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Promesa cumplida

Me estoy preguntando si Lin Tao habrá cambiado de idea desde la semana pasada. Lo sabré dentro de un rato. La tienda cerrará en menos de media hora. Yo entro para vender y que sepan que estoy aquí,

–¡Plaf!

–Tao'er, estás muy nerviosa hoy. ¿Te pasa algo?– le pregunta su clienta.

A Lin Tao se le ha caído un paquete. No sé muy bien si se le ha resbalado o qué ha sucedido.

–Estoy bien. Solo ha sido un accidente, madam– se disculpa ella.

La cliente mira a Guo Xua. Esta se encoge de hombros y niega con la cabeza. Cuando la clienta suspira y se vuelve hacia Lin Tao, Guo Xua me sonríe. Mientras, su clienta revisa el material que ha comprado. Solo es un instante. Sé que luego me sonreirá más.

La clienta observa a Lin Tao entre extrañada y curiosa. Sin duda, la conoce. Noto que está más torpe hoy, y ella debe preguntarse por qué. Puede que no haya cambiado de opinión, y está nerviosa por ello.

Parece que tiene bastante trabajo aún con esa clienta. Así que me atiende Guo Xua. Muy profesional. Sin que se le escape más que un guiño cuando sabe que la clienta no mira. Mmm. ¿No es una de las concubinas? Así tapado no puede reconocerme. No sé si se acordaría de mí. El guardaespaldas de quienes le vendieron el antídoto y le revelaron la conspiración. Mejor no averiguarlo.

Cuando me voy, aún está atendiéndola. Veo que Guo Xua va a ayudar. De hecho, la clienta acaba saliendo después de la hora de cerrar.

Espero un poco. Me aseguro de que nadie me vigile antes de acercarme por el lateral y llamar.

Guo Xua me abre. Cierro la puerta tras de mí. La cojo. La atraigo hacia mí. La beso. Me lo devuelve apasionada. Se deja coger en brazos. Casi me lo pide. Melosa. La subo a la habitación. No hay nadie.

–¿Y Lin Tao?– pregunto, extrañado.

–Luego. Ahora eres solo mío– me responde misterios y seductora.

No pregunto más. Hago lo que pide su mirada. Expongo su excitado cuerpo. Lo beso de arriba abajo. A veces succionando su piel. Mientras mis manos la acarician. La estimulan. Sus muslos. Sus pechos. Su clítoris. Su ombligo. Su cuello. Sus orejas. Su cuello. Su barbilla. Incluso le doy la vuelta para seguir estimulándola por la espalda.

Cuando está punto de llegar al orgasmo, la penetro. Se corre en ese momento.

–¡¡¡¡AAAAAAAAAAAaaaahhhhHHHHH!!!!– gime descontrolada, con mi miembro en su interior.

Espero a que sus convulsiones amainen. Mientras la beso con suavidad. Ella acostada en la cama bocabajo. Yo sobre ella.

Empiezo a moverme. A entrar y salir de ella. Aplastando sus nalgas a cada embestida. Una de mis manos por debajo de su cuerpo. Estimulando su clítoris. La otra juega con su cabello. Acaricia sus orejas. Su mejilla. Antes y después de un beso.

La follo ni muy suave ni muy salvaje. Entrando y saliendo. Moviéndome a veces en círculo. Sin dejar de acariciarla. De estimularla. De susurrarle al oído

–Eres preciosa.

–Me encanta estar dentro de ti.

–¿Más rápido?

–Parece que estás cerca.

Ella a veces me responde. Otras solo gime. Sus brazos medio estirados hacia arriba. Totalmente rendida a mí. Disfrutando del placer. Estremeciéndose a cada embestida. Cada vez más. Me aseguro de que esté al borde del orgasmo durante unas embestidas.

–¡¡¡Aaaaaaahhh!!! ¡Más! ¡Hazme correrme! ¡¡Aaaaaaah!! ¡Asiiií! ¡¡¡Aaaaaaahhhh!!! ¡¡¡¡¡¡¡HHHHHHHHHHAAAAAAAAAAaaaaaaahahhHHHH!!!!!!

No dejo de moverme mientras se corre. Mientras su interior vibra y me aprieta. Mientras eyaculo en su interior.

Salgo de ella y la hago volverse. Su boca entreabierta. Su lengua medio fuera. Sus ojos húmedos, del extremo placer. Sonrojada del esfuerzo. Se quiere cubrir la cara.

–¡Aaaaah! No me mires ahora… Aaaahhh– me pide, inusualmente tímida.

–Estás preciosa. Muy sensual– le aseguro.

Cojo sus manos. Impidiendo que se tape. Lo hago con suavidad. No se resiste. La beso durante un buen rato. Mientras jugueteo con sus pechos. Los he tenido hoy muy abandonados. Me habrán echado de menos

–Lin Tao está abajo. Esperándote. No ha cambiado de idea– me revela un rato después, ya más calmada –. Ves a verla. Ella lo quería así.

