Han pasado cinco días desde que llegamos a esta zona. Tras unas colinas, volvió a cambiar el bosque. Ahora es más disperso. Tenemos que ir con cuidado. Si nos paramos en un claro, puede haber aves al acecho. Una serpiente que huía de nosotros fue atrapada con facilidad.
Por ahora, no los hemos encontrado. Pero ayer nos topamos con las primeras pistas. Alguien había estado en la misma cueva. Un día o dos antes. Había huellas a la salida, en la tierra. Sin embargo, en la vegetación las huellas desaparecían. Por ahora, seguimos esa dirección.
Encontramos una especie de antílope muerto. No hace mucho. Le han quitado los cuernos y el corazón. ¿Quizás el hígado? Es lo más valioso si no puedes o quieres cargarlo todo. Estamos sobre la pista. Si es que son ellos.
Algunos carroñeros se han apoderado del resto del cuerpo. Y los insectos. Ya no es aprovechable. Debe llevar unas cuantas horas muerto. Pero no creemos que más de un día. Nos alejamos de allí. En la dirección que suponemos que han tomado.
Llegamos a un pared de piedra. Hay muchas cuevas allí. Pronto oscurecerá. Las hermanas, Shi y yo nos dividimos para investigar. Pero sin perdernos de vista. Llamo a Rui también para ayudarme.
Al cabo de un rato, vuelve Yi. Recupera a Yu y Shi por el camino.
–Están allí– dice, señalando una cueva relativamente alta –. Jia Xu, Bai Xuan y Bai Wan.
Nos acercamos las gemelas y yo. Su rostro es difícil de leer. El resto se quedan en la Residencia por ahora. Preparadas.
La entrada es amplia. Luego se estrecha en un túnel. Hay trampas con alarmas a la entrada. Son fáciles de esquivar. Las del túnel no tanto. Se enterarán si queremos pasar. Pero podemos oírlos desde allí. Jia Xu lleva rato quejándose. Cada vez va a más.
–Este plano es inútil. No lo encontraremos– sigue protestando.
–No podemos rendirnos. Si lo encontramos podremos obtener muchos puntos. Más que nadie. Díselo, Xuan– asegura de nuevo Bai Wan, tímidamente, incluso parece asustada.
–Es cierto. Pero también que llevamos muchos días buscando. A este paso, no encontraremos nada– replica esta.
–Pero…
–Estoy cansado de buscar. Si no hay más aliciente, me voy– amenaza Jia Xu.
–¿Qué… Qué más quieres? Ya te llevas el 60%– casi suplica Bai Wan.
–Un hombre tiene necesidades. Y ya llevamos mucho tiempo aquí. Bai Xuan es la novia de mi hermano, pero tú estás libre. Sé que algunos te llaman gorda, pero yo te acepto así. No tiene que ser nada serio. Solo desahogarnos– declara este con descaro.
Miro a las hermanas de reojo. Están apretando los puños. Creo que están a punto de estallar.
–¿Cómo… Cómo puedes decir eso? Xuan…– le pide ayuda a su prima.
–Oh vamos, Wan. Solo es sexo. Lo disfrutarás. Es lo mejor para todos– la traiciona ella.
–No puedes… ¡Ah! ¡Suéltame! ¡Xuan, ayúdame!– grita asustada.
–Vamos, no seas estrecha. Te haré disfrutar– le oímos decir a él.
Yi no puede más y se levanta. La detengo. Si se dan cuenta, es fácil defenderse detrás del túnel. Llamo a Shi. Activamos una de las trampas.
–¿¡Quién está ahí!?– exige Jia Xu.
–¿Puede que sea una bestia?– sugiere Bai Xuan.
–Ah, hola… No sabíamos que había alguien aquí. Mi amiga y yo estamos buscando un sitio para pasar la noche antes de volver al campamento. ¿Os podemos acompañar? Estamos en la etapa siete. Sería más seguro estar juntos– explica Shi con voz inocente.
Es convincente. Casi me la creo. Espero que muerdan el anzuelo. Serían dos chicas con niveles asequibles para ellos. Y que vuelven, así que se supone que han logrado su objetivo. Debe ser tentador robarles. Y más para él. Seguro que está pensando en violarlas. Pero pasa un minuto y no dice nada. ¿Quizás no ha sido suficientemente tentador?
–¿Hola? Si os molestamos nos vamos…– fuerza Shi la situación.
–No, no. Pasad. Es un poco estrecho, pero se ensancha al final– finalmente se ofrece él.
–¡Perfecto! Un momento que llamo mi amiga.
No quiero arriesgar a ninguna. Así que llamo a Rong y la hago ir al frente. Le he devuelto su túnica de estudiante. Yo voy detrás. Al resto las he metido en la Residencia. Preparadas para salir. Hemos esperado el tiempo suficiente para poder invocarlas sin problemas.
