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De la mafia, al sexo opuesto.

Dos chicos involucrados en la mafia huyen mientras son perseguidos por enemigos del mismo negocio, una señora que presume ser bruja ofrece ayudarlos y darles una segunda oportunidad, viajando al pasado, para poder corregir sus errores, solo que la desesperación de ambos estropea el hechizo y despiertan cada uno en el cuerpo de una chica. Se ven obligados a esperar 5 años para que la brecha de su mundo se abra y puedan volver. En su realidad actual se darán cuenta que sus enemigos también están presentes. Deben sobrevivir y adaptarse a su nueva vida, así como afrontar situaciones para sobrevivir. ¿Querrán volver a su antigua vida? O ¿preferirán ser chicas?

Spellman21 · Fantasy
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11 Chs

Capítulo 7: Un viejo amigo.

—¡Hey! ¡Déjalas!...—grita un chico alto, acompañado por otro grupo de chicos.

—¿Miguel?—dice Johanna.

Nataly voltea a ver a Johanna, sorprendidas de ver a Miguel. Alguien que fue amigo de ellas, cuando estaban en sus cuerpos de chico.

—Por favor, sólo charlábamos, Miguel... ademas, ¿qué haces por aquí?, habíamos dicho que para evitar problemas evitarás esta ruta...—responde el chico que sujeta a Johanna.

—Déjalas ir... no seas aprovechado...—ordena Miguel.

—¿O qué?—lo encara.

—O esto se pondrá feo... y no hablo de ti—ríe.

El chico intenta darle un golpe, Miguel rápidamente lo esquiva y le da un golpe en el estómago, él se agacha un poco y Miguel lo golpea en la cara, haciendo que el chico caiga al suelo.

—¡Viene la policía!—uno de los acompañantes del chico lo levantan del suelo y corren.

Otro chico empuja a Nataly contra Johanna y corre.

—Te dije que no era bueno venir... jamás creí que una chica tuviera que pasar por estas cosas...—le dice a Nataly mientras se limpia le polvo y la ayuda a levantarse.

—Creo que no me quedaron ganas de venir...—responde Nataly.

—¿Están bien?—pregunta Miguel.

—Muchas gracias, Miguel...

—¿Saben como me llamo?—se desconcierta. —Nunca las había visto por aquí y mucho menos las recuerdo—ríe.

—Am... sí. Es que.. tú sabes, compañeros de escuela o por facebook... así te conocimos...—responde Nataly un poco nerviosa.

—Más o menos te entendí...—ríe. —No es bueno caminar por estos terrenos, las pandillas qué hay aquí son peligrosas, como esos tipos. Algunos incluso son vendedores de droga pero a la policía no le importa...—agrega él mientras recibe el bolso de Johanna.

—Esto es tuyo..—le entrega el bolso a Johanna. —Ese chico te golpeó algo fuerte, tu mejilla está muy roja... demasiado—toca la mejilla de Nataly.

—Estoy bien, gracias—se sonroja. —Creo que ya debemos irnos... muchas gracias por ayudarnos...—toma a Johanna del brazo y piden un Uber.

—Claro, chicas...—responde.

—Hasta luego...—agrega Johanna antes de subir al auto.

El auto arranca y se dirigen a casa. —Ese tipo si te pego muy fuerte... y se nota demasiado en tu mejilla, solo esperemos que nuestros padres no lo noten—dice Johanna mientras saca su maquillaje. 

—Tranquila, no estarán aún...

—De igual forma puedo maquillarte un poco... así se disimula...—acerca la brocha.

—No, estoy bien así, lo único es que me duele y me arde, al final de cuentas si fue mala idea venir. Ese estupido si me pego algo fuerte.

—No tenemos la misma fuerza que cuando éramos hombres, agradezco que intentaras salvarme, pero fue algo arriesgado—comenta Johanna.

—No lo digas así, suena un poco humillante, aunque sea verdad. Y da igual, tenía que hacer algo porque ese tipo te estaba tocando, hay que dar gracias que Miguel llegó, no creí que en esta realidad existiera...—baja un poco el vidrio para tomar algo de aire.

—Aquí están todos, y nada cambio, solamente nosotros... o en este caso, nosotras—Johanna toma su teléfono y responde unos mensajes.

Nataly solo suspira mientras observa por la ventana.

30 minutos después...

Llegan a casa, bajan del auto y ven el auto de su padre.

—Parece que hoy llegó temprano...—apunta al auto.

—Ay no, entremos, lo más seguro es que esté ocupado en la cocina y tal vez ni nos vea entrar...—dice Nataly.

Caminan hacia la entrada y abren la puerta, lentamente la cierran y de pronto su padre aparece saliendo de la cocina.

—Chicas estaba...—observa la mejilla de Nataly. —¿Qué te paso?—pregunta mientras se acerca y toca su mejilla.