No la acabo de entender. Pero le hago caso. Bajo. Desnudo. Mis ropas guardadas en el Almacén. Llevo un anillo para disimular.

Me encuentro a Lin Tao atada sobre el mostrador. Bocabajo. Como la primera vez. Vendada. Amordazada. Sus pies en el suelo.

Μe acerco. No digo nada. Pero seguro que puede oír mis pasos. Le acaricio los muslos. Se estremece. Subo poco a poco. Llego hasta sus nalgas. Bajo a su entrepierna. Oh, vaya.

–¿Ya estás mojada? Eres bastante pervertida, ¿verdad?– la acuso.

Ella no responde. Claro que no puede. Así que me doy la vuelta. Le quito la mordaza. Me agacho. Acerco mis labios. La beso. Ella responde apasionada. Nos separamos. Nuestra saliva cae sobre el mostrador.

–Mientras estés atada me vas a llamar Amo, ¿entendido?– le ordeno.

–Sí, Amo– responde ella, obediente.

–Quiero oírte decir qué quieres y cómo quieres que te folle– exijo.

Su rostro toma un tinte más rojizo. Aunque a pesar de ello responde.

–Quiero que Amo me deje embarazada. Que lo haga follándome como la primera vez. Atada. Quiero ser toda suya– asegura.

–¿Te excita que te folle atada?– le fuerzo a confesar.

–Sí… Amo…– no tiene más remedio que contestar. Lo hace un poco reluctante.

–¿También que te pegue?– continúo.

No estoy seguro si es como Fen Huan. A ver qué dice.

–Si no duele. El dolor no me gusta… Amo… Por favor– casi me suplica.

–De acuerdo. Ahora bien, si quieres un hijo, vas a tener que ganártelo.

–Sí, Amo– asiente.

Inmediatamente, comienza a chupar mi miembro. A introducirlo en su boca. A pasar la lengua por toda su extensión. En especial por la punta. Va mejorando. Aunque aún le falta para llegar al nivel de Ning o Rui.

Yo la cojo del pelo. Aunque no muy fuerte. Sin forzarla. Apartándoselo de la cara. Disfrutando del servicio. Dejando que el placer se acumule. Corriéndome en su boca. Haciendo que se lo trague. Que se relama. Que me vuelva a chupar hasta que está de nuevo erecto.

Luego me pongo detrás. Acaricio su entrada con mi miembro.

–Si lo quieres, pídelo claramente. No te voy a amordazar. Quiero oírte gritar– la provoco.

–Aaahh. Amo. Fóllame. Méteme tu polla en mi coño. Lléname de tu semilla. Por favor, Amo– casi me suplica –¡¡Aaaaaaahhhh!!

Gime cuando la penetro. Y sigue gimiendo a cada embestida. Incluso cuando le azoto las nalgas. Con suavidad. No quiero hacerle daño si no le gusta el dolor.

–¡¡¡AAAAAahhhhh!!! ¡Amo! ¡Más fuerte! ¡¡Úsame!! ¡¡Lléname! ¡¡¡¡AAAAAAAAAaaahhhhhhh!!!! ¡Hazme tuya! ¡Dame un hijo! ¡¡Aaaaaah!!

La follo empotrándola contra el mostrador. A ratos cojo sus nalgas. A veces su pelo. Haciéndole alzar la mirada. Bueno, sus ojos vendados.

–Aaahh. Hay gente fuera caminando. ¿Y si te vieran siendo follada así?– la provoco.

–¡¡¡AAAAaaaaahhHHh!!! ¡¡Nooo!! ¡No podía volver salir! ¡¡¡AAAAAaaaahhhh!!!– se asusta.

Me aprieta un poco más. La excita, pero no al nivel de Guo Xua. Y aún menos de su hija. Hai es muy exhibicionista.

Puedo sentir que está preparada. A diferencia de otras ocasiones, hay Yin en su útero. Ese por supuesto no se lo he absorbido. Está esperando a mi Yang. Puedo notar como se entrelazan cuando la lleno y lo dirijo. Mientras ella gime de placer. Como empieza a fluctuar débilmente.

Como en el caso de Guo Xua, ayudo a que el Yang predomine. Se supone que así será niño. De hecho, es lo que percibo en la madre de Hai. Aunque es pronto para estar completamente seguro. Lo que sí sé es que he cumplido mi promesa.

–Ahora vuelvo– le susurro.

–Aaaaah. Sí, Amo– asiente ella, cansada.

Salgo de su interior. Me alejo de ella despacio. Me acerco a las escaleras sin hacer ruido. Entonces, me muevo rápido. Tapando a Guo Xua la boca. Cogiéndola de la cintura. Ella se queda quieta, sorprendida.

–Has sido muy mala. Mereces un castigo– le susurro sugerente.

Ella enrojece. Ha estado espiándonos. La he pillado in fraganti. La cojo en brazos. La llevo junto a Lin Tao. La pongo también sobre el mostrador. La amordazo. Aunque no la ato ni la vendo. Con la otra mano, estimulo el ano de Lin Tao.

