Roxana no sentía que estaba en un nuevo mundo solo porque literalmente lo estaba, sino también por la compañía que tenía. No podía recordar haber tenido una amiga antes. Bueno, excepto cuando pensó que Fanny era mujer, pero realmente estar con una mujer y hablar de cosas femeninas. Lo que sea que eso significara.
Ya podía notar mirando a su alrededor lo que Angélica quería decir con que los demonios tenían diferente vestimenta. Esto era más revelador de lo que ella se sentía cómoda y ella ni siquiera era una persona a la que le importara mucho vestirse apropiadamente.
—Lo sé. Yo tampoco me he acostumbrado del todo —dijo Angélica refiriéndose a la ropa.
Roxana asintió. —Bueno, entonces puedes imaginar cómo me sentiré yo que a menudo uso ropa de hombre.
Angélica se rió. —No tenemos que probar si no quieres.
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