webnovel

DE OTRO MUNDO

Esta es la historia de una humana y un ser de otro universo (alien), que se emprenden a un camino lleno de obstáculos y misterio. Durante ese largo transcurso por recorrer ambos se enamoran; se dejan llevar por esas emociones, esa humana es consciente que tal hombre no es normal pero inesperadamente...

Dianiis_1417 · Sci-fi
Not enough ratings
122 Chs

Desfachatez

- ¡Walter! ¿Cuánto tiempo estarás en la Región B?. - inquirió la anciana Naty por segunda vez, dudosa ante el silencio de su nieto Walter.

Él se despabilo de inmediato al oír la voz fuerte de su abuela. Se enderezó y soltó un gran suspiro.

- Abuela, el tiempo que sea necesario. Es cuestión del trabajo. Por eso te asigne a una enfermera. - respondió Walter.

La anciana Naty solo lo escuchó con atención sin contestar.

- Aaah y por cierto, ¿Dónde está ella?. - agregó Walter refiriéndose a la enfermera.

- Ay, ya conoces a tu padre. La mando a descansar. - dijo su abuela con aspereza.

Walter: - Pff... ¿No me digas que él cuidará de ti?. - refutó.

Le molesto el hecho que su padre se diera el lujo de despedir a la enfermera. Walter no podía cuidar de su abuela ya que su trabajo era de tiempo parcial en la Región B y por lo tanto se le dificultaba trasladarse todos los días hasta la Región C. Por ese motivo, consiguió una enfermera de tiempo completo para que cuidará de su abuela Naty.

Lo peor era que ayer su abuela se alteró a causa de una discusión con su padre, es por eso que cómo se consideraba que su padre cuidará de su abuela.

¡Era realmente una tontería!, para Walter

- Tan protector como siempre. Estoy bien. No es necesario tener una enfermera. Ya que estas libres por unos días, tú verás por mí. - pronunció la anciana con regocijo así, ablandando a su nieto Walter.

Él no tuvo más opción que asentir; ciertamente tenía una semana libre para ausentarse ya que luego el trabajo se le acumulará más.

Lou y Mey se mantuvieron solo como espectadores ante la conversación.

Al siguiente segundo, la sirvienta Esther entró a la sala de estar; gustosa y tímida al ver a lo lejos a Lou.

- C-Con permiso, la comida está lista. - anunció la sirvienta Esther.

- Gracias. Ya vamos. - respondió Mey y se percató que la sirvienta se retorcía por la timidez, algo inusual en ella.

Y lo más sorprendente era que tenía puesta su mirada a dirección de Lou.

Mey sólo frunció su ceño.

Sólo pensó que Lou era demasiado pero demasiado cautivador.

La sirvienta se retiró.

- Entonces vamos. - pronunció la anciana Naty y todos se levantaron.

Mey tomó del antebrazo a su abuela para ayudarla a caminar. El bastón no era lo suficiente para si frágil cuerpo.

Walter y Lou se mantuvieron a un lado, esperando que ambas fueran al frente.

- Oye, tú te quedarás a mi lado. - susurró Walter al notar la intención de Lou en seguirle los pasos a Mey.

Walter tenía el presentimiento que este hombre le gustaba seguir a su hermana a cualquier lado. Se preguntaba como ellos dos vivían juntos.

Eso sin duda, lo irritaba. Mientras estuviera presente, le seguiría los talones y entonces llevaría acabo su investigación sí en verdad perdió su memoria y qué ocultaba detrás de su sublime apariencia.

Lou asintió sin réplica alguna.

Todos se dirigieron al enorme comedor contemporáneo.

Tan pronto llegaron, Mey se percató de las presencias que se encontraban de pie. Por un segundo, Mey flaqueo a ver a Isaac pero se recordó que él ya no era nadie en su vida. También atisbo a su padre junto a Wendy. Ver a su hermana muy sin pena le hizo rechinar los dientes.

Enseguida la anciana Naty se dio cuenta del cuerpo rígido de Mey y le dio un fuerte apretón en el antebrazo. Mey aturdida ladeo a ver a su abuela y ella le dijo con la mirada: "Mi niña, todo estará bien. Aquí estoy para apoyarte."

Mey le brindó una sonrisa fugaz, aceptando que todo estaría bien y que no tenía porque dudar.