–Con suerte, estarás embarazada. Si no, lo intentaremos la próxima semana otra vez. Si quieres que use tu otro agujero, pídelo– provoco de nuevo a la sirvienta, mientras juego con las nalgas de su señora.

–Amo, agujeréame el culo, por favor. Todos mis agujeros son tuyos– responde sumisa y excitada.

Así que la penetro analmente. Después de lubricarla. Con una mano también penetro a Guo Xua. Parece excitada. Incluso cuando la sacudo suavemente para "castigarla" por su travesura.

–No sé que pensaría esa pareja si nos vieran– digo en voz alta.

Guo Xua mira al frente. Hay una pareja parada frente a la tienda. Señalando el cartel del horario. La barrera les impide ver dentro. Puedo notar como su vagina se contrae alrededor de mis dedos. Muy excitada. También Lin Tao, aunque con más miedo que excitación.

La lleno. Luego hago que me limpie. También uso la boca de Guo Xua. A la que penetro después. Vaginalmente. Con qi, es fácil para ella absorber el semen de antes. O limpiarlo.

Gime ahogadamente por la mordaza. Lin Tao no puede verla. Y está siendo penetrada por mi mano por los dos agujeros. Aunque dudo que no sospeche.

Me las quedo mirando después de llenar a Guo Xua de nuevo. Las dos agotadas. Jadeando. Sobre el mostrador. Sus nalgas ligeramente rojizas.

Las beso una tras otra. Aunque no desato a Lin Tao. Se lo dejo a su señora. A la que estoy un rato besando. Mientras Lin Tao me limpia y se vuelve a tragar mi semen.

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Mientras vuelvo, se me pasa por la cabeza la imagen de Pu Rong sobre el mostrador. Sus enormes pechos chafados. Su enorme culo a mi disposición. Así que la llamo y la follo sobre la mesa cuando llego. Aunque no le toque. Es la única a la que solo la follo una vez al día.

Ella gime y lo disfruta. Aunque sigue sin ser mía del todo. Supongo que me sigue odiando a la vez que está sometida. Como sea, su agujero es delicioso.

Para variar, a Bronceada la follo muy dulcemente. Junto a Rui. Las dos sirviéndome. Apasionadas. Turnándose. Desde que la lealtad de Bronceada es absoluta, se llevan muy bien. Suelen entrenar juntas. Más de una vez, las veo hablar. Incluso reír. A veces se une Ning. Rong, rara vez.

No dudan en besarse cuando se lo digo. Mientras una me monta y a la otra le lamo el clítoris. Son realmente obedientes. Leales. Sensuales. Apasionadas.

Las chicas las han medio perdonado. Incluso se abrían a la idea de que dejaran de ser esclavas. De aceptarlas entre ellas. Aunque no todas estaban del todo convencidas. Lo que más me ha sorprendido es que ellas mismas se negaran.

–Yo quiero seguir siendo la mascota de Amo. Serviré a Amas como quieran– dijo Rui.

–Soy de Amo. Para que me use como quiera– aseguró Bronceada.

Bueno, tampoco me quejo. Es conveniente poder usarlas a mi voluntad. A Ning ni se lo he planteado.

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Al día siguiente, recojo a las gemelas después de copiar las páginas. Cuando las devuelvo a la Residencia, veo que van a Liang a enseñarle algunas flechas. Hay de varios tipos. Liang las abraza. Aunque no se pone a practicar con ellas. Tiene primero que acabar de dominar los fundamentos. Ha estado practicando siguiendo las directrices que le pasaron de la instructora. Estaba ilusionada. Nota que va mejorando.

No es lo único que han comprado. Hay algunos ingredientes de cocina. Espero que no haya mucho picante. También han comprado más gemas de memoria vacías. No sé si quiero saber para qué. No preguntaré. Me lo dirán de todas formas si quieren. O me lo ocultarán aunque pregunte si no es el caso.

También han comprado algunas plantas para Wan. Alternamos entre ellas y yo para comprar. Ellas suelen comprar de otro tipo. Así queremos llamar menos la atención.

Han conseguido un par de gemas de memoria con entrenamientos grabados. De espada y hacha. Había más, pero eran muy caras. No han querido comprarlas. Solo estas que estaban baratas. No hay más que movimientos muy básicos. A la mayoría no le interesan. Pueden ir al instructor para eso. Pero es precisamente lo que les hace falta a ellas.

Dicen que de momento están bien para probar. Además, las otras eran caras porque mostraban técnicas. No nos interesan por ahora. Estaremos atentos. Si aparecen otras, nos haremos con ellas.

Shi se ha sentado. Con las piernas cruzadas. Con los ojos cerrados. Muy seria. Y muy sexy. Revisando la gema que han comprado las gemelas. Espero que le sea útil. Seguro que luego nos cuenta sus impresiones.

Song está ojeando la de hacha. Le sería útil a Hong, pero es pronto para ella. De hecho, la han comprado solo porque estaba "tirada de precio". O eso han asegurado. De aquí a unos meses, supongo que le servirá.