—Me caí... creo que es una de las desventajas de ser blanca, que algo como una caída se me noté... ¿no es así Johanna?—la mira, intentando desviar la atención hacia ella.

—Si... como todo, ventajas y desventajas...—responde mientras ve a su padre tocar la mejilla de Nataly.

—No en serio, dime que sucedió... dudo que tu hermana te haya pegado, y no te caíste, esto parece más a que alguien te haya dado una bofetada...—la ve a los ojos.

—Ay ya, pasamos por un lugar "peligroso" camino a casa, había un grupo de pervertidos, al parecer drogados, se nos acercaron, nos querían besar, uno de ellos me tomó en sus brazos así que mi dulce hermana lo empujó y escupió... claramente el chico se molestó y le lanzó una cachetada... por suerte, unos amigos llegaron y los otros chicos se fueron corriendo, además que unos policías se acercaban... eso pasó—Johanna aclara la situación.

—¡¿Por qué carajos se fueron a pie?! Tienen las tarjetas para pagar el Uber, que tan difícil es eso... algo peor pudo haber pasado y ustedes parecen tomarlo tan a la ligera, son unas chicas que en cierto aspecto están indefensas...

—¡No lo digas de esa forma!—interrumpe Nataly.

—Es lo que son, unas chicas, quizás no indefensas, pero dime, si un chico no puede defenderse de un grupo de maleantes, ¿qué creen que podrán hacer ustedes? Le diré a su madre de esto...—responde molesto.

Voltea a ver a Johanna. —desde luego quiero que me digas donde fue y a qué hora... mañana enviaré a alguien a buscar y vigilar a esos chicos—agrega.

—Estoy muy molesto, no se cual es la necesidad de desviarse por ese camino, les dijimos que podían salir con sus amigos, no es tan difícil acatar esas reglas... durante las próximas dos semanas sólo podrán salir para ir a la escuela y volver, nos aseguraremos que cumplan...—las ve a ambas. —Y Nataly... nada de salidas con tu novio mientras estes castigada. Se tendrá que esperar hasta el domingo...—se retira.

—Si papá...—Nataly toma su mochila y sube.

—Me parece un poco injusto... no volverá a pasar algo así, tranquilo...—Johanna protesta.

—Lo ven como si no fuese algo tan malo... ya tome mi decisión. Y desde ahorita te aviso, cuando tengas novio, también quiero conocerlo primero—se sienta y abre su laptop.

—Ahg... no puedo creerlo que me esté pasando esto—sube las escaleras y se dirige a su cuarto.

Ambas suben al cuarto, guardan sus mochilas y Nataly se coloca frente al espejo, revisando el color rojo de su mejilla. —Ay por favor, no se ve tanto...—dice mientras se ve en el espejo.

Johanna la ve —Lo que nuestro padre le molesta es que andábamos en un terreno peligroso... por eso se molestó tanto. Creo que nos ha dado tanta libertad y este incidente le hizo analizar de nuevo nuestra situación... adiós a permisos fáciles—ríe.

—Tu teléfono está vibrando... ¿te lo doy? Puede ser importante...—Johanna toma el teléfono de Nataly.

—Debe ser Karen... o Nicky... aunque lo dudo después del berrinche que me hizo por teléfono, no se que haré con ese niño...—baila los ojos.

Johanna ríe y le pasa el teléfono.

Nataly lo toma. —Genial... es Nicky... y a ti, ¿qué te da risa?...—pregunta antes de responder.

—Tu forma de hablar y actuar—ríe. —Eso me causa risa...

Nataly baila los ojos y suspira antes de responder.

Nicky: Hola, ¿Nataly?

Nataly: Soy su secretaria... es broma. Si, soy yo jaja

Nicky: Ahora entiendo porqué no querías que te llevara el día de hoy, tenías pensado irte con tu hermana a un barrio muy peligroso... ¿a quién ibas a ver?

Nataly: ¿Qué? No sé de que hablas...

Nicky: Si claro, Nataly. Un amigo te miro pasar por su privada, incluso me envió una foto. Es un chico al que le vendí droga, pero es de fia. Oh y espera, esa no es la mejor parte... te siguió y te miro con un grupo de chicos...

Nataly: Deben ser los chicos que nos acosaron y acorralaron...

Nicky: ¿Qué? No... me dijo que estabas hablando con uno de ellos, luego llegó un Uber por ustedes... ¿como qué acosando?

Nataly: Creo que esa parte no debías saberla...

Nicky: Déjate de estupideces y dime quien las acoso...

Nataly: Espera, espera... no me hables así o no te diré nada...

Nicky suspira.

Nicky: Necesito saber, amor...