Por otro lado, Wendy no oculto su molestia al ver que Mey se ganaba más a su abuela Naty. Ella detesto ver a su media hermana en su casa; ella deseaba que Mey estuviera hundida en el dolor pero observar que ella se mantenía fuerte y más bella que antes, le provocó inseguridad. La inseguridad que Isaac cayera en los encantos de Mey.

El Señor Franco se puso rígido al notar el aura fría de su madre. Él tenía en cuenta que su hija Wendy e Isaac no eran bienvenidos. El Señor Franco tenía intenciones de acercarse a la anciana Naty pero se quedó inmóvil cuando su madre habló.

- Interesante. Pensé que dejé en claro que ustedes dos se marcharán. Especialmente, tú. - señaló la anciana Naty con desdén directo a Isaac, lo cual hizo sentir al hombre más rígido e intentado mantener su compostura.

La atmósfera se tornó tensa e incómoda.

Enseguida el Señor Franco, intervino.

- Madre, por favor...ella es mi hija y él...mi yerno.

El Señor Franco no iba a permitir que despreciaran a su hija Wendy; la anciana solo se irritó más al escucharlo hablar de esa manera.

- Ustedes...aquí también está Mey quien es tu hija y cómo puedes ser tan desconsiderado. ¡Qué vergüenza!. - exclamó la anciana con la respiración entrecortada lo cual puso alerta a Mey y demás.

Mey enseguida le susurró a su abuela que no se preocupará, que no era necesario discutir.

No quería que la situación se pusiera más tensa. A Mey le daba igual como su padre la viera.

Todos se mantuvieron en silencio.

Isaac no dejaba de mirar discretamente a Mey, sintiendo pena y vergüenza por todo lo que sucedía y claro, culpandosé por sus acciones de aquel día. Isaac tenía en claro no acercarse a Mey aunque su corazón se volviera loco al verla. Aun así no podía contener la furia de ver ese hombre desconocido que la venía acompañando.

- Abuela, vamos a tomar asiento. - habló Walter para disipar la pesada atmósfera, reflejando exasperación al ver a su hermana melliza Wendy.

La anciana suspiró y guiándose con la ayuda de Mey, llegaron a la mesa de cristal.

- Mi niña, a mi lado. - indicó la anciana Naty, haciéndole saber a Mey que se sentara en la silla, al lado extremo de su derecha.

Por supuesto, Walter le señaló, discretamente a Lou donde tomaría asiento. Entonces, Walter quedó en medio de Mey y Lou, separando distancias de ambos.

En la otra fila, del lado izquierdo de la anciana, el Señor Franco junto su hija y yerno tomaron asiento.

Tambien estaba presente Arthur, la mano derecha y guardaespaldas del Señor Franco; era considerado de la familia por eso tenía el honor de merendar junto a la familia De la Rosa Grey. Él por su parte tomó asiento al lado de Lou. Queriendo pasar desapercibido ante el incomodo ambiente.

No obstante, preguntándose quién sería el hombre misterioso que se encontraba a su lado.

Todos se encontraban en la mesa; Mey tenía de frente a su padre, ambos evitaban sus miradas. Wendy tenía al frente a su hermano, quien la ignoraba y ella se mordía los labios ante eso. Lou tenía al frente a Isaac, y éste lo fulminaba discretamente mientras que Lou era ajeno a la situación.

Por último, Arthur, quien no tenía nadie al frente, sólo percibiendo la tensa atmósfera y sintiéndome fuera de lugar.

<<Creo que aquí salgo sobrando. La Señorita Mey es muy valiente para estar aquí.>>, pensó Arthur.

Era una desfachatez para él que Wendy e Isaac estuvieran en la misma mesa después de lo que pasó. Él admiraba a Mey por ser directa aunque en ocasiones se dejaba vencer pero ahora, la veía fuerte y llena de espíritu. Arthur tampoco no le faltaban ganas para golpear a Isaac, un patán como ahora lo consideraba.

Eran amigos pero marcó su línea al saber que dejó a Mey en el altar. Le daba tanto coraje que no dudaría en sacarlo a rastras de la casa.

Arthur, como un guardaespaldas profesional y determinado, estaba decidido a proteger a la Señorita Mey, aunque ya no viviera en la casa. Ese era su único objetivo hacía Mey.