- Tú... ¿Realmente qué buscas con mi hermana? ¿En verdad no recuerdas nada sobre tu identidad?
Walter tenía una expresión seria, mirando fijamente a Lou. Quería una respuesta coherente y precisa; escuchar de él, si en verdad se había perdido y no recordaba nada.
Lou miro al hombre serio y decidido; mientras que procesaba esa pregunta. La palabra "hermana" hizo eco en su mente y enseguida todo tomó sentido.
Abrió sus labios grandes y dijo inexpresivo:
- Negativo. No sé nada.
Walter frunció su ceja a esa respuesta indescifrable. Lo único que pudo divagar qué tal vez este hombre estuviera mal de su cabeza o qué simplemente se hacía el tonto.
También se dio cuenta que Lou no hacía ningún tipo de gestos faciales.
Entrecerro sus ojos y estaba a punto de hacer otra pregunta cuando su móvil vibró.
*Ring Ring Ring*
Walter soltó un suspiro frustrado, sacó su móvil de su saco y contestó rápidamente.
- Dime, ¿qué pasa?. - preguntó con un tono formal
Del otro lado de la línea, una enfermera con el alma en un hilo; la encargada de cuidar de su abuela Naty, habló con la voz temblorosa:
- O-Odontólogo Wal-Walter...su abuela se alteró y pregunta por usted. P-Por favor venga rápido...
Walter: - Suspiro...bien, bien, tranquila. Dile que ya voy para allá. - respondió con una expresión decaída al mismo tiempo que colgaba la llamada.
No imagino que su abuela Naty se alteraría muy pronto. Ahora tenía que irse y rápido porque le tomaría llegar media hora para llegar a la región C.
Guardo su móvil y se abotono su saco.
Enseguida Mey llegó al comedor con el rostro más suavizado y se percató que su hermano estaba algo agitado.
- ¿Qué pasa?. - preguntó ella arrugando su entreceja.
- Abuela se alteró. Tengo que irme. - respondió Walter mostrándose apacible ante su hermana para que ella no se angustiara.
Sin embargo, Mey se exaltó a escuchar eso, su rostro cambió a preocupación.
Walter se dirigió a la salida y Mey lo acompaño mientras que Lou se quedó de pie sin decir nada.
Ella giro la perilla y al salir su hermano, le preguntó cabizbaja: - Oye... ¿Abuela, está muy enferma?
Walter miro al suelo para ocultar esa expresión afligida y le dijo a ella: - Si, esta complicado pero no te preocupes. Yo la cuidaré muy bien.
Él levantó su mirada y con una sonrisa fugaz, se despidió de ella.
- Bueno, tengo que irme ya. Cuidate mucho por favor. Otro día vendré a verte. Adiós.
Dicho eso, él avanzó pero se detuvo en seco al escuchar la voz de su hermana.
- ¡Mañana!, mañana iré a verla. - gritó ella con desaliento.
Walter dibujo una sutil sonrisa y asintió rápidamente ante ella; se dio la media vuelta y camino cuesta abajo.
Mey sabía que tomó una gran decisión pero amaba a su abuela Naty más que a nada. Se recordó que no tenía que huir más y enfrentar las cosas de una buena vez; enfrentarse a su padre y a sus tías malhumoradas y sobre todo a su media hermana Wendy y a su ex Isaac.
No tenía caso seguir evitandolo porque tarde o temprano todo llegaría a su fin.
Mey entró y cerró la puerta al mismo tiempo que soltaba un suspiro. Se encaminó hasta el comedor donde Lou seguía de pie como una estatua. Mey jaló una silla y se sentó, masajeando su sien.
La visita inesperada de su hermano había sido un dolor de cabeza y también la decisión de ir a su casa. Saber que iría después de un mes a ese hogar y ver a su padre, sería una situación incómoda. Sabía que su padre era un hombre refinado y prestigioso pero luego de aquel día caótico de su boda, su padre se convirtió en un hombre frío con ella. No se preocupaba por su madre ya que ella seguía en el extranjero, trabajando como siempre.