Voy justo detrás de ella. No sé si querrá traicionarme. No importa. Estoy un poco agachado para que no me distingan. Hasta que entramos. Bai Wan está al fondo. Inconsciente. Bai Xue y Jia Xu están a los lados. Lanzan a Rong al suelo por sorpresa. Y van a por mí. Se sorprenden al ver que no soy "ella". Pero más cuando notan puntas afiladas clavándose en ellos.
–¡Aaaaaargh!– grita Jia Xu cuando su mano es atravesada por la daga de Yi, haciéndole soltar la espada.
Bai Xuan no tiene tiempo de gritar. Es zancadilleada y lanzada al suelo, con la daga de Yu amenazando su cuello. Su espada impacta con la roca. Yi le da un rodillazo en la entrepierna a Jia Xu. Cae también al suelo, dolorido.
Shi y Song están de apoyo. Shi recoge y mira las espadas. Se apropia de una para sustituir a su segunda.
–Yu… ¿Cómo…?– murmura Bai Xue, pero una bofetada la enmudece.
Yi retiene a Jia Xu en el suelo. Song un poco más allá, con la lanza apuntándole. Yo entro poco después. Llego hasta Rong.
–Parece que no tienes nada grave. Descansa.
La envío de vuelta. La han inmovilizado con un técnica que imbuye qi en puntos de acupuntura. Debería recuperarse en poco tiempo. Invoco a Liang para que revise a Bai Wan. Mientras, Yu interroga a su prima.
–¿Por qué quisiste matarnos? Primero los mandasteis a ellos. Luego quisiste envenenarnos. ¿Por qué?
–Vamos querida. Seguro que disfrutaste que te violaran…
–¡Plaf!
–Déjame– me acerco.
Yu la agarra del brazo, retorciéndoselo, inmovilizándola. Yo le pongo la mano sobre la cabeza. Uso qi para crearle un poderoso y agudo dolor en el oído. Ella grita.
Jia Xu se retuerce. Intenta liberarse. Song le atraviesa una pierna. Yi el brazo. Vuelve a gritar.
–Responde, o volverás a sentirlo– insiste Yu.
–No creas que… ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAARRRRGGGHHHH!!!!
–Podemos repetirlo todas las veces que queramos. No hay prisa– la amenaza.
–¿Eres estúpida o qué? ¿No es evidente? ¡No servís para nada! ¡Y la familia os envía recursos! ¡Es un desperdicio! ¡Mejor invertirlos en mí!– grita Bai Xue, fuera de sí.
–¿Solo por eso? ¿Por avaricia? Eres nuestra prima. Te queríamos…– dice Yi casi en un susurro desde el otro lado. Es evidente la tristeza en su voz.
–¿¡Primas!? ¿¡Avaricia!? ¡Sois solo basura! ¡Apenas podéis cultivar! ¡Una vergüenza para…! ¡¡¡¡AAAAARRRRGGGGhh!!!!
–¿Cómo te atreves a hablarles así…? La única basura eres tú– interrumpo, apretando los dientes, golpeando su cabeza contra el suelo.
Muy pocas veces me he sentido tan enfadado como ahora. Deseo simplemente arrancarle la cabeza. El dolor que le acabo de ocasionar no es suficientes para aliviar la ira.
––Kong–– me llaman las dos gemelas, sorprendidas pero con dulzura.
–Lo siento, me he dejado llevar– me disculpo al sentir sus miradas.
Ellas niegan con la cabeza. Me sonríen. Sus ojos ligeramente humedecidos.
–No vale la pena perder más tiempo con ellos. Quería torturarlos. Pero eso nos quitaría un tiempo precioso. No lo merecen– le dice Yi a su hermana.
–Me parece bien– responde Yu.
Les cortan el cuello antes de que puedan decir nada. La sangre llena sus gargantas. No pueden gritar. Mueren poco a poco. Ahogándose en su propia sangre. Sus ojos parecen decir que no se lo acaban de creer.
Sé que habían planeado diferentes torturas. Violarla a ella salvajemente. Quizás con mi ayuda, quizás no. Violarlo a él. Quizás metiéndole una lanza por el culo hasta que muriera. Cortarles dedos y brazos. Castrarlo. Al final, han decidido que no valía la pena. Que es mejor simplemente deshacerse de ellos.
Realmente, no sé si es lo mejor para ellas o no. Dicen que dejarse llevar por el odio puede ser contraproducente. Y las he visto llorar demasiadas veces. Ojalá supiera qué hacer. ¿Se arrepentirán? ¿O les ayudará a superar el dolor y la traición?
Se acercan a mí. Me besan las dos en las mejillas.
–Deshazte de los cadáveres, por favor. Guárdalos para tirárselo a alguna bestia. Me pide Yu,
Los guardo en el almacén. Las gemelas caminan hacia su otra prima. Se ha despertado. Las mira asustada. A todos. No sé cuánto ha presenciado.
–¿Nos dejáis a solas?– pide Yi.
Nos vamos y las dejamos con su otra prima. La que no estaban seguras si estaba con ellos. No lo parece. Pero supongo que quieren asegurarse. Además de que hay que decidir qué hacer con ella. Dejarla ir sin más sería peligroso.
