El atardecer se había hecho presente; Mey estaba terminando de limpiar esa habitación que la llenaba de recuerdos nada agradables. Estaba haciendo un gran esfuerzo para no sucumbir a esa debilidad del dolor.
Era la habitación, el cual ella había predestinado usar con su ex-prometido. Pero ahora, lo utilizaría Lou.
Ambas habitaciones se encontraban de frente.
Se había hecho cargo de buscar una mudada de ropa para que Lou usará y se bañara. También ya había aprovechado para explicarle que tenía que hacer cada vez que se duchara. Ella en verdad se sintió que cuidaba a un niño y le enseñaba a comportarse a la vez.
No lograba entender como Lou podía intimidar a cualquiera con su mirada, sin embargo parecía un tonto a veces.
Había dejado todo en orden excepto por unas cajas que contenia cosas innecesarias. Así como una pequeña cajita dorada, que aglomero con los otros en una esquina.
<<Ah ¿cómo es que aún sigo conservando esto?. Umm no importa, mañana me deshago de esto>>.
- Ahh me duele la espalda pero por fin termine. - musitó.
Repaso la habitación y una expresión de satisfacción se dibujo en ella. Todo estaba en perfecto orden.
Salió de la habitación y se dirigió a la sala de estar, donde Lou se encontraba en el sofá, inmóvil, con su cabello blanquecino sobre su frente.
Suspiro. - Lou, ven, te enseñaré tu habitación. - pidió Mey.
Lou sin decir nada, se levantó y camino en dirección a Mey. Ella camino devuelta al pasillo. Llegó al cuarto y giro la perilla.
Ambos entraron en silencio.
Mey: - Bien, esta es tu cama, aquí está la ropa, esta es la ventana, puedes abrirla cuando quieras. Y... - se detuvo y señaló con mucha seriedad. - Esto no lo toques. Es basura. Mañana lo sacaré. Ya sabes donde esta el baño. ¿OK?
Lou: - Afirmativo.
Ella solo negó por la forma de hablar de Lou. Su voz ronca y grave a la vez, la hacía sentir escalofríos.
- Uff... Iré a preparar la cena. - avisó ella. Salió del cuarto y dejó a Lou solo.
Por otra parte, él roto su mirada, observando el color rojo magna y la gran ventana que mostraba el horizonte.
...
La cena había transcurrido sin Lou. Ya que él se había negado y Mey sólo comprendido sin indagar más.
Por una parte, se sintió aliviada al cenar sin Lou.
Estaba en su habitación cambiándose de ropa y poniéndose su pijama de abejas. Se aliso el cabello y se acostó.
Había asegurado su puerta si por las dudas ese hombre intentará entrar sin previo aviso.
<<Ni si quera le pregunté de donde obtuvo ese pendiente. Y más que él mismo se colocó así nada más. Que tipo>>
Por otro parte, Lou estaba estático viendo hacia el cielo oscuro, con la ventana abierta y el aire frío que resoplaba en su rostro.
Y así se mantuvo hasta la media noche...
De repente se sintió extraño, sentía su boca seca y los labios resecos.
Se movió y se tambaleo al dar un paso.
- Me debilitó.... - musitó.
Por supuesto, la falta de líquidos lo estaba debilitando y él lo dedujo enseguida.
Con cada paso, recorrió la habitación en busca de líquido, lo que sea para calmar la resequedad de su boca. Siguió revisando cada rincón y se detuvo en las cajas aglomeradas. Esas misma que Mey había señalado no tocar, sin embargo él no tenía su mente al 100% y tomó la primera cajita dorada.
Su respiración se estaba agitando y en un santiamén partió en dos la cajita.
*Doing Doing*
Varios objetos cayeron al piso, él sólo vislumbró un par de botellas medianas, se inclinó y las cogio.
Sin indagar, abrió la primera y bebió y luego continuó con la segunda. Él no sintió el sabor, por lo menos le sirvió para calmar esa sensación que recorría su cuerpo pero aún así su organismo pedía por más.