Nataly: Un grupo de chicos nos siguieron... nos acosaron y después acorralaron. Tomaron a Johanna, yo empuje al chico que la tomo y la escupí... luego el me dio una cachetada, la cual dejó marca y encima me tiro sobre el suelo, después un grupo de chicos, llegaron, un conocido... lejano se podría decir... el nos ayudó y los chicos acosadores huyeron...

Nicky: ¡¿Pero por qué estabas ahí?!

Nataly: Tranquilo... solo acompañe a Johanna a buscar unas cosas, pero me quedo claro que no debo ir más para allá...

Nicky: Mañana mismo iré a esa zona y buscaré a esos chicos, irás conmigo y me dirás quienes eran...

Nataly: No, no haremos eso. Ya no quiero más problemas, Nicky. No volveré ir para allá...

Nicky: Esta bien... pero no te seguro nada. ¿Tú estás bien?

Nataly: Si, mi mejilla ya no se ve tan roja... y... cambiando de tema a algo más amistoso. El domingo mi papá te espera, está muy ansioso por conocerte jaja...

Nicky: Ay... fingiré actuar como un chico normal...

—¡Nataly!—grita Paola desde la cocina.

Nataly: Ay es mi mamá...

Nicky: Eso no suena bien jaja, hablamos luego...

Cuelga la llamada y baja a la sala.

—¿Mande? ¿Dónde estuviste?—pregunta mientras se acerca a ella.

—Mejor ve directo al regaño, ya sabes mi respuesta y papá te contó ya... evitémonos todo eso...

—¿Y Johanna?—pregunta su madre.

Johanna baja lentamente las escaleras y sonríe.

—Aquí estoy...

—¿Como se les ocurre irse solas a una colonia como esa?, ¿Cual fue el motivo para ir?

—Fuimos a casa de una amiga pero no estaba... así que pues regresamos y creo que el resto de la historia ya la sabes...—se sienta en el sofá.

—Se suponía que solo irían a la escuela, y si salían con amigas me avisarían, tú cuando no estás aquí, vas con tu novio...—dice la madre, mientras Nataly y Johanna están sentadas.

—No volverá a pasar...

—Claro que no volverá a pasar, estarán castigadas por 2 semanas, tal vez más...—interrumpe.

—Nos alejamos un poco y ustedes se descontrolan... chicas, ¿qué les paso? Nunca habíamos tenido problemas por algo como esto, nunca desobedecían las reglas, lo hacían, pero no lo hacían yéndose de excursión...

Johanna y Nataly se miran una a la otra.

La charla termina y suben a la habitación y se preparan para darse una ducha. Después bajan a cenar y finalmente se acuestan. Nataly impaciente por lo que le espera el domingo y Johanna meditando la situación actual.

Al día siguiente. Viernes.

Nataly Johanna van caminando hacia la salida de la escuela, pero Damián y Jacob las interceptan.

—Oye, ¿irás a la fiesta?–pregunta Damian.

Jacob sonríe. —Vamos Johanna se que irás... y tú también Nataly... son dos locas que no pueden faltar en la fiesta—ríe.

—No lo siento.. mi hermana y yo estaremos ocupadas... así que no podremos ir...—responde Johanna.

—Vanos Johanna... habías dicho que sí... ah es cierto, están castigadas...—agrega Damian con una sonrisa.

Nataly baila los ojos y Johanna se despiden, se dirigen al Uber y suben al auto.

—¿Te sientes atraída por ese, chico? Bueno... al menos no soy la única que se está volviendo loca en esta realidad...—Nataly se quita la mochila y la coloca a lado de ella.

Johanna sonríe.

Horas después, ambas chicas se encuentran en su cuarto, probando ropa.

—¿Deberíamos estar en esa fiesta?...—dice Johanna mientras se ve frente al espejo con un vestido color negro.

—Podríamos escaparnos de aquí e ir... yo también quiero ir, a comer—ríe. —Pero además ya son las 11, si llegáramos a ir quizás ya no habría nadie...—Nataly se ve interrumpida por un golpe en la ventana.

—Dudo que alguien haya tocado la ventana, esto es segundo piso...—dice Johanna mientras se acerca ala ventana y la abre para verificar que fue lo que la golpeó, pero se lleva la sorpresa de ver a Jacob allí.

—Ay, carajo... mi papá nos va matar ahora sí...—agrega Nataly.

—Johanna... me escape de la fiesta y pase por aquí... sal a charlar, igual dile a tu hermana que venga...—dice él.

—¡Oye!, ¿qué haces en el jardín de mi casa?—se escucha la voz de Alberto, el padre de ambas.

—Genial... vamos—toma a Nataly del brazo y bajan rápidamente.

¡Gracias por leer!

Me tarde en publicar porque estuve ocupado y aún no lo tenía terminado el capítulo. Espero les agrade.

Próximo capítulo: "Capítulo 8: Domingo familiar."

✌️