—————
Aprovecho para follarme a las tres esclavas en la entrada. Lo hago más rápido que de costumbre. Sin recrearme. No se quejan. Rui incluso parece preocupada. Quizás lo imagino.
Luego llamo a las demás. Nos quedamos hablando. Preocupados. Cenamos un poco. Finalmente aparece Yi.
–Venid.
Entramos todos. Bai Wan nos mira. Especialmente a mí. No sé cuánto le han contado.
–Ha aceptado venir con nosotras. Se quedará en la Residencia. Nos ayudará con las hierbas. Le daremos todas. Intentaremos conseguirle un caldero para hacer píldoras y que continúe sus estudios. Y herramientas para refinar. Pero nada más. ¿De acuerdo?– me mira Yu. Luego mira a Shi.
Supongo que se refiere a nada de sexo. Me está bien. No quiero forzarla, me cae bien. Nos defendía. Y las gemelas me lo piden. Shi asiente.
–Por supuesto– respondo. Luego la miro a ella –. Pero tienes que aceptar someterte a mí.
–Lo… sé. Me lo han… contado– responde esta un poco roja.
Parece asustada. Tampoco es de extrañar. Han estado a punto de violarla. Luego han aparecido sus dos primas y han matado a la otra. Y no sé qué le han contado sobre mí, ellas y la Residencia… No debe ser fácil aceptar todo de golpe.
–Entonces, ¿aceptas?– insisto.
Ella asiente. Puedo notar que es suficiente. Aunque no por mucho.
–¿Queréis ir con ella? Le enseñáis un poco todo. Luego me decís cómo quiere la habitación– le pregunto a las hermanas.
–Sí, claro. Pero no te olvides de nosotras– responde Yi, forzando una sonrisa.
–¿Pu… Puedo llevarme mis hierbas?– me pide Bai Wan, vacilante.
–Claro. Pero si prefieres que las guarde, dímelo. Puedo dejarlas en un lugar donde no pasa el tiempo. Se mantendrán frescas. Solo tendrás que pedírmelas.
–¿¡De verdad!?– pregunta, abriendo los ojos. Luego tartamudea nerviosa –. Eh… Bue… Bueno… Ya te lo diré…
La envío a la Residencia con las gemelas. Frente a la habitación de ellas. No estoy seguro si es buena idea enviarlas dentro. Ellas la invitan a entrar. Luego se dan una vuelta. Parecen estar hablando más animadamente. A veces más serias. A veces incluso lloran. Supongo que estarán bien. Eso espero.
Mientras, lo hago con las tres. Bastante suave e íntimo. De alguna forma consolándonos. Estas últimas horas han sido intensas emocionalmente.
Al cabo de un rato, me traigo a Yi. Me estaba llamando. Creo una habitación como me pide. Aunque esta noche dormirán las dos con su prima. Llevo a Yu y Wan allí. Junto a las pertenencias de Wan.
Yi se queda un rato. Sentada sobre mí mientras follamos. Me besa y se mueve, muy intensa. Casi brusca. Casi con desesperación.
A las demás las he devuelto. Están hablando con la recién llegada. Esta casi llora emocionada cuando le dan todas las plantas que tenían sus dos excompañeros. Supongo que no lo esperaba. Por mucho que las gemelas lo hubieran dicho.
Luego cambio a Yu. Me pide que sea bastante intenso. Tumbada boca arriba. Y que no deje de abrazarla. No ha sido fácil para ellas. No sé que les costará superarlo. Estoy casi seguro de que mañana estarán como siempre. Pero no sé cómo lo llevarán por dentro.
–¿Que pasa?– me pregunta Yu.
Está aún abrazada a mí. Recuperándose. Me he reído de repente.
–Lo siento. Es que… Rayitas ha gruñido a tu prima. Y ella se ha asustado bastante. Les ha costado calmarla. Pero ha sido bastante gracioso– le cuento.
–Está muy mal espiarlas– me regaña.
–¿No será que te molesta no poderlo ver?
Ella se ríe. Yo me la quedo mirando
–¿Qué pasa?– vuelve a preguntar cuando se da cuenta de que la miro fijamente.
–Me gusta verte reír.
–Ton…to…– susurra escondiendo la cabeza en mi pecho.
Le beso la cabeza mientras llora. Como ha hecho antes su hermana. No digo nada. Solo la abrazo. Sus heridas nunca se habían acabado de curar. Y ahora se han reabierto. Me pregunto si cuando acabemos con el último se cerrarán por completo. O si el tiempo lo hará. Me gustaría hacer más. Pero no sé qué.
Me quedo abrazándola un buen rato. Hasta que me pide que la devuelva. Luego me traigo al resto.
Me quedo durmiendo con Liang y Song, mientas Shi vigila. Las tres primas duermen juntas. Bueno, están hablando. Supongo que se dormirán. A mí se me cierran los ojos. Mañana tendremos que decidir qué vamos a hacer a partir de ahora.