Se dirigió a la puerta y salió, directo al baño, entonces al entrar sintió que algo no estaba nada bien.
<<Esto.. ¿Qué sucede? ¿Qué es lo que me quema por dentro?>>, pensó.
Su cuerpo se inundó de una ola extrema de calor. Su rostro cambió a un color carmín intenso.
Su corazón se aceleró mucho más.
Encendió la luz, y camino directo al lavamanos, viendo su reflejo en el espejo. Solo resoplaba sin parar.
Giro su vista hacia todo el baño, su vista le estaba fallando, no era capaz de controlar esa sensación que lo consumía y no lo dejaba pensar con claridad.
Empezó a buscar a su alrededor, ya casi perdiendo su poco su juicio y entonces por accidente, tiró un pequeño vaso de vidrio que se encontraba en una repisa.
*¡Crash!*
Ese sonido estrépito se escucho haciendo eco en todo el baño y el cual Mey percibió perfectamente.
Somnolienta, bostezeo y se frotó ambos ojos. - Hum... ¿Qué ocurrió?. - murmuró.
Se removió y se levantó.
Salió de su cuarto y de inmediato avistó que la luz del baño, estaba encendida con la puerta entreabierta.
<<¿Qué fue lo que hizo este hombre?>>, se preguntó.
Camino sigilosa hacia el baño.
Se adentro, entre cerrando sus ojos, entonces se sorprendió al ver que Lou se mantenía en posición fetal sobre el piso.
<<¿Qué le sucedió...?>>
Se atemorizo por atisbar que Lou temblaba de una manera desconcertante. Se acerco con cautela y con nervios, le preguntó: - Lou... ¿Estás bien?
No hubo respuesta, apretó sus labios y se puso en cuchillas y presionó el gran brazo de Lou...
- ¿Qué te pasa?. - inquirió preocupada.
Sin embargo, Lou estaba por completo perdido, sus neuronas se desconectaron de su cerebro y cuando Mey presionó su dedo en su brazo, él sintió un extraño escalofrío recorrer toda su piel, sin ser consciente de su acto, Lou en un santiamén se medio sentó y se dejó caer sobre el cuerpo de Mey.
Ella se quedó pasmada por esa deliberada acción.
No podía ni respirar, veía el rostro de Lou todo ruborizado por completo.
Mientras que Lou resollaba en el rostro de ella.
<<¿Por qué se ve así? ¿Tendrá fiebre?>>, se preguntó.
Estaba muy incómoda por la posición en la que se encontraba.
- O-Oye... ¿Qué haces?. - preguntó Mey con nerviosismo.
Lou: - Me siento caliente... Muy caliente. - musitó con su voz entrecortada.
Mey se pasmo más por la respiración y caliente de Lou y por esas palabras que la hizo entrar en pánico.
Mey: - Tal vez tienes fiebres, si eso, levántate, llénare la bañera para que ayude ¿Sí?. - dijo con elocuencia.
Sin embargo, Lou ni si quiera escucho con claridad las palabras de ella.
<<Ah me está aplastando, ¿qué cree que hace?>>
- Oye Lou, vamos ¡muévete!. - gruño haciendo fuerza sobre el pecho de él, tratando de zafarse pero era inútil, era más duro que una roca.
Lou estaba en otro universo, en su cuerpo despertó algo más...
Mey sintió como Lou se estripujaba más con ella, y en un segundo cuando ella intentaba empujarlo con más fuerza, algo se palpo sobre su abdomen y ropa.
Ese bulto grande y duro, que ella percibió. Eso mismo que le robo el aliento y la dejó paralizada.
- ¡¡Agh!! ¡Tú... Anormal, pervertido!. - gritó exasperada, golpeando el pecho de Lou con más fuerzas.
Entonces un movimiento imprecendible, le arrebató su último aliento.