en el aire; frunció su ceño al ver ese alguien que lo detuvo.
Era Lou, que emanaba una aura fría y amenazante; cualquier se quedaría congelado ante impresionante aura asesina.
Mey también quedó aturdida ante el inminente golpe que se avecinaba pero al final no sucedió. Sin embargo, se paralizo al no darse cuenta que Lou se había acercado demasiado y velozmente.
- ¡Tú! ¡¿Qué crees que haces?!. - gruño el Señor Franco mientras intentaba zafarse ante el fuerte agarre.
- No voy a permitir que la toques. - respondió Lou con una voz potente y penetrante al mismo tiempo que sus ojos se oscurecían.
El Señor Franco se congeló ante la voz intimidante y parpadeo un par de veces ante tal presencia misteriosa.
<<¿Quién es este tipo? Tiene demasiada fuerza. Me va a romper la mano.>>, el Señor Franco con enfando, solo pudo resistir ante el gran hombre frente de sus ojos.
<<Él... ¿En verdad Lou me esta defendiendo?, su voz es muy fría y aterradora...>>, Mey estaba confundida.
La potencia del tono de Lou así como esa frialdad, le hizo recordar esa noche cuando él le pidió agua con tanta asperidad.
Enseguida reaccionó al ver que todavía Lou sostenía la muñeca de su padre. Sabía muy bien que Lou tenía una fuerza inimaginable y poderosa, fuera de este mundo.
- L-Lou...su-sueltalo. Estoy bien. Anda, sueltalo. - pidió Mey con la voz temblorosa pero Lou hizo caso omiso.
La ignoró ya que él parecía hundido en su mente; queriendo destruir la mano del humano que tocó a Mey.
La atmósfera se puso más tensa.
Inclusive Mey sintió que no podía respirar. Ella subió su mirada a la de él y atisbo que tenía una expresión oscura y temible. No era buena señal. Sin preámbulo, antes que todo se saliera de control, pensó rápido.
Debía encontrar qué hacer para "domar a la bestia". Si, ella lo vio como una bestia salvaje tomando su presa y llevandolo lentamente hacia él. Ella se quito de en medio y rápidamente se coloco al lado izquierdo de Lou.
Entonces se aferró a su antebrazo.
- Lo-Lou...sueltalo. Ya te dije que estoy bien así debes soltarlo. Yo...yo quiero irme de aquí. - susurró ella contra su antebrazo y como por arte de magia, Lou salió de su trance al escuchar la voz suave y temblorosa de la chica.
De inmediato, Lou soltó la mano del Señor Franco y éste retrocedió, sobando su muñeca, mirando como su hija escondía su cara en ese hombre. Sin decir nada más, le paso de largo a ambos y se retiró.
Mey seguía aferrada en el antebrazo de Lou.
Él recobró sus sentidos; arrugó su entreceja y sus ojos que se habían oscurecidos sin que nadie se diera cuenta de ello, volvieron a la normalidad.
<<¿Qué es esta extraña sensación que me recorre? ¿Por qué destruir al humano?>>, se analizó él mismo. Su mente tenía una confusión ante sus interrogantes.
Tenía en claro que sólo debía hacer uso de su poder mortal cuando su identidad se viera descubierta. Sin embargo, no encontró lógica de por qué destruir a un humano que no tenía idea de su verdadero origen.
Suspiró al no tener una conclusión.
Lo que Lou desconocía es que él estaba experimentado una emoción en particular: "Ira"; era el producto al ver como Mey fue golpeada. Era totalmente opuesto al darse cuenta que él mismo era duro con ella, inclusive anoche cuando el tenía en mente que ella lo quería atacar aunque la realidad era otra.
Entonces se dio cuenta que si él se atrevía hacer e daño o atacarla, de sólo imaginarlo, premeditarlo...su corazón se producía un hueco; un vacío al tener la idea de matarla...
Decidió ignorar el caos de su mente.
Percibió que Mey se aferraba a su antebrazo. Al sentir que ella temblaba, no dudo ni medito en levantar su brazo y rápidamente la envolvió en un profundo abrazo.
Mey abrió sus ojos como platos ante el súbito movimiento.
La colonia afrutada de Lou, la despabilo. Por un instante, Isaac se atravesó en mente, estaba a punto de empujar a Lou pero al escuchar su voz ronca y penetrante encima de ella, tan cerca, la trajo a la realidad.
- Mey, desde ahora yo te protegeré. - el tono decidido y determinante hizo que Mey vibrará y su corazón latiera a mil por hora.
Era increíble, que este ser inmutable, inexpresivo y misterioso le dijera que la iba a proteger.
Entonces en el interior de ella, la imagen de Isaac y esos recuerdos que pasó junto a él...*crash*...se rompieron en miles de pedazos.