Suspiro una vez más y le hizo una seña a Lou para que tomará asiento.
Mey: - Lou, siéntate. Tengo que hablar contigo y es importante. - le dijo al ver que Lou aún seguía estático.
Él de inmediato obedeció y se sentó.
- Lou, él era mi hermano Walter. No sé si pusiste atención cuando conversaba con él en la sala de estar pero le dije una historia falsa sobre ti. - pauso para inhalar aire. Tenía una expresión seria sin desviar la mirada de él. Se aliso el cabello y volvió a continuar:
- Umm, yo le comenté que te encontré perdido en medio del bosque y que también habías sufrido algún tipo de pérdida de memoria así que por lo tanto tu no recuerdas nada sobre ti, ni familia, y demás. Otra cosa, también dije que tu tienes 25 años y que eres ruso. Eh, ¿entiendes a lo qué me refiero?
Lou proceso toda la información de ella y recordó esa historia que contaba ella hacia el otro humano. Rápidamente comprendió todo y más que ella no comentó nada sobre su verdadera identidad.
- Afirmativo. - contestó él con una firmeza y seguridad.
- Uff...eso es bueno. Invente esa historia para que mi hermano dejara de divagar sobre ti. Bueno, mañana vamos a salir. Irás conmigo a otro lugar. Te enseñe como ser un "humano normal", así que mañana tendrás que actuar cómo uno. - mencionó ella con satisfacción al saber que su enseñanza daría frutos muy pronto.
Lou asintió con su cabeza ante esa orden.
Mey no podría dejar a Lou sólo pero también creía que él se negaría a salir pero ver que él aceptó, lo dejó aliviada. Agradeció por lo menos enseñarle moral en la sociedad, claro, sólo lo fundamental. Dentro de ella le preocupaba el estado de su abuela; solo se conformaría de verla por unos minutos.
...
- ¡Justo lo que necesitaba! - exclamó Mey sentada en el borde de la cama, viendo con alegría un móvil de última generación de la mejor calidad en tecnología.
Estaba feliz de que su media hermano Walter le obsequiara un móvil. Lo inspeccionó rápidamente y se dio cuenta que esto valía mucho dinero. Lo dejó en la mesita de noche y reviso la bolsa de regalo donde encontró una caja pequeña de chocolates con mezcla a ron.
Levantó la tapa de los cocholates y enseguida percibió el aroma del cacao y ese toque de ron. Supuso que no le vendría mal comer solo uno. Comió uno y el deleite del ron y chocolate le extasiaron su paladar. Así que continuó comiendo sin darse cuenta que estaba a punto de terminarselos mientras pensaba cómo actuaría mañana delante de su familia paterna.
- Ohh...me siento tan bien jejeje...todo da vueltas. - musito Mey tumbada en el colchón, dando vueltas de un lado a otro.
Ya eran a las diez de la noche y no tenía sueño para nada, al contrario tenía mucha energía cómo para reír y gritar sin parar.
- Lou...Lou... - pronunció el nombre de él al destellar su perfecto rostro enigmático de Lou en su mente.
Quería saber si el dormía; desearle "buenas noches" ya que ahora no le había dicho eso. Así que torpemente se levantó y de inmediato sintió vértigo.
Con el rostro ruborizado y su pijama de unicornios, tambaleándose salió de su habitación y en la penumbra se dirigió al frente para tocar la puerta de la habitación de Lou.
Tocó pero él no respondió. Entonces con ese vértigo giro la perilla y se adentró haciendo silencio para si misma.
Lou estaba durmiendo plácidamente sin percibir esa presencia que entró a hurtadillas a su habitación.
Mey estaba con una energía al tope al mismo tiempo que tenía algo de juicio sin embargo esa embriaguez se apoderaba de ella. Tambaleando se acerco a la cama, y se sentó en el borde; apenas podía contemplar esa figura durmiente. Ya totalmente con el alcohol fluyendo en su sangre e inconsciente de lo que hacía, ella se acerco